(Onésimo Evans)
El nadador nada,
nada entre cardúmenes, cadáveres.
De lo que conoce nada lo anonada.
Y de lo que no conoce casi nada.
Confía en su armadura, en su armazón,
en el manejo de las armas que conoce.
El conocimiento es un arma
y sirve para reconocer al enemigo
(el enemigo puede ser un experto
nadador que nada armado)
Con conocimiento, avanza
con disciplinada displicencia
entre las ciencias blandas y las duras,
nada a conciencia, en esas aguas seminales.
El nadador blande su alma,
(dura o blanda según las circunstancias,
como su glande)
con la confianza del conocedor
y la fe que provée el armamento provisto.
El nadador avanza:
sabe nadar su alma en aguas turbias,
calmas, estancadas o agitadas, profundas
cenagosas o servidas.
La vida es lo que nadas,
se anima mientras nada.
No piensa en lo nadado ni calcula
lo a nadar: Sabe que nada, es todo
lo que necesita saber para nadar
sin que nada lo anonade.
El nadador armado nada teme,
sólo avanza, sin novedad
y en avanzado estado, se arenga
repitiendo: ¡Vamos, que todavía
no hemos nadado nada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario