(Tomás Lovano)
Me olvidé de babear
rezaba en comunión perfecta
ante un receptáculo de voces
altamente comunitarias
Me olvidé de volver
a velar lo ya velado
y a beber lo ya bebido,
rozaba la plegaria del deseoso
reseteado:
de restos de rezos descompuestos
armamos la oración
que audaz se eleva
sólo bajo receta.
Me olvidé de rezar
Me olvidé de repetir
Me olvidé de archivar y publicar
Me olvidé de alistarme y registrarme
(Puede ser que incurra en algún olvido
involuntario, o más)
No respondo preguntas
no deseadas
Por el momento no deseo
otra cosa:
rezaba aquella copla que vivaba
y olvidaba sin solución de continuidad
Me olvidé el archivo en el bidet
entre los víveres del baño
y el rebaño de cadáveres sin procesar
(la procesión va por dentro: la cara
vana pasa de un estado a otro)
Me olvidaba: Ví a dios babearse
en un video (no lo copié, me olvidé,
pero existir existe, como que hay Dios.
Aunque no se consigue quien lo edite)
Ante la imagen divina
me olvidé de rezar, pero ya pasó,
ya lo olvidé: puede pasar
y volver a pasar: todo está guardado
en la memoria, desde nuestras
babas primordiales.
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