lunes, 15 de noviembre de 2021

Todo juego es sospechoso

 

(Onésimo Evans)

 

El poema fluye
a través de las palabras que lo ocupan.

No existe por fuera de ellas, esos signos
arbitrarios aptos para ocupar cualquier
vacío.

El poema, puede existir en silencio
y cursarlo con fluidez, pero no puede
prescindir de palabras:  son su materia
contante y sonante.

Se las puede medir, contar, adulterar,
malversar y poco más  (Podría inventar
una palabra, adoptarla, solventarla,
patentarla y defenderla hasta perder
la vida.  O limitarme a jugar con ella:
los poemas son juegos de palabras,
gozamos de libertad para jugar, a
sabiendas que todo juego está compuesto
de límites. Los juegos son secuencias que
se repiten, observando ciertas pautas
aceptadas por los o él jugador ocasional
-hay juegos que sólo se pueden jugar solo-

Secuencias, como las palabras
que ocupan el poema:  secuencias
que suceden dentro de sus límites,
siendo parte de una continuidad que
lo excede y determina)

Materia intangible, fungible,
recurso renovable y substancia
sospechosa: toda palabra significa
más de lo que dice, aunque diga otra cosa.

Materia cuya vigencia permanece,
se extiende más allá de los cuerpos
y sobrevive al poema acabado,
y a todos los poemas.

El poema logrado, sabe
reconocer sus límites:

No espera milagros,
ni ofrece otra conclusión.

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