jueves, 28 de abril de 2022

Por qué no escribo

 

(Ricardo Mansoler)

 

No es posible hablar de la muerte

sin haberla vivido.

Por eso nunca escribo sobre eso.


¿Eso es más que ésto?

¿o no?


La relación de fuerzas y magnitudes

es una condición semántica

parcialmente revelada, para una conciencia

media, normal, que sabe lo que mide.


Medir es algo normal, como morir

dentro del Orden Natural, aún cuando no

sea por causas naturales:


En la relación de fuerzas, las causas

naturales podrían ser superadas.


¿Hay algo que no podamos superar?


No parece, salvo la muerte,

que es lo único seguro: eso,

sólo eso; el resto está en veremos:


Hay nuevas medidas que adoptar.



II

Las causas naturales nunca mueren,

pero a la luz del conocimiento

y con el paso de las generaciones,

llegará ese día en que poder hablar

de aquella con total normalidad,

sea algo común, banal y natural.


Por eso, yo prefiero esperar: No hablo

de la muerte, sólo la nombro para ir

familiarizándome, mientras escribo

sobre otras cosas que tampoco conozco

demasiado.



III

No escribo nunca sobre la muerte,

ni hablo. Prefiero hablar de sueños:

Sólo los vivos soñamos (y tal vez,

no todos)


Mis sueños se van poblando

de personas muertas, algo natural:

con el tiempo, cambia la relación

de fuerzas y conocemos más muertos

que vivos.


(Ella entra por ahí, va colonizando

el sueño de quienes tenemos más años

que sueños)


No, nunca hablo de la muerte.

Es preciso vivirla, cada muerte es única

y cada cual la vive a su modo, como puede,

no se puede saber.


Yo hago lo mío, no hablo sin saber

(y no me gusta hablar de mi)


martes, 26 de abril de 2022

Cultivos inorgánicos: El hábito

 

(Asensio Escalante)

 

¿Cuántos hábitos necesita un hombre

promediado en los tiempos que corren?


No contamos con una respuesta taxativa

o satisfactoria para todos: Es difícil

satisfacer a todos, aunque correr es un

buen hábito.


No todos estamos en condiciones de correr,

pero sí de seguir cultivando y acumulando

hábitos:


El hábito de acumular, no nos abandona

(Hay nuevos hábitos disponibles)


Incorporamos nuevos hábitos, que pueden

reemplazar a otros, o no. Los hay que pueden

prolongarse en el tiempo y envejecer a la par

nuestra: Algunos, considerados saludables,

ayudarían a envejecer con alguna dignidad.


Hay hábitos placenteros, dudosos y nocivos;

todos pueden evolucionar en vicio.


Pero siempre es posible incorporar otro,

a sabiendas que podría ser el último.


El hábito de procrastinar, tiene sus ventajas

para aquellos que dudan a la hora de decidir

entre los hábitos cultivables.


lunes, 25 de abril de 2022

El arte sano de meditar en vano

 

(Remigio Remington)

 

No muerdas el colmillo del gusano

que convalece en tu costado

sin amortizar.


No ames lo que no debas.


No te comas las escamas del escualo.

Medita sin embargo, en los dos

crepúsculos simétricos.


Despega el orden numeroso

que te habita y procura que comas

sus excesos, sin despejar ni dudar.


No medites cuando comas.

No te comas el amague de la hoja,

la finta del esfínter que se aloja

en lo que elijas.


No eres mago ni varita,

benditas las escamas que el comensal

no come ni consagra.


No sales la carne que no comas,

sal con moderación de lo que encare

tu carne: la carne se encarece y

enrarece con el uso, no hagas carne

con el hábito ajeno e inútil.


No te santigües dos veces

en el mismo lupanar.


No comentes las faltas que cometes

con el prójimo: Puede que ignore

más de lo que ignoras (Somos lo

que ignoramos, sólo eso nos iguala: luego

no hay pares ni paridad posible)


No descartes nada, más sírvete

lo justo.


Medita hacia el centro,

el esqueje es escuálido, humilde

y diminuto. Más confía en lo que es

y contiene la energía que necesita

(como ésta que malogra tu poema

descendiendo por la hoja que lo

aloja)


Medita en tus diminutivos.

El sibarita no come cualquier cosa:


No te comas las comas, las fintas

y amagues infinitos, del tiempo.


No te comas ni te dejes comer,

a menos que sea absolutamente

necesario al juego de tu comercio

natural, en su justa medida.



sábado, 23 de abril de 2022

Relamer de peces

 

(Aquino Lamas)

 

¡Oh, lenguas!

¡Oh, manglares del magma primordial!

Lenguas madres, comadres y madrinas,

lenguas viperinas, leporinas. Lenguas

de ultramar y lenguas submarinas

nadando aguas extintas.


Lenguas que se anulan y reemplazan

unas a otras, buscando una utilidad más

verdadera, verdades que perduren

como valores imperecederos.


Lenguas incunables

acunan el sueño de los justos.

Lenguas olvidadas, cuyos restos

velan el presente de los vivos

y su bullicio efímero. Lenguas

que supieron olvidarnos.


II

La lengua contiene todos los deseos

pasados y futuros. Deseamos con

la lengua, hay deseo aún en los bordes

de la lengua.


Una lengua es emanación del alma

en emisión, la lengua nos contiene

y emite a imagen semejanza.


La lengua es orden, tejido, voluntad

húmeda y exceso.


III

La lengua es pródiga en oportunidades

emotivas, especulativas, asociativas,

lubricantes, copulativas y depurativas.


Ella explica todo lo que somos

y una buena parte de lo que no somos.


Se adapta a cualquier causa

con naturalidad y eficacia dignas

de mejores causas.


Sin ella, no sabríamos diferenciarnos

mucho de otros animales: Nos hizo

saber que somos una especie única

(como todas), pero sólo nosotros somos

capaces de transformar la realidad y

producir metáforas, mal que nos pese.



IV

Los peces no tienen lengua

-salvo el lenguado-

aunque no acusan problemas

de comunicación, o bien, no

pueden expresarlo.


Todos sus conflictos se licúan

en el agua, son hidrosolubles:

Creen que la vida empieza y termina

en el agua. Desconocen que no es un

recurso renovable y nadan con

indiferencia, en distintos niveles.


Mientras están vivos, pueden nadar

contra la corriente. Pero su conciencia

baja y sumergida no produce nada

interesante: Los peces, sólo pueden

producir más peces.


V

El lenguado es un pez raro, con los

ojos del mismo lado. No son para

confiar quienes miran de costado.


Dejando de lado esa anomalía, los

peces no tienen lengua ni miembros;

No necesitan. Les basta la boca para

dar cuenta de su metabolismo, ahí

está todo: se vive y se muere por la

boca, sin otra vocación.


Según estudios, algunos tendrían su

propio lenguaje, que todavía no ha sido

descifrado. No es algo que nos desvele:

¿Qué valor o utilidad podría tener

lo que nos diga un pez?


VI

Entre nosotros, hay poetas que tienen

un lenguaje propio y cuesta descifrar.

No nos conmueve ni desvela:

¿Qué interés puede haber en lo que diga

un poeta?

Son capaces de cualquier cosa, llevan

vidas licenciosas, no respetan límites

y se valen de licencias poéticas: Se les

permite el vicio retórico como recurso

y todos los vicios conocidos.


Hay que sospechar de los poetas

no reconocidos. Cualquiera puede ejercer

como tal: un analfabeto, un ciego, un

desertor, un cantautor, un desquiciado

y hasta un empleado de seguros.


Lo seguro es que son todos autodidactas,

ninguna institución pública o privada

otorga títulos ni enseña a hacer poemas.


Hay tanto poeta dudoso como improvisado.

La improvisación no tiene los días contados,

por el contrario, crece y se expande como un

virus.


La lengua es generosa, se ofrece a todos

por igual y está siempre disponible a los

excesos.


Unos pocos leyeron a Homero, a Virgilio,

a Dante, y creen que es bastante.

La mayoría no llega a eso, leen por encima

lo que otros escriben sobre aquellos, y se

lanzan a la arena con sus propios recursos:

Copian, imitan, roban, según la edad y la

memoria, y citan al azar para exhibir una

supuesta erudición.


El verdadero poeta es más humilde

-nadie más humilde que un poeta:

esta frase no me pertenece-


No ostenta lo que sabe ni se excita

citando a otros. Sabe que no hay

lecturas suficientes y no espera ser

reconocido por lo que hace, ni por lo

que no hace. No se reconoce.


No deja de leer a otros poetas,

incluso a los que nadie lee.


VII

Los poetas de hoy casi no leen,

pero nunca confesarían

que se volcaron a la escritura

como lectores fracasados.


Yo no tengo reparo en confesarlo,

aunque no soy un poeta confesional.

Pero ya lo hice en otro poema

que no voy a citar: No recuerdo su

título. Para citar hay que tener memoria.


No necesito vengarme de todo

lo que no leí -he leído poco,

me he cansado mucho-


Sigo observando la lengua

del lenguado.


jueves, 21 de abril de 2022

Colación

(Senecio Loserman)


Colaba Ester su colación,

oía a Ester colar,

su colación colándose

rodeado de ruido ajeno

(se colaba entre los filtros

de la percepción gruesa)

entorpeciendo los sentidos

propios.


No era posible permanecer ajeno

ni hacer causa común

con la dispersión de sonidos no

deseados que terciaban

en el colar de Ester, ajena a esta

secuela que trajo a colación

su colación colándose.


Calcé mi causa, ya desierta

y me puse a disposición

de la injusticia:


Ya es tiempo de colaborar,

me hice saber entre las coles

y el estiércol de los caracoles

que celebran la humedad.


Ya no oigo a Ester colando

ni percibo otros sonidos


¿Habrá acabado?

Nocturno con ruiseñor

 

(Ricardo Mansoler)

 

El ruiseñor canta a la noche.

En la noche no hay viejos

que recuerden otras noches,

otros cantos.


En la noche no hay fin

para el viajero.

La noche es joven,

los viejos no suelen

salir de noche.


Nadie sale de su noche

a buscar un bosque

(Sólo el ruiseñor canta en

la noche)


En la noche yo me sé,

los zorzales no salen de noche;

descansan en sus ramas que

se mecen.


Más no está muerta la noche,

ese bosque habitado por árboles

con su castillo deshabitado,

enorme, la noche ramifica

para que reine el ruiseñor,

(The Nightingale)


con sus ojos brillantes centelleando

a la luz del gusano de la noche,

más sano que la menguante luna.


Yo no le canto a la luna,

señora, prefiero oír el canto

del ruiseñor, imaginarlo

mientras velo los restos

de la noche insana.

 

 

(Intervención sobre el poema de Samuel Taylor Coleridge: Ruiseñor)


sábado, 16 de abril de 2022

El lince y el lince

 

(Asensio Escalante)

 

Ya senil, el lince

permanece lince.


Luce altivo, los años no mermaron

su arrogancia, su prestancia ni el

respeto de sus pares.


La juventud se pierde a una velocidad,

como la vida y el deseo. La dignidad

no se resigna a abandonar el cuerpo,

aunque pierda algunas prestaciones.


(Un cuerpo es sólo forma, movimiento,

errancia y sujeción a un ritmo. No hay

ninguno más o menos digno, todos

llevan a la muerte)


Todavía puede lanzarse y alcanzar

su presa: Mientras haya una presa

la carrera del lince no se acaba (como

la del lector que salta de un lado a otro

y vuelve a leer a Céline para viajar, ya

viejo al fin de la noche)


Todavía puede lanzarse y alcanzar

su presa como Dios manda, su instinto

lo sabe.


Cuando no pueda, perecerá de hambre

u otra causa natural. La dignidad lo seguirá

hasta ahí, innegociable, hasta que no haya

nada que negociar.


Un lince joven se le acerca, lo observa

con respeto; no lo envidia pero sabe:

siempre hay algo que aprender ante el

espejo, el agua, el tiempo acumulado

y consumido.


(El otro piensa en silencio:

Puedo explicarte el compás

pero no seguirte el ritmo)


El estado de ocupación

 (Horacio Ruminal)


Es sabido que el saber no ocupa lugar,

u ocupa poco: un espacio irrelevante

en la memoria del que sabe.


No hay muchos lugares sin ocupar,

es sabido: la evolución histórica no

deja de producir nuevas ocupaciones

y expande el coeficiente de nuestra

capacidad ocupada.


Cada vez ocupamos más (a la vez que

aumenta la preocupación por los índices

de desocupación)


No sabemos cuando ni donde termina

esta ocupación, ni la expansión que

nos ocupa.


Se sabe poco de los lugares no ocupados,

es ocioso abundar: tenemos que atender

nuestras ocupaciones.


Pero sabemos que la producción

de conocimiento no se detiene, ni conoce

límites. Los límites son siempre arbitrarios

y provisorios, como toda creación humana

y casi todas las verdades:


La naturaleza expansiva no respeta límites

(sabemos y confiamos en esta verdad, tal

vez la única no perecedera)


La expansión, como la ocupación, son

caracteres positivos de nuestra naturaleza,

expresión evolutiva del Orden Natural.


El saber no ocupa lugar, es sabido.

Tampoco la metáfora, ningún verbo

ocupa más que el tiempo que dura

la acción que representa.


Aunque el verbo ocupar mantiene una presencia

relevante y capital en la acotada pero intensa

historia de nuestra especie altamente organizada

(gracias a la ocupación)


¿Qué sabemos de la ocupación?


Sabido es que es una condición inevitable,

acaso la más propia y exclusiva del animal

humano, que produce utilidad y permite gozar

del sentido de propiedad, que a su vez provée

el sentido de pertenencia y tantos otros.


Sabemos poco de la ocupación, pero es

bien sabido que no es necesario saber

demasiado para ocupar: todos los cuerpos

ocupamos y desocupamos espacios sin

que haga falta saber ni cultivar otro saber.


Las ocupaciones se multiplican y seguirán

haciéndolo sin fin, como nosotros.


Desconocemos una buena parte

de las ocupaciones que surgirán en el futuro

e incluso de las que disponemos al presente.


Nuestro conocimiento actual es limitado,

no es posible abarcar todo, pero la industria

del conocimiento arbitrará los medios

y recursos para ocupar todo lo todavía

ocupable y generará otros espacios a ocupar. 


El coeficiente de ocupación, siempre puede

optimizarse: es algo que merece ser superado.


El combate contra la desocupación

debe encontrarnos a todos del mismo

lado.

viernes, 8 de abril de 2022

El canto no pregunta

 

(Horacio Ruminal)


¿Estamos aprovechando en forma correcta

todas las oportunidades del sedentarismo

inteligente?


¿Sería oportuno dejar decantar esta pregunta

mientras vamos en busca de otras oportunidades?


¿Cuántas preguntas descartamos

por inoportunas? ¿Es oportuno proyectar

en el plural una primera persona ya

dudosa en singular?


Los guarismos son variables, inestables

e inasibles, pero aún así se disparan

como risas fosforescentes en el éter.


Es oportuno consignar, dice la fuente

al cántaro vacío.


(el vacío es una ilusión de la materia

consciente, hay otras)


No hay canto más profundo y verdadero

que el que empieza y termina con signo

de pregunta.


La pregunta es un canto, cantemos

al signo de pregunta.

 

Su pregunta no molesta,

pero puede esperar,

¿podemos esperar?


 Hay una plataforma digital. 

Buenas noticias

 

 (Horacio Ruminal)

 

Según fuentes oficiosas

se registra un aumento positivo

en los índices de normalidad.


Esta información, chequeada

por verificadores independientes,

abre nuevas perspectivas a futuro

y permite ampliar los márgenes

para el optimismo sano, ya que

nos ubicaría muy cerca de los

estados más avanzados en cuanto

al desarrollo de la normalidad.


No es poco, en estos tiempos

de inestabilidad y crisis de valores

donde casi nadie sabe donde está

parado, si es que lo está.


¿Estábamos tocando fondo?


Es posible, pero el fondo

es parte de la normalidad


(y en condiciones normales

puede servir para tomar impulso

y elevarse, incluso más de lo normal)








Licencia Creative Commons
http/:Demolicionyobranueva.blogspot.com por José Luis Greco se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en Demolicionyobranueva.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en Demolicionyobranueva.blogspot.com.