(Aquino Lamas)
¡Oh, lenguas!
¡Oh, manglares del magma primordial!
Lenguas madres, comadres y madrinas,
lenguas viperinas, leporinas. Lenguas
de ultramar y lenguas submarinas
nadando aguas extintas.
Lenguas que se anulan y reemplazan
unas a otras, buscando una utilidad más
verdadera, verdades que perduren
como valores imperecederos.
Lenguas incunables
acunan el sueño de los justos.
Lenguas olvidadas, cuyos restos
velan el presente de los vivos
y su bullicio efímero. Lenguas
que supieron olvidarnos.
II
La lengua contiene todos los deseos
pasados y futuros. Deseamos con
la lengua, hay deseo aún en los bordes
de la lengua.
Una lengua es emanación del alma
en emisión, la lengua nos contiene
y emite a imagen semejanza.
La lengua es orden, tejido, voluntad
húmeda y exceso.
III
La lengua es pródiga en oportunidades
emotivas, especulativas, asociativas,
lubricantes, copulativas y depurativas.
Ella explica todo lo que somos
y una buena parte de lo que no somos.
Se adapta a cualquier causa
con naturalidad y eficacia dignas
de mejores causas.
Sin ella, no sabríamos diferenciarnos
mucho de otros animales: Nos hizo
saber que somos una especie única
(como todas), pero sólo nosotros somos
capaces de transformar la realidad y
producir metáforas, mal que nos pese.
IV
Los peces no tienen lengua
-salvo el lenguado-
aunque no acusan problemas
de comunicación, o bien, no
pueden expresarlo.
Todos sus conflictos se licúan
en el agua, son hidrosolubles:
Creen que la vida empieza y termina
en el agua. Desconocen que no es un
recurso renovable y nadan con
indiferencia, en distintos niveles.
Mientras están vivos, pueden nadar
contra la corriente. Pero su conciencia
baja y sumergida no produce nada
interesante: Los peces, sólo pueden
producir más peces.
V
El lenguado es un pez raro, con los
ojos del mismo lado. No son para
confiar quienes miran de costado.
Dejando de lado esa anomalía, los
peces no tienen lengua ni miembros;
No necesitan. Les basta la boca para
dar cuenta de su metabolismo, ahí
está todo: se vive y se muere por la
boca, sin otra vocación.
Según estudios, algunos tendrían su
propio lenguaje, que todavía no ha sido
descifrado. No es algo que nos desvele:
¿Qué valor o utilidad podría tener
lo que nos diga un pez?
VI
Entre nosotros, hay poetas que tienen
un lenguaje propio y cuesta descifrar.
No nos conmueve ni desvela:
¿Qué interés puede haber en lo que diga
un poeta?
Son capaces de cualquier cosa, llevan
vidas licenciosas, no respetan límites
y se valen de licencias poéticas: Se les
permite el vicio retórico como recurso
y todos los vicios conocidos.
Hay que sospechar de los poetas
no reconocidos. Cualquiera puede ejercer
como tal: un analfabeto, un ciego, un
desertor, un cantautor, un desquiciado
y hasta un empleado de seguros.
Lo seguro es que son todos autodidactas,
ninguna institución pública o privada
otorga títulos ni enseña a hacer poemas.
Hay tanto poeta dudoso como improvisado.
La improvisación no tiene los días contados,
por el contrario, crece y se expande como un
virus.
La lengua es generosa, se ofrece a todos
por igual y está siempre disponible a los
excesos.
Unos pocos leyeron a Homero, a Virgilio,
a Dante, y creen que es bastante.
La mayoría no llega a eso, leen por encima
lo que otros escriben sobre aquellos, y se
lanzan a la arena con sus propios recursos:
Copian, imitan, roban, según la edad y la
memoria, y citan al azar para exhibir una
supuesta erudición.
El verdadero poeta es más humilde
-nadie más humilde que un poeta:
esta frase no me pertenece-
No ostenta lo que sabe ni se excita
citando a otros. Sabe que no hay
lecturas suficientes y no espera ser
reconocido por lo que hace, ni por lo
que no hace. No se reconoce.
No deja de leer a otros poetas,
incluso a los que nadie lee.
VII
Los poetas de hoy casi no leen,
pero nunca confesarían
que se volcaron a la escritura
como lectores fracasados.
Yo no tengo reparo en confesarlo,
aunque no soy un poeta confesional.
Pero ya lo hice en otro poema
que no voy a citar: No recuerdo su
título. Para citar hay que tener memoria.
No necesito vengarme de todo
lo que no leí -he leído poco,
me he cansado mucho-
Sigo observando la lengua
del lenguado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario