sábado, 23 de abril de 2022

Relamer de peces

 

(Aquino Lamas)

 

¡Oh, lenguas!

¡Oh, manglares del magma primordial!

Lenguas madres, comadres y madrinas,

lenguas viperinas, leporinas. Lenguas

de ultramar y lenguas submarinas

nadando aguas extintas.


Lenguas que se anulan y reemplazan

unas a otras, buscando una utilidad más

verdadera, verdades que perduren

como valores imperecederos.


Lenguas incunables

acunan el sueño de los justos.

Lenguas olvidadas, cuyos restos

velan el presente de los vivos

y su bullicio efímero. Lenguas

que supieron olvidarnos.


II

La lengua contiene todos los deseos

pasados y futuros. Deseamos con

la lengua, hay deseo aún en los bordes

de la lengua.


Una lengua es emanación del alma

en emisión, la lengua nos contiene

y emite a imagen semejanza.


La lengua es orden, tejido, voluntad

húmeda y exceso.


III

La lengua es pródiga en oportunidades

emotivas, especulativas, asociativas,

lubricantes, copulativas y depurativas.


Ella explica todo lo que somos

y una buena parte de lo que no somos.


Se adapta a cualquier causa

con naturalidad y eficacia dignas

de mejores causas.


Sin ella, no sabríamos diferenciarnos

mucho de otros animales: Nos hizo

saber que somos una especie única

(como todas), pero sólo nosotros somos

capaces de transformar la realidad y

producir metáforas, mal que nos pese.



IV

Los peces no tienen lengua

-salvo el lenguado-

aunque no acusan problemas

de comunicación, o bien, no

pueden expresarlo.


Todos sus conflictos se licúan

en el agua, son hidrosolubles:

Creen que la vida empieza y termina

en el agua. Desconocen que no es un

recurso renovable y nadan con

indiferencia, en distintos niveles.


Mientras están vivos, pueden nadar

contra la corriente. Pero su conciencia

baja y sumergida no produce nada

interesante: Los peces, sólo pueden

producir más peces.


V

El lenguado es un pez raro, con los

ojos del mismo lado. No son para

confiar quienes miran de costado.


Dejando de lado esa anomalía, los

peces no tienen lengua ni miembros;

No necesitan. Les basta la boca para

dar cuenta de su metabolismo, ahí

está todo: se vive y se muere por la

boca, sin otra vocación.


Según estudios, algunos tendrían su

propio lenguaje, que todavía no ha sido

descifrado. No es algo que nos desvele:

¿Qué valor o utilidad podría tener

lo que nos diga un pez?


VI

Entre nosotros, hay poetas que tienen

un lenguaje propio y cuesta descifrar.

No nos conmueve ni desvela:

¿Qué interés puede haber en lo que diga

un poeta?

Son capaces de cualquier cosa, llevan

vidas licenciosas, no respetan límites

y se valen de licencias poéticas: Se les

permite el vicio retórico como recurso

y todos los vicios conocidos.


Hay que sospechar de los poetas

no reconocidos. Cualquiera puede ejercer

como tal: un analfabeto, un ciego, un

desertor, un cantautor, un desquiciado

y hasta un empleado de seguros.


Lo seguro es que son todos autodidactas,

ninguna institución pública o privada

otorga títulos ni enseña a hacer poemas.


Hay tanto poeta dudoso como improvisado.

La improvisación no tiene los días contados,

por el contrario, crece y se expande como un

virus.


La lengua es generosa, se ofrece a todos

por igual y está siempre disponible a los

excesos.


Unos pocos leyeron a Homero, a Virgilio,

a Dante, y creen que es bastante.

La mayoría no llega a eso, leen por encima

lo que otros escriben sobre aquellos, y se

lanzan a la arena con sus propios recursos:

Copian, imitan, roban, según la edad y la

memoria, y citan al azar para exhibir una

supuesta erudición.


El verdadero poeta es más humilde

-nadie más humilde que un poeta:

esta frase no me pertenece-


No ostenta lo que sabe ni se excita

citando a otros. Sabe que no hay

lecturas suficientes y no espera ser

reconocido por lo que hace, ni por lo

que no hace. No se reconoce.


No deja de leer a otros poetas,

incluso a los que nadie lee.


VII

Los poetas de hoy casi no leen,

pero nunca confesarían

que se volcaron a la escritura

como lectores fracasados.


Yo no tengo reparo en confesarlo,

aunque no soy un poeta confesional.

Pero ya lo hice en otro poema

que no voy a citar: No recuerdo su

título. Para citar hay que tener memoria.


No necesito vengarme de todo

lo que no leí -he leído poco,

me he cansado mucho-


Sigo observando la lengua

del lenguado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia Creative Commons
http/:Demolicionyobranueva.blogspot.com por José Luis Greco se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en Demolicionyobranueva.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en Demolicionyobranueva.blogspot.com.