(Horacio Ruminal)
Es sabido que el saber no ocupa lugar,
u ocupa poco: un espacio irrelevante
en la memoria del que sabe.
No hay muchos lugares sin ocupar,
es sabido: la evolución histórica no
deja de producir nuevas ocupaciones
y expande el coeficiente de nuestra
capacidad ocupada.
Cada vez ocupamos más (a la vez que
aumenta la preocupación por los índices
de desocupación)
No sabemos cuando ni donde termina
esta ocupación, ni la expansión que
nos ocupa.
Se sabe poco de los lugares no ocupados,
es ocioso abundar: tenemos que atender
nuestras ocupaciones.
Pero sabemos que la producción
de conocimiento no se detiene, ni conoce
límites. Los límites son siempre arbitrarios
y provisorios, como toda creación humana
y casi todas las verdades:
La naturaleza expansiva no respeta límites
(sabemos y confiamos en esta verdad, tal
vez la única no perecedera)
La expansión, como la ocupación, son
caracteres positivos de nuestra naturaleza,
expresión evolutiva del Orden Natural.
El saber no ocupa lugar, es sabido.
Tampoco la metáfora, ningún verbo
ocupa más que el tiempo que dura
la acción que representa.
Aunque el verbo ocupar mantiene una presencia
relevante y capital en la acotada pero intensa
historia de nuestra especie altamente organizada
(gracias a la ocupación)
¿Qué sabemos de la ocupación?
Sabido es que es una condición inevitable,
acaso la más propia y exclusiva del animal
humano, que produce utilidad y permite gozar
del sentido de propiedad, que a su vez provée
el sentido de pertenencia y tantos otros.
Sabemos poco de la ocupación, pero es
bien sabido que no es necesario saber
demasiado para ocupar: todos los cuerpos
ocupamos y desocupamos espacios sin
que haga falta saber ni cultivar otro saber.
Las ocupaciones se multiplican y seguirán
haciéndolo sin fin, como nosotros.
Desconocemos una buena parte
de las ocupaciones que surgirán en el futuro
e incluso de las que disponemos al presente.
Nuestro conocimiento actual es limitado,
no es posible abarcar todo, pero la industria
del conocimiento arbitrará los medios
y recursos para ocupar todo lo todavía
ocupable y generará otros espacios a ocupar.
El coeficiente de ocupación, siempre puede
optimizarse: es algo que merece ser superado.
El combate contra la desocupación
debe encontrarnos a todos del mismo
lado.
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