viernes, 31 de diciembre de 2021

La evolución del género poético

 

(Ricardo Mansoler)

 

Hice lo necesario
pero no fue suficiente.

Justificaciones al margen,
no es necesario compartir
necesidades.

El poema autosuficiente
no responde a esta necesidad
ni a otras:  sabe lo que necesita
y no necesita ser necesitado
para ser.

Los necesitados no preguntan
por la extracción de clase del
poema, son indiferentes al ejercicio
de la autoridad y a la muerte del autor.
Y no hacen poemas.

Son ajenos a la transgénesis,
a la proliferación de categorías genéricas
y a la multiplicación de las penas.

Indiferentes a la reproducción de géneros
que mutan, a las nuevas cepas y sus
aplicaciones disponibles.

No se bajan ninguna aplicación,
no se bajan nada.  No se bajan:
No tienen adónde bajar.

El poema es un género que muta,
como la realidad: es cambiante.
No se reconoce en una forma única
y estable.

Hay poemas que mantienen
su estabilidad, otros aspiran
sin comprometerse mientras viven
de las mutaciones, como cualquier
virus.

El poema puede tener el sexo que quiera:
uno, dos o más si es necesario
(para algunos es una necesidad, para otros
mera ilusión de la materia, o un exceso
a evitar)

El poema puede autopercibirse asexuado,
apolítico, asincrónico u asintomático
o abrazar cualquier anacronismo
y reclamarse analógico.

Pero puede mutar, reconvertirse, y hasta
creer que evoluciona como cualquier
organismo vivo.

Los organismos vivos pueden tener sexo,
o no, según su estadío evolutivo:  los más
elementales se siguen reproduciendo por
división.  

De esa función descendemos y
descienden todos los poemas emitidos
(que, como sus emisores, se dividen:
gestantes o no gestantes) 

El sexo es lo de menos...

 



De "evoluciones"

miércoles, 29 de diciembre de 2021

No está muerto quien vacila

 

(Onésimo Evans)

 

Avanza, aunque repita
el movimiento estudiado
que lo emite, se repite:

el reptil repta
el lepidóptero vacila
y el ojo del bacilo no
se inmuta.

Intrépido, el reptil
no se repite
sino lo necesario
para cobrar su presa:
otro reptil
que ya no repta ni repite.

El bacilo se persigna:

por suerte soy bacilo
que ni pesa ni expresa.

Por suerte soy bacilo,
que no presa.

¿Qué más se puede pedir?

viernes, 24 de diciembre de 2021

El valor relativo: usos y aplicaciones

 

(Aquino Lamas)

 

La idea de valor
o el valor de la idea:

“Toda idea, llevada hasta sus últimas
consecuencias, se transforma en su
opuesto”

El valor de la oposición: ésto vale,
porque hay cosas que no valen.
Ocioso es enunciarlo:
Sin oposición no hay valor.

Lo opuesto no significa lo contrario
ni lo inverso.  El que invirtió lo sabe,
hay que invertir tiempo para poder
diferenciar los términos y para poder
diferenciarse de la confusión general
o primordial.

El pensamiento es inversión.
Toda idea puede ser desarrollada
en distintos sentidos, con resultados
que pueden oponerse.

Siempre formé parte de la oposición,
decía un librepensador autorizado.

Por lo común, son pocos los que llevan
una idea hasta sus últimas consecuencias.
Es riesgoso, hay pocas como para arriesgar
a que terminen siendo apropiadas por la
oposición.

El enemigo suele usar nuestras propias
ideas, con fines deleznables. Hay que ser
cauto: sabemos poco del enemigo, pero
sabemos que habla nuestro mismo idioma.
Cualquier poeta lo sabe, si supo invertir.

Un poeta que se precie, puede llevar la idea
a cualquier parte, aunque no tenga ninguna.

Si asume el riesgo, sabe que se expone a la
incomprensión, o peor: a la indiferencia.

El verdadero poeta no se amilana:
Hay que tener valor para mantenerse
indiferente.

Sabe lo que hace, y sabe invertir:
El valor no está en la idea, sino
en lo que se hace con ella.

No espera cosechar empatía, innovación,
progreso o el reconocimiento de sus pares.
No cree en paridades, ni en el valor
agregado de ciertas palabras.

Sabe que el desarrollo de la idea
puede devolverlo al principio del poema:

La idea de valor o el valor de la idea.

Pero vuelve a invertir
(sin inversión no hay desarrollo)
a sabiendas que el enemigo
se está reproduciendo, y que
la inversión es una forma de
repetición.

martes, 21 de diciembre de 2021

Zona de sacrificio

 

(Ricardo Mansoler)

 

Los peones no envejecen
-en una oportunidad,
un peón viejo me decía-

Peones y oportunidades
hay de sobra:  no envejecen,
pasan.

En el ajedrez no se puede pasar,
hay que jugar hasta las últimas
consecuencias, aunque no haya nada
que hacer.

Los peones, siempre están dispuestos
al sacrificio:  El sacrificio no envejece,
un peón viejo me decía:  yo siempre
la vi pasar.

El sacrificio es parte de la vida,
alguien tiene que hacer el trabajo sucio:
es capital la división del trabajo y
la igualdad de oportunidades, para
aspirar al bien común  -los bienes
comunes, pueden ser privatizados
como inversión-

Hay frases que no envejecen, son
siempre oportunas, como las oportunidades
y el sacrificio del peón.

El jugador experto, sabe que un sacrificio
inteligente, puede significar el éxito final.

El sacrificio, siempre puede ser una inversión
-me decía el peón sacrificado-

El juego tiene sus bemoles, no es para
todos. No es lo mismo una dama que un peón:
Ella es más poderosa, pero está sola.

Una dama no se sacrifica ni se cambia
-al peón le gustaría ver como se cambia,
pero no espera eso, se contenta con verla
pasar, altiva, de un casillero a otro-

El juego tiene sus bemoles. El que sabe,
nunca está perdido: aún habiendo entregado
sus peones y perdido otras piezas más
valiosas, sabe que puede todavía entablar.

El ajedrez, es un de los pocos juegos
que permite pactar, acordar, negociar
el resultado antes de arribar a un desenlace:

Otros juegos, contemplan la opción del
abandono, pero no de negociar la igualdad

(Aunque no todos pueden negociar, sólo
los que saben: Muchos envejecen sin saber
ni poder negociar,  nunca entablan)
 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Conexiones

 

(Horacio Ruminal)


En este momento no tienes conexión.
Acepto pero no comparto:
No tengo conexión.

Tengo palabras, que conectan
con distintos sitios de la realidad.
Hay niveles, intensidades, andariveles
para que pase la necesidad  -emanación
divina que nos une-

La conexión, se reconoce como necesidad
en estos tiempos que urgen.

Se restableció la conexión.

La ausencia provisoria de conexión
no me alteró: sé que es algo provisorio.
Y me hizo emprender este poema
espasmódico, que va y viene
entre un estado de conexión y otro.

Aprovecho los ciclos negativos
para conectarme al poema inconexo.

Ahora no tengo:  comparto la falta
con el poema que, ya en estado avanzado
empatiza y reconoce:  la realidad es
ambigua, amorfa e inestable, como sus
conexiones provisorias.

El poema depende de conectores neuronales,
como los cuerpos del tejido conectivo
y el lenguaje de los verbos copulativos.

Sin conexión, no hay poema
que descienda:  la intermitencia nos une
y nos conecta al verdadero sentido
provisorio de nuestra condición efímera.

El poema espasmódico avanza,
desafiando las dificultades conectivas.
Se expande como el espam y la empatía,
indiferente a los vaivenes de la historia
conectiva.

Se restableció la conexión.



miércoles, 15 de diciembre de 2021

La inversión de mi vida

 

(Tomás Lovano)

 

Voy a lo seguro:
El buen inversor calibra
las opciones y los riesgos,
toma sus recaudos,
no se precipita.

Estaba decidido:

No amaré a nadie que no lo merezca.

He invertido demasiado en mi, como
para compartirme como un animal,
para comportarme como una bestia
irreflexiva, sin evaluar los riesgos,
sopesar las garantías y averiguar
antecedentes.

Hay que ir a lo seguro: una buena
decisión es la mejor inversión
a futuro.

El ser selectivo
sabe que la selección natural es
insuficiente: ella nos hizo selectivos
para evitar que nos gobiernen los
impulsos, el instinto. Esto es lo que
nos diferencia de las bestias.

Una decisión de calidad ahorra tiempo:
un recurso no renovable, finito; un activo
cuya cotización declina a cada paso
de modo inexorable, y cuya puesta en
valor depende de la inversión.

La decisión correcta evita contratiempos,
acota el período de prueba, minimiza los
riesgos del error no forzado y nos condena
al éxito seguro o casi.

Voy a lo seguro.
El buen inversor no teme a la aventura,
puede ganar o perder, pero está dispuesto
a todo: el riesgo excita  -no hay aventura
sin riesgo-

Sabe que debe competir, pero confía en
sus recursos; se sabe preparado para la
alta competencia.

Las oportunidades están o se generan,
la vida es puro desafío, y cada uno
tiene los desafíos que merece.

He invertido mucho en mi,
ahora sólo queda atraer inversiones
y estudiar el comportamiento de los
mercados  (Procesar la información
en las plataformas adecuadas, observar
las ofertas sustentables y seleccionar
la opción correcta)

La capacidad de decisión instalada
provee los recursos para alcanzar las metas.
Hay que saber manejar los tiempos con
empatía y experticia. Luego, el éxito de la
inversión está garantizado.

Sólo esperar que todo fluya con normalidad
y el amor venza  (dentro de los términos
vigentes)

 

 

martes, 14 de diciembre de 2021

El desnudo real

 

(Luis Espejo)

 

No todo es blanco o negro,
hay claroscuros.  
La diferencia
entre iniciados y aprendices
está en saber distinguir los matices.

Hay claroscuros:
Los grises son los tonos más seguros.

La pasión por lo gris
ayuda a superar orígenes impuros.



II
Un cuerpo desnudo, emite más sentidos
de lo que puede percibir: La desnudez,
aunque deseada, ofrece más reparos que
certezas.

Nadie está seguro desnudo, aunque esté solo.
Nadie se desnuda nunca del todo, conocemos
límites.

Los límites no suelen desnudarse.

El nudismo, es una práctica aceptada
restringida a ciertos ámbitos donde todos
comparten su desnudez con todos.

Pero hubo un tiempo en que estar desnudo
era parte de la normalidad.

¿Cuándo nació la normalidad?

Hay quien sostiene que la diferenciación con
los otros animales, comenzó al cubrir nuestros
cuerpos (lo que luego se incorporó como algo
natural).

Ningún animal haría eso, no se avergüenzan
de lo que son. Tal vez por ello, no pudieron
desarrollar la fantasía: no necesitan imaginar
la desnudez de los cuerpos deseados.

Son incapaces de cultivar el voyeurismo,
el exhibicionismo; no conocen el poder de
la imaginación ni el sentido de la palabra
perversión.

Los claroscuros de la pasión les son ajenos.
No se apasionan, se reducen a obedecer
instintos.

La pasión por el gris
ayuda a olvidar orígenes obscuros.


III
Yo podría andar desnudo,
pensó el Rey. Desde mi autoridad absoluta,
incontestable y reconocida como emanación
divina, pero podría perder autoridad…

Podría, sin más, abolir la ropa, decretar su
prohibición e imponer las penas más severas.
Todo el mundo desnudo como yo…
Pero no, eso me haría igual a cualquiera,
hasta a las bestias y esclavos.  No, nunca
permitiría eso, mi poder tendría los días
contados…
Salvo que la prohibición no me alcanzara
a mi… Aunque me sentiría algo ridículo,
podría extender la excepción a la familia
Real, a la Corte y a aquellos súbditos que
me cayeran en gracia…
Y claro, como es natural, elegiría los cuerpos
más perfectos para incorporarlos a la Corte,
a mi servicio: se desnudarían sólo para mi…

Sí, eso me satisface, pero no del todo:
Yo quería andar desnudo... 



domingo, 12 de diciembre de 2021

La contraprueba divina

 

(Epifanio Weber)

 

La contraprueba está servida.

No hay mucho para probar:
éste es un servicio limitado,
pero se puede observar, dentro
de ciertos límites, e imitar y emitir
a voluntad.

Sólo dios sabe lo que hace.
No pesca, no suele agradecer su pan
ni arrepentirse ante ningún
pescador autóctono o pecador nativo.

Entre lo posible y lo probable
hay un río.

Dios existe:  No necesita autenticarse.
No se puede probar su inexistencia
como tampoco su existencia.

Un sujeto posible e improbable,
como tantos.  Su única condición
de existencia es la conciencia del
creyente, y la conciencia divina
es superior a todas: se cree.

El Creó a creyentes y no creyentes.

Las condiciones de posibilidad de
la conciencia son amplias:  
cualquier sujeto pensable o nombrable
es también posible.

La realidad no es posible
sin conciencia, aunque es una condición
externa al sujeto, salvo para Dios, que es
sólo conciencia, de infinita  pureza.

Entre lo posible y lo probable
hay un río.

Afuera es noche, verificó dios y ordenó:
¡Hágase la luz!   -la conciencia es orden-
y así se hizo  (hecha la luz, verificó que
era bueno, como todo lo que El hace, y
habilitó los medidores: la generación de
conciencia tiene un costo)


II
El sabe lo que hace, sólo El lo sabe.
El hizo que todo sea posible, hasta los
asideros menos verosímiles.  Así hizo
todo lo que es, sin ayuda, sin consenso
y sin mano de obra ajena, a pura conciencia.

Ahora está asando un cordero
que antes no existía, sólo para complacer
a su rebaño.

Entre lo posible y lo probable
hay un río.

Todos los ríos desembocan
en algo distinto de sí:  
como los poemas, ignoran su destino
y pueden acabar en cualquier parte,
según la voluntad divina
que siempre es ajena.


Entre lo posible y lo probable
hay un río.

 

La utilidad del vicio

 

(Tomás Mercante)

 

El vicio no se le niega a nadie:
todos podemos emprender alguno,
hay suficiente disponibilidad para
abastecer a todo el mundo sensible.

Hay más vicios que virtudes
circulando, pero el vicio no descansa,
nunca se satisface. La producción de
nuevos vicios mantiene un ritmo sostenido.

(El vicio es soberano, una vez incorporado
el ritmo se autogestiona)

Cualquier hábito puede evolucionar
en vicio, pero mientras aquel puede
mutar o ser discontinuado, el vicio
no nos abandona, como fiel compañero.

En el inicio, el practicante puede no tener
noción al enviciarse, de todo lo que el vicio
significa, por no hablar de adicción, y
entablar un vínculo positivo con su vicio:

Toda noción tiene un costado nocivo.

Dentro del orden simbólico, el discurso
viciado ocupa un lugar no menor en la
comunicación  -incluso en los discursos
oficiales- y en la producción de sentido.

Algunos aventuran que se emite más
por vicio que por necesidad, aunque es
sabido que para el iniciado, su vicio es
lo único necesario.

¿Es necesario hacer notar la utilidad del vicio?

El vicio, es uno de los rasgos más humanos.
Ante El, somos todos iguales.

La libre circulación de vicios y virtudes
es componente esencial de nuestra condición
evolutiva.

El vicio cumple un servicio:

Cualquier hábito puede evolucionar en vicio.

(Todo buen poema, tiene una deuda histórica
y hasta epistémica con el vicio:  los poetas
más reconocidos, reconocen que sus mejores
obras no serían tales  sin la colaboración del
vicio.  Otros, con aspiraciones más humildes,
sólo escriben para despuntar el vicio, como
este servidor)

jueves, 9 de diciembre de 2021

Escrito con un dedo

 

(Onésimo Evans)

 

¿Cuántas cosas pueden hacerse
con un dedo?

Depende del entrenamiento, el volumen,
longitud y disposición del dedo, y de cual
sea el dedo señalado.

El índice es el más indicado para señalar,
también para escribir en el móvil o para
sugerirle a alguien que se acerque.

Para explorar oídos, fosas nasales u otras
cavidades, otros dedos pueden resultar
más funcionales.

Cuando decimos “No me chupo el dedo”
la metáfora alude casi siempre al pulgar,
el preferido por los lactantes para esta
práctica  (Más tarde se suele incorporar
otras opciones anatómicas para chupar)

El pulgar, dispuesto en forma vertical, sirve
también para expresar apoyo o complicidad
a otro, siempre que mire hacia arriba.  Por
el contrario, si mira hacia abajo significa
lo opuesto.

Este dedo tan diferenciado, representa en sí
todos los beneficios de la oposición:  Gracias
a él, hicimos todo lo que somos.
Para no mucho más sirve el pulgar, o dedo
gordo de la mano.

En otros tiempo, el índice se imponía a la hora
de discar el teléfono, o mojarlo con saliva para
pasar la página del libro.  Hoy, la tecnología
digital cambió las formas de comunicación y
casi nadie lee libros de papel.

Aunque los hábitos se adaptan a las novedades,
todavía hay quienes recurren a algún dedo para
comprobar la temperatura del agua para el mate:
el meñique de la derecha en mi caso.

No hay que olvidar, al contar las prestaciones de
los dedos, que aún en la era digital hay quienes
cuentan con los dedos.  Pero son contados…

¿Podemos deducir que hay dedos más importantes
o más útiles que otros?

Dependerá del usuario, pero son todos necesarios
para cualquiera que tenga dos dedos de frente. Yo
tengo cuatro, hasta donde puedo contar, y no
dudo que los dedos nos hacen más humanos.
¿Qué tan humanos seríamos sin ellos?

No me imagino una vida desdedada.
Ni pensar en los músicos, y en la policía,
que depende de las huellas dactilares para
poder identificarnos y saber si tenemos
antecedentes (Nuestro antecedente más cercano,
el mono, tenía su dígito pulgar pero no oponible)

¿Cómo apretar el gatillo, o la cola del disparador?

La memoria de las armas, me trae un recuerdo
de varias décadas atrás, cuando cumplía el SMO
en un lugar perdido de la Patagonia. El consejo del
Sargento 1ro, Encargado de la Compañia, antes de
gozar de nuestras primeras salidas de franco:  

Si van con mujeres (se sobreentendía que no serían
jóvenes doncellas de su casa, sino las que cobran el
servicio: ¿qué mujer que se preciara iba a fijarse en
un pobre recluta?) ¡Cuidado!  Primero meten el dedo,
si tiene olor a pescado está bien… Pero si huele a
pescado podrido ¡Ojo al piojo! Nada de nada, se la
aguantan como un buen soldado, que ahí se agarran la
pudrición y entonces se van a comer la internación, las
inyecciones de penicilina y no van a poder garchar por
varios meses.

Con su pedagogía, el Sargento 1ro. nos enseñaba que
entre las utilidades de los dedos, también estaba la de
servir para tomar decisiones incómodas.




jueves, 2 de diciembre de 2021

Volver a la normalidad

 

(Epifanio Weber)

 

La normalidad puede recuperarse
a cualquier distancia
del momento de la pérdida, en
condiciones normales.

Mantenerla es más fácil:
Hay que saber incorporar con criterio
las normativas y mandatos que describen
y definen la presencia de normalidad
en el estado actual.

Las condiciones son dinámicas:  No es
lo mismo lo normal, en distintos tiempos
y lugares. Se verifican cambios:

A valores normales, alguien es percibido
como normal cuando se adapta en tiempo
y forma a los valores compartidos por la
comunidad de normales.

Hay que mantenerse actualizado, incorporar
los cambios de valores, los nuevos usos y
modos de intercambio, y el valor de cambio
que impone el discurso de la nueva normalidad.

Es normal que todo se renueve, aunque no cambie,
para mantener la ilusión evolutiva dentro de
parámetros normales.

Un normal, se muestra siempre disponible
a adoptar todo lo que se le ofrece como
novedoso: cree en el progreso y sabe adaptarse
sin ofrecer resistencia a cualquier cambio
que no sea tan profundo como para poner en juego
su estabilidad, que lo hace autopercibirse normal.

En condiciones normales, no hay mucho
que cuestionar de la normalidad.  Por eso,
es normal que los que cuestionan más allá
de lo aceptable como normal, despierten
sospechas entre la mayoría de los normales.

La normalidad es un valor, y como tal
no necesita ser cuestionado. Por el contrario,
lo más sano es aceptar, integrarse y adoptar
conductas propias de un contribuyente que
cumple, observa y hace observar las
normativas vigentes para que todos podamos
circular libremente con normalidad.

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