(Serafín Cuesta)
No compartimos el metabolismo.
O bien, una parte, no mucho más
que eso.
El nuestro es único, y en continua
evolución.
Somos pocos los omnívoros, y los
otros ni saben que lo son: Sólo
nosotros sabemos lo que somos.
Hay aproximaciones: El próximo
prójimo que aparezca podría ser
un gato, propio o ajeno.
El mío me reconoce prójimo,
familia o propiedad: los gatos
no distinguen las diferencias
ni reconocen límites.
Pero la rata se nos aproxima
más: Come casi lo mismo que
nosotros, podría ser perfecta
como mascota.
Pero no, son aproximaciones sin
sustento. La palabra prójimo, es
también una manera de apropiarse,
aunque incompleta:
Si se desarrollara sin control, todos
acabaríamos sintiéndonos prójimos
y nadie podría comerse a nadie -el
prójimo no se come-
Salvo los gatos sin dueño, y otros
carnívoros que no comparten nuestro
metabolismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario