miércoles, 27 de agosto de 2025

La oveja indigente

 

 

(William Arsenio Pereyra)

 

La pobre oveja, no poseía nada

más que su cuerpo, un cuerpo

humilde que producía su propio

abrigo.


Pero hasta de eso la despojaban,

cuando estaba en su mejor momento.


Es triste ser despojado de lo poco

que uno tiene, podría pensar la oveja.

Algo tan propio como su pellejo, sea

lana, cerda o lisa pelambre.


La propiedad es algo complicado

para una pobre oveja o una oveja

pobre: Hay cosas que exceden el

entendimiento primario del ganado..


No sabía por qué, periódicamente

era sometida a ese despojo, que la

dejaba desnuda sin poder hacer

nada para impedirlo.


El único consuelo, era que después

volvería a crecer su blanco abrigo,

hasta el próximo despojo.


La vida es eso, son ciclos, hay que

disfrutar los buenos y resignarse,

podría pensar la oveja: Es la suerte

de haber nacido oveja.


Pero la oveja no piensa demasiado,

no lo necesita; sólo necesita el pienso.


Sin embargo, la oveja no se autopercibía

indigente, ni pobre, ni se victimizaba.

Sabía que no estaba sola, era parte 

de un rebaño con quien compartía penas 

y alegrías.


Es un alivio estar rodeada de pares,

sabiendo que todos corremos la misma

suerte: Otros no gozan de esta suerte.


No me puedo quejar, tengo mi pienso.

Pensó la oveja ya esquilada. Gracias

que existo.

 

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