(Horacio Ruminal)
“Los hombres no inventan nada
sin que las circunstancias los obliguen”
El desarrollo, no ha dejado de agregar
obligaciones, el hombre crea organizaciones
que luego debe padecer: desde la familia
hasta la OEA, la ONU o la OIT
y tantas otras, sin olvidar las ONG.
La necesidad de organizarse
y confiar en organismos superiores
obliga a asumir obligaciones
cada vez más costosas.
El exceso de organización
hace que algunos necesiten
organizar su tiempo libre (recurriendo
a otras organizaciones que a su vez,
tercerizan en otras) y haya, incluso,
quienes contratan la asesoría de expertos
para organizar la evasión de sus obligaciones
y liberar activos.
Toda actividad, requiere una organización
para economizar recursos, reducir costos,
ahorrar tiempo y energía, y que la inversión
resulte productiva.
Las organizaciones, como otros organismos,
se multiplican por división:
Una contradicción bien tramitada
es superior a cualquier argumento
irrefutable.
El problema del tiempo libre
es que crea la necesidad de organizarlo,
lo que explica la aspiración de tantos
funcionarios, de alcanzar la ocupación
plena.
Algo que ya había sido advertido
por el líder popular, y primer trabajador:
Sólo la organización vence al tiempo.
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