(Tomás Lovano)
Hay un túnel al final de la luz
se puede ver: no es un deber
ver la luz
ni observar los límites
Puede observarse:
el reflejo abovedado que reluce
como un fin
al filo de la luz
Se debe observar y hacer observar,
ningún deber abolirá los límites,
la pérdida sensible
al volumen de ilusión verificable
Los cableados de la Fe son infinitos:
Hay cables sobre el arbolado municipal
y cables soterrados, cables tangibles
y tocables y los que no se tocan
ni se ven. Cables inabarcables para
el observador imaginario, tanto como
para el abonado en servicio.
Abanicables cables, axiales y sutiles
conducen el fluído que ilumina
al extraviado: los insondables
misterios de la Fe.
La Fe, ilumina al que vacila.
A la Luz de la Fe, la tiniebla se disipa.
La Fe, es entre las pasiones la más pura.
La Fe, ilumina al que vacila.
provée sentido y despeja las dudas.
No es lo mismo vacilar iluminado
que vacilar a oscuras.
No albergues pensamientos obscuros,
no acumules oscuridad:
No ahorres luz.
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