(Estanislao Del Signo)
La espuma de los ángeles
es invisible a los ojos
de los muertos.
Pero incorruptible a los vaivenes
que cursa todo deseo humano,
por más insignificante y genérico.
Hablar de ángeles es una generalización.
Es difícil evitarlo, aunque ellos tienen
su escalafón: Todos los usos y formas
que adoptamos son parte de alguna
generalización, o más.
El sentido común, el bien común y
hasta el lenguaje común que habitamos
se arman así: un común denominador
aceptado y adoptado para que todo
circule con normalidad:
La normalidad circula y se defiende,
tiene sus armas.
No generalizar cuesta.
Jorge Cuesta afirmaba que Marx no era
inteligente, aspiraba a un mundo previsible
donde todo tuviera una explicación racional.
Es decir: un mundo que expulsaría para
siempre el misterio, tornando aún más
aburrido.
Nadie sensato que hubiera leído apenas al
filósofo alemán (los filósofos son alemanes)
podría suscribir tal cosa. Se puede discrepar
y discutir sus teorías, más no negar que son
obra de una inteligencia bien desarrollada.
Pero el poeta Cuesta, se aliena del sentido
común y ofrece su visión poética.
¿Qué sería del mundo sin la poesía,
los ángeles y la lencería fina?
¿Qué sería de nuestras vidas sin lencería
ni imaginación?
No me imagino, no generalizo:
Todo ángel es terrible, podría citar,
pero preferiría no hacerlo
para no generalizar.
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