(Aquino Lamas)
Nunca me bajés la guardia,
me dijo el ángel de la guardia.
No recuerdo haberla bajado nunca,
tampoco haberla subido.
No sé cómo interpretarlo, no son
de hablar mucho los ángeles
y menos éste, más guardián que ángel.
Debe estar ocupado, no volvió
a dirigirme la palabra: se fue
a su guarida y no lo volví a ver.
Estará montando guardia por ahí.
La guardia es un servicio esencial,
un ángel no abandona su puesto
bajo ninguna circunstancia:
Altibajos y vacilaciones
son debilidades exclusivas
de nosotros, los humanos.
Los ángeles son ajenos.
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