(Senecio Loserman)
Los cuerpos libres despiden
humores y deseos sin editar,
intercambian fluídos con el éter
Emiten poca cosa que pueda recuperarse
y no se hacen responsables de sus propios
residuos
Se despojan de adherencias
Se despiojan entre sí
y atraviesan espejos con la luna
a cuestas
Se acuestan fuera de hora
y huyen de cuajo del apego
que la materia recaba
Para maternar prefieren un buen mate
Saben ser cóncavos, simétricos o anómalos
al elegir su música según el ritmo
que despunta el goce
El goce no se explica ni se compra
pero se pueden conseguir explicaciones
aceptables a precios accesibles
e incluso populares
Los goces populares no son muchos
y se vinculan todos a lo corporativo
o directamente al cuerpo
No se sabe gran cosa de los cuerpos
pero es fácil reconocerlos:
Pueden incorporar casi todo
con un destino perfectamente dudoso
Todos circulan, o al menos lo perciben,
entablando circuitos que repiten
ciegamente como un culto de fe
Se cree que una buena circulación
prolonga la vida de las partículas
que componen los cuerpos circulantes
Los cuerpos libres no adhieren
a estos movimientos ni se reconocen
en ninguna de las libres circulaciones
conocidas.
Pueden adoptar hábitos disímiles
y abandonarlos sin motivo
Por las dudas nunca se despiden.
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