(Epifanio Weber)
Vibraba sin pasión
como cualquier hijo de vecino.
No notaba nada raro,
pura energía cinética sin cauce.
Dejé pasar el movimiento: cuando
recupere el estado de reposo anotaré
en mi agenda personalizada “la
energía es movimiento, ambos ajenos
al sentido”
Pensé al pasar: a veces no pensamos,
sólo pasamos de un estado a otro.
En ocasiones, lo que se piensa al pasar
es aleatorio. Hay estudios: tramitamos
unos treinta mil pensamientos por día,
la mayoría banales e inútiles.
Pero de todo ese material irrelevante y
sin interés, es posible extraer algo que
sirva para otra cosa, o al menos una
enseñanza:
Nuestra condición extractiva, todo lo
reduce a esta función, acaso primordial:
extraer, alterar y aprovechar este recurso
para un fin distinto del suyo propio.
Nuestra naturaleza superior, determina
que todo lo que existe son recursos, que
nos es dado extraer y apropiar para mejorar
la vida del extractor.
II
El pensamiento es una vibración interna
que expresa los distintos tipos de energía
que no pudo liberarse en movimiento:
(Si bien gozamos de la movilidad social,
los movimientos humanos son bastante
acotados por necesidad -la necesidad
genera nuevos límites- y aún mantiene
su vigencia el mandato del líder popular:
De casa al trabajo y del trabajo a casa,
que constituye la cultura del trabajo)
El sentido, como es sabido, puede permanecer
ajeno a todos los movimientos habituales del
hablante, cuya naturaleza es propensa a la
repetición encadenada.
Pero la dinámica evolutiva no se detiene
y siempre ofrece respuestas superadoras
que podemos reproducir.
Los modelos circulares, se están imponiendo
con una lógica irrefutable: La Repetición
produce su propio sentido, cuya reproducción
se automatiza sin dificultad.
No hace falta detenerse en pensamientos vanos,
pensaba al pasar.
Pero ante la necesidad de liberarnos de esa
energía cinética excedente y dilapidarla en
alguna reflexión innecesaria, procuremos
que nuestro pensamiento vibre alto.
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