(Aparicio Custom)
El mundo es cada vez más rico,
una verdad histórica cuya evidencia
es incuestionable.
No es ocioso reconocer, que no es
un hecho gratuito, ni azaroso:
Esta realidad es fruto del trabajo
humano, el único que genera riqueza
y sostiene el desarrollo.
Si bien es cierto que el mundo nos debe
casi toda su riqueza, es justo reconocer
que, en otro sentido, también nosotros
somos frutos del trabajo:
Durante millones de años, el mundo
trabajó, valiéndose de la selección natural
y otros recursos, para producir organismos
inteligentes, capaces de generar riqueza.
¿Cómo? Poniendo en valor el trabajo
asociado y la división del trabajo como
recurso para producir desarrollo sustentable.
Ahora bien: A la luz del mandato evolutivo
y la relación dialéctica entre el hombre, que
transforma el mundo con su trabajo y, a la
vez, es transformado por éste:
¿Podría pensarse que, en algún momento
del futuro, el mundo fuera a producir
inteligencias superiores, capaces de hacer
mejor nuestro trabajo, y nos descarte como
recurso evolutivo?
Si bien es una posibilidad lejana, no es algo
del todo descartable. Aunque hay motivos
suficientes para no perder el optimismo:
Alguien tendría que hacer el trabajo sucio, y
es difícil que alguien lo pueda hacer mejor:
Tenemos una vasta trayectoria, experiencia
y antecedentes comprobables.
No hay comentarios:
Publicar un comentario