(Manuel Santos Lupanares)
Nadie es lo que hace,
aunque haga lo imposible
o más.
Pero también puede hacer
otra cosa, lo que es lo mismo
en ese sentido.
El sentido se inventa
a cada paso, y así se pasa
de una acción a otra
para no repetir.
Nadie es lo que hace
aunque persista en el intento
y dure más que una oración
formal o un órgano en formol.
Hay formas de hacer, y de no
hacer. Ninguna se prolonga
demasiado, aunque hagamos
lo imposible.
Yo hice un pozo de los buenos.
Lo vi crecer, cavé con fe, con
denodado esfuerzo: creciente
y luego declinante.
Seguí profundizando, hasta acabar
cabiendo en él completamente. Al
completar mi obra, lo observé:
Era perfecto, lo probé, daba la talla:
Funcionaba como pozo personalizado
y propio. Contenido en mi obra, no
cabía sino preguntar:
¿Era yo parte de ese pozo que era mío?
¿Era ese, eso que yacía o ese volumen
cavado en concurso con mi fe?
Cavar, cualquiera cava, pero la propiedad
del Ser es algo más profundo:
Se debe recabar en el lugar correcto.
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