(Aquino Lamas)
El poema no tiene nada
que confesarte, no es amigo
para compartir tu opinión
o escuchar tu confesión.
Tampoco es para resistirlo
como si fuera un enemigo,
como dijo Jean Cocteau:
Los poemas suelen reproducir
cosas que escribieron otros,
acaso sea lo que mejor hacen.
Pero no son para cualquiera:
Hay que saber leerlos, no se puede
leerlos como cualquier otra cosa:
Eso es lo que tienen en común todos
los poemas y lo que los diferencia
de cualquier otra cosa escrita.
Por eso, no pueden ser para todos,
ni son para cualquiera: Hay que
saber leer un poema, y saber cuando
estamos ante uno que nos merece.
Algunos deben ser leídos en el sentido
de las agujas del reloj, que no es éste:
Éste no es un reloj, en el mejor de los
casos podría ser un poema, a lo sumo.
Lo que no significa gran cosa, aún
cuando a alguno pudiera parecerle
un buen poema.
Cada poema tiene su propio tiempo,
como los relojes, sean electrónicos,
mecánicos o un simple reloj de arena.
Bueno o malo, en cualquier caso
los juicios de valor le son ajenos
a éste, como a todo buen poema.
Eso corre por cuenta del lector,
del cual el poema no tiene nada
que decir:
Ya es bastante lo que dice,
si se sabe leerlo como se leen
los poemas.
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