(Epifanio Weber)
De nuestros signos vitales,
el más humano es un semicírculo
con un palito que lleva a un punto.
No pregunto cuántos son, no hace
falta saber mucho para formular
preguntas, ni hay que ser responsable.
¿Cuánto es? Pregunta in analfabeto
nativo igual que vos.
La pregunta es la primera piedra
del conocimiento reconocido:
No sabemos quién arrojó la primera,
ni cuál fue el resultado; no importa.
Dentro del Orden Natural, hay otras
especies que desarrollaron sistemas de
comunicación y poseen lenguajes que
no conocemos: No se puede conocerlo
todo.
Pero sospechamos que la pregunta
es creación humana, como tantas otras.
¿Somos los únicos que preguntamos?
Tal vez no, pero es una buena pregunta.
La evolución, es, entre otras cosas (y quizás
antes que todas) un signo de pregunta:
Un impulso que nos mueve sin que sepamos
hacia donde:
El conocimiento produce evolución
y la evolución produce conocimiento.
Así fue posible que muchas preguntas
del pasado tuvieran una o más respuestas.
Hoy tenemos muchas más respuestas.
Sin embargo, hay preguntas muy antiguas
que permanecen vacantes y vigentes.
No todas las preguntas tienen la misma
vida útil, ni la misma que el sujeto que repite
esta pregunta: ¿Se puede pensar que llegará
un día cuando la evolución ofrezca todas las
respuestas?
¿El signo de pregunta no será sino un recuerdo
del pasado, o apenas un recurso poético?
No sabemos si la pregunta tiene los días contados
como los poetas, pero todavía tenemos muchas
preguntas por delante, y ese signo todavía no ha
perdido utilidad:
Al menos, la de ser el más humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario