(Horacio Ruminal)
¿Qué sabemos del poema?
No mucho, tal vez lo necesario:
No es necesario saber mucho,
más que leer, y comprobar que
no es necesario.
Aunque esta condición no define
al poema: Hay otras cosas igual
de legibles que tampoco lo son,
incluso menos necesarias que
cualquier poema.
De la poesía, en cambio, sabemos
un poco más: Toda poesía es hostil
al capitalismo.
Lo averiguó Juan Gelman, alguien
tenía que decirlo, aunque para muchos
no fuera necesario.
No sabemos cuántos son, los que
leyeron el poema. Cuántos, los que
se detuvieron en ese primer verso
y comprendieron todo lo que significa.
Cuántos, los que pudieron extraer alguna
utilidad de esa lectura, o cuántos, los que
decidieron abandonar la poesía en ese
verso por hostil:
Al poema se lo puede abandonar
en cualquier parte. En cambio, al
capitalismo no se lo puede abandonar
por decisión propia.
La verdad, sabemos más del capitalismo
que del poema, que suele ser hostil a las
definiciones y siempre supo defenderse.
Aunque tampoco sabemos mucho
de aquel, más allá de las ley de la oferta
y la demanda, la volatilidad de los mercados,
la producción social y apropiación individual
y el desarrollo sustentable que promete
un crecimiento infinito con recursos
que no lo son.
El poema no es un sistema, ni una ideología,
aunque la tenga y observe ciertas cláusulas.
El poema no es sólo un objeto estético,
también tiene una ética. En cambio, el
capitalismo tiene una estética, y es hostil
a toda ética.
¿Qué sabemos de la función poética?

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