(Emeterio Askman)
Hoy es el día mundial del mosquito.
Aunque no todos lo celebren,
ni todos lo sepan.
Muchos no lo celebran por no saberlo,
pero él también tiene derecho a tener
su día, aunque tal vez no lo celebre
por no saberlo.
¿Cómo hacerles saber a los mosquitos,
o al menos a los más conspicuos, que
hoy es su día?
¿No es injusto que siendo su día, se
queden afuera de su propio festejo?
Yo no me pliego, no adhiero. No estoy
dispuesto a compartir semejante insensatez.
Entiendo que el mosquito tiene mala prensa
y no goza de la aceptación popular, pero hay
que recordar la utilidad de su presencia para
la conservación del ecosistema:
Sus huevos y larvas, son el alimento principal
de muchos peces, aves, batracios y mamíferos,
como el murciélago, uno de los nuestros.
¿Que son hematófagos, nos chupan la sangre
y transmiten enfermedades?
Sí, bueno, pero a nadie le gusta que se coman
a sus hijos; con alguien se tenían que vengar:
Cada uno se venga como puede. Esto de
celebrar el día del mosquito sin incluirlo
me parece mucho peor, como venganza.
Yo me solidarizo con el mosquito.
El macho es inofensivo, la hembra nos percibe
y valora como recurso, igual que nuestras
autoridades humanas en ejercicio.
El volumen de sangre extraída por mosquitos
a la civilización desde que comenzó la relación,
es insignificante en comparación a la sangre
derramada a lo largo de la historia, de animales
humanos y no humanos, por humanos.
La voracidad genética de algunas familias
de mamíferos, se transmite de generación
en generación.
En el día mundial del mosquito, que no cuenten
conmigo para esta celebración. Prefiero que se
me incluya afuera y expreso mi solidaridad con
todas las familias de mosquitos que nos vienen
acompañando, en las buenas y en las malas.

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