(Ricardo Mansoler)
Nadie más humilde
que un poeta,
escribía el poeta
J.C.
Los verdaderos
poetas, son reacios
a reconocerse como
tales ¿cuestión
de humildad?
“Un poeta está
siempre ocupado
por el enemigo, y
resiste. Esta
resistencia
clandestina es la base
de su trabajo”
El trabajo de
resistir; esta idea aparece
en otros poetas
conocidos: la poesía
es resistencia al
tiempo, a la utilidad,
y a otros mandatos
biológicos, sociales
o económicos.
Resistencia al sistema
del lenguaje y su
función primaria y
oficial, resistencia
a la autoridad y al
orden… Hay mucho
que resistir para
pretenderse poeta;
el enemigo es plural
y el poeta está
solo.
Hay poetas
pretendidos, y hay pretendientes,
aspirantes y
paseantes: casi todo el mundo
en algún momento
hace una pasantía por la
poesía, se acercan
con la curiosidad del turista.
(Todos fuimos
turistas alguna vez, hay quien
nunca deja de serlo,
e incluso quien cree
que es la única
condición que no se puede
abandonar.
Hay, también, los
que viven del turismo,
empresas de turismo,
y hasta estados
cuya única
industria es el turismo. Pero
es una industria
fluctuante, los turistas
van y vienen, en
busca de nuevas experiencias,
quieren la novedad,
creen que siempre hay
algo mejor por
conocer. El turista es, por
naturaleza,
optimista)
Pero el verdadero
poeta, resiste los embates
del turismo, del
optimismo y del oportunismo
y de todo aquello
que altere o contamine
su verdadera
ocupación.
El poeta vive en
estado de ocupación:
está siempre
ocupado por el enemigo…
El trabajo de
resistir; hay que ser humilde
para subsistir con
un trabajo no remunerado,
ni reconocido y
continuar ofreciendo resistencia.
Nadie más humilde
que un poeta.
Hay poetas tan
humildes que no escriben
casi nada: no creen
merecer la atención
de otro lector, de
uno verdadero: “Es preciso
ser muy humilde para
leer un poema y no
combatirlo como a un
enemigo”
Hay poetas, que
ostentando una humildad
extrema -acaso
excesiva- no escriben nada:
ante el impulso de
tomar la pluma, vacilan:
ésto que estoy por
hacer, podría hacerlo
cualquier otro
¿quién soy para arrogarme
el derecho a
protagonizar esta función, por
demás dudosa?
Sólo este grado
superior de la humildad
explica al poeta que
sólo escribió:
Con humildad, me
reconozco el más
humilde de todos.