viernes, 9 de diciembre de 2022

La evolución por división

 

(Horacio Ruminal)

 

En un principio, el animal humano

no sabía nada de sexo, ni de género,

sólo obedecía su instinto, como

cualquier animal inferior.


No conocía el amor, en ninguna de

sus presentaciones y prestaciones.


La evolución dio lugar a la división

multiplicando las opciones electivas

y liberándolo de los mandatos

biológicos, siempre arbitrarios.


Hoy sabemos que todo es divisible

y visibilizamos un horizonte pleno

de oportunidades para profundizar

nuestras divisiones.

 

La reproducción sexual, cuya esencia

es la división del trabajo, expresa una

ventaja evolutiva ante aquellos que

sólo se reproducen por división.


La división, recurso evolutivo por

antonomasia, nos hace libres: A ella

le debemos casi todo lo que somos.


Hoy sabemos que podemos gozar

con el sexo opuesto, y con todos

los otros: Lo que en verdad importa

es el género, que se subdivide como

Dios manda.


Todo género es divisible por Dios

y su santa unidad.


II

Somos completamente divisibles, y

nadie tiene por que ser esclavo del

sexo biológico, del género elegido,

ni de su autopercepción:


Todo puede cambiar, entendimos

que todas nuestras inclinaciones son

temporales, provisorias, efímeras

y cualquier alteración enriquece el tejido

ontológico y estimula la movilidad social.


Me inclino a creer.



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