(Carlos Inquilino)
Quería volver a la edad del pavo,
sentía no haberla aprovechado lo
suficiente.
Lo intenté, pero fui rechazado por
mis nuevos pares coetáneos:
No me reconocían, tenían sus propios
códigos, que no me incluían
y no se mostraban solidarios
(Ni con mi condición etaria
ni con mi pasado empavonado
de fracasos pavorosos)
Impávido, retomé mi agenda habitual,
un tanto resignado, aunque pude recoger
una enseñanza para el futuro:
Pretender volver al pasado es como
querer resucitar a un muerto,
una empresa vana…
Por eso los más sensatos no quieren
saber nada con el pasado; prefieren
aspirar hacia adelante.
La experiencia sirvió, arroja
un saldo positivo. El fracaso es
el mejor maestro:
No hay una edad mejor que otras,
en todas podemos hacer y decir pavadas
con algún éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario