miércoles, 28 de diciembre de 2016

El gen optimista

(Horacio Ruminal)



Hay que aceptar,
venimos a aceptar -me dijo
un aceptante consecuente-

Hay que aceptar para poder
pertenecer y gozar de algún
reconocimiento aceptable.

El reconocimiento, es la forma
superior de la aceptación -me
dijo un autor no reconocido-

El reconocimiento es un goce,
pero para gozar de reconocimiento
primero hay que obtener aceptación
-y para ser aceptado hay que aceptar
las condiciones de aceptación-

El reconocimiento es una repetición
-una aceptación que se repitió-
y las repeticiones son algo aceptable,
porque remiten a lo conocido, que es
lo único seguro.

Todo lo que hacemos
es para ser reconocidos, me dijo un
aspirante.

(El reconocimiento es más importante
que el conocimiento:  hay quienes
adquieren una cantidad de conocimientos
sólo para ser reconocidos)

No conozco a nadie que no espere
ser reconocido por lo que hace,
ó aún por lo que no hace.

El aceptador serial suele ser aceptado en
cualquier parte, a diferencia del que sólo
ofrece una aceptación parcial.

El aceptador genuino, integral, no tiene
dificultades de adaptación: se integra y
comparte, goza con naturalidad de su
condición aceptable.

Es sabido, los que aceptan viven más,
y cursan una vida casi sin conflictos.

Aceptar no es difícil.
Todos podemos aceptar todo, es una
cuestión de voluntad -aunque a veces
se requiere un trabajo personal para
superar los propios obstáculos, en
ciertas personalidades conflictivas-

Pero con el esfuerzo individual, y el
asesoramiento de personal capacitado
todo se consigue; la capacidad de
aceptación es algo natural a la especie
y siempre puede ser desarrollada.

La Historia lo atestigua y el presente
lo confirma con suficiente elocuencia
para alimentar el optimismo:

Hemos sido capaces de superar adversidades,
contratiempos, y salir airosos de situaciones
azarosas.  Aceptamos nuestro destino superior
y aceptamos las respuestas mas dudosas.

Hemos sido capaces, y aceptamos con orgullo:
Solo deseamos ser aceptados.

Somos capaces de aceptar 
cualquier cosa.




miércoles, 21 de diciembre de 2016

Hablar del tiempo

(Asensio Escalante)



Hablemos del tiempo:
El tiempo sirve para iniciar
una conversación, tanto como para
ponerle fin: No tengo más tiempo.

Nadie sabe a ciencia cierta
cuanto tiempo tiene, aunque sabemos
que en los tiempos que corren todos
tenemos poco tiempo (salvo los viejos
que viven en otro tiempo: consumida su
vida útil, no tienen mucho que esperar ni
tienen urgencia: pueden perder tiempo
hablando del tiempo)

Hablemos del tiempo:
Los que hablan del tiempo, se llamaba
una canción de un oriental cuya letra
no recuerdo (la memoria acusa el paso
del tiempo)

Hablar del tiempo es un buen pasatiempo
para aquellos que necesitan hacer tiempo,
ya sea por alguna causa temporaria, algo
circunstancial, o porque saben que no tienen
nada que hacer antes de morir y carecen de
aptitud o vocación para hacer poemas sobre
el tiempo.

La opción poética ofrece dos ventajas:

1- La extensión en el tiempo: No se puede
hablar del tiempo mucho tiempo, ya sea con
un desconocido o un conocido; el tiempo es
siempre un pretexto para pasar a otro tema.
En el poema no hay límites, y el autor puede
explayarse y extenderse tanto como desée,
si tiene tiempo.

2- No se necesita un interlocutor, lo que nos
exime de tener que soportar lo fatigoso y
previsible de los repetidos discursos sobre el
tiempo.

El tiempo es oro, según la brillante traducción
del proverbio inglés, que pretende dar un matiz
poético a la metáfora del capital: Oro equivale
a dinero (pero éste no emite brillo poético…
a diferencia del noble metal)

Aunque,   no todo lo que brilla es oro:

Hay quienes aprovechan su tiempo
y quienes sólo lo consumen.

Hay quienes creen que el consumo es
la mejor manera de aprovechar el tiempo.

Desconocen que el tiempo es un insumo
productivo: sin tiempo no hay trabajo,
todo producto humano contiene tiempo.

Pero la cantidad de tiempo insumido no
guarda relación con la calidad del producto:
Se puede escribir un buen poema
en cinco minutos.



(De "Poemas para leer en otro momento"
 Ed. El papemor alzado, 1975)


domingo, 18 de diciembre de 2016

El neologismo soñado

(Horacio Ruminal)



Si uno no ama lo que hace
sería mejor no hacerlo,
sostienen los que creen en el amor,
en el poder del amor:  un poder
purificador y justificador  -un poder
abarcativo-

El  amor  lo  justifica  todo,
desde el crimen pasional hasta el
sacrificio de la propia vida.

El amor es pasión, y la pasión
es riesgo, es aventura,
como todo emprendimiento.

“Animate a emprender” reza una
publicidad oficial, y concluye:
“alcanzá tu sueño”.

Hay que entender el sentido positivo:
El gobierno promueve nuestros sueños,
soñar no cuesta nada, y no es en vano.
Al gobierno le interesa que los sueños
sean alcanzados, realizados.

Hay que entender: Ellos saben bien
lo que soñamos cada uno, y se muestran
dispuestos a ayudar, a asesorar.

El sueño de todo bien nacido, el sueño
de todo argentino de bien, es tener su
propia empresa. ¿Acaso hay otra cosa
que valga la pena soñar? ¿Hay otro sueño
que merezca emprenderse?

Sueños y aspiraciones son cosas personales,
pertenecen al ámbito de lo subjetivo.
Pero el gobierno te conoce, conoce tu sueño
y se ha fijado un objetivo:
Pobreza cero, y para atacar la pobreza
nada mejor que promover el emprendimiento
y la autoinversión; que cada uno sea su propio
inversor, su propio empresario, asumiendo
que cada cual es responsable de sí mismo.

“Animate a emprender”
nos anima la propaganda oficial, junto a la
imagen de una mujer que amasa, amasa y
sonríe: es feliz -podemos ser más felices-
al realizar su sueño, el sueño de todos,
amasemos o no (hay que captar el sentido
metafórico: amasa, ama amasar, ama lo que
amasa,  está empezando a amasar una fortuna;
pronto no amasará más, otros amasarán por
ella que estará abocada a gestionar
la expansión de su empresa, que seguirá creciendo
en forma ilimitada e indefinida)

El verbo emprender es un verbo abarcativo
de amplio espectro: se emprenden obras,
guerras, revoluciones, interpretaciones y análisis
semiológicos, se emprenden negocios buenos,
malos y dudosos, y llegado el caso se puede
emprender la fuga, y hasta la fuga de divisas.

También ha servido para perpetrar
un neologismo de dudosa consistencia
y más dudosa calidad semántica:

emprendedurismo.

Pero hay que ver el lado positivo. Acaso
la imposición de este artefacto neológico
contrario al sentido estético de la lengua
como a toda sensibilidad poética, venga
a cumplir la concreción de algún sueño…

Hay mucho emprendimiento verbal
dando vueltas.  Animate.




miércoles, 14 de diciembre de 2016

Contaminación o Barbarie

(Onésimo Evans)



No todo es nítido
ni armónico,
pero casi todo es parte
de algún orden. Sólo
hay que pertenecer.
Un buen contribuyente no cuestiona:
es lo que hay, acepta.

Para casi todo hay un antídoto
pero no todo es nítido.

El exceso de emisión humana
puede observarse como un signo:
todos los signos son parte del
orden natural, una vez emitidos
o incorporados.

Emitir contaminación
es una respuesta natural:

Producir contamina, el trabajo
es contaminación, contaminar
es humano: como escribir -una
de las actividades humanas que
menos contaminan-

La contaminación no descansa:
todas nuestras necesidades tributan
a la contaminación. En condiciones
naturales el hombre contamina.

No podemos concebir el mundo
sin contaminación, todo lo que
somos lo debemos a ella.

La tierra está contaminada; el aire,
el agua, los alimentos están contaminados.
Un buen contribuyente no cuestiona, es lo
que hay: todo lo que se puede hacer
contamina.

Pero la contaminación produce utilidades
-las utilidad es contaminante-

Nuestros hábitos de consumo están
contaminados.

Los pueblos originarios no tenían el hábito
de contaminar, pero se extinguen: están
llamados a desaparecer por su incapacidad
de adaptación; no quieren integrarse, no
quieren crecer ni tienen aspiraciones, y
sólo pretenden vivir en armonía con la tierra,
que está contaminada, repitiendo el pasado.

No tienen vocación ni voluntad de emprender,
de aprovechar las oportunidades y gozar de
los beneficios del desarrollo desigual, las
relaciones asimétricas y la movilidad social.

Insisten en mantener sus hábitos y prácticas
ancestrales, reproduciéndolos sin tomar riesgos
ni agregar valor. Es inútil hablarles de progreso,
de esfuerzo personal, de la cultura del trabajo o
de la gestión ambiental. No entienden lo que
significa una contaminación sustentable. 




lunes, 28 de noviembre de 2016

Las ciencias del futuro

(Epifanio Webber)


En un futuro
habrá más gente estudiando economía;
los economistas encontrarán como
extraer nuevas utilidades de la economía.

En un futuro
sólo habrá estudiantes de economía,
la ciencia más útil -aunque todavía
haya epistemólogos que no la reconocen
como tal: demasiado útil para ser una
ciencia-

La utilidad es siempre sospechosa.

En el ámbito académico económico
no hallan motivos para inquietarse:

En un futuro, predicen -los economistas
conocen el arte de la predicción y se sienten
autorizados a predecirlo todo- en un futuro
la epistemología, como la filosofía y todas las
disciplinas del conocimiento, será parte de
la economía.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Deuda interna

(Carlos Inquilino)



Nadie sabe lo que pasa
dentro de sí.
Aunque se interne y se ensimisme
en la aventura del auto conocimiento.
Uno puede pensar en uno,
concentrarse en las funciones
de sus órganos más íntimos,
en los sonidos interiores de fluídos
que circulan dentro de uno, en un
sentido u otro, surcando sus propias
cavidades, ajenos al mundo exterior
y sus sentidos dados.
Uno puede aguzar los sentidos
hacia adentro de su unidad inapropiable,
procurando penetrar la insondable realidad
del movimiento que lo nutre, sosteniendo
circuitos neuronales, proveyendo equilibrio
y sentido de unidad a esa diversidad de
células, tejidos, moléculas.
Uno puede concentrarse más, abstraerse
de su propia realidad objetiva, de su entorno
e incluso de las percepciones condicionadas
por el conocimiento, y ahí, en abstinencia
de todo estímulo ajeno, sin interferencias
emotivas, ahondar en la noción de unidad:
el último refugio de la subjetividad más
íntima, y llegar a percibir el mínimo y
acérrimo rumor de las colonias de bacilos
y bacterias dirimiendo su batalla cotidiana
en el seno de uno. De ellos depende
la unidad precaria, dudosa y paradójica
que abona nuestras aspiraciones de sujeto:
Por cada célula humana hay diez que
no lo son. 



jueves, 17 de noviembre de 2016

Rendir

(Horacio Ruminal)



Hay que rendirse, pero
sin victimizarse:
Lo que sobra son víctimas,
el mundo no necesita más

¿o sí?

Hay que discriminar
las víctimas legítimas
de los victimizados.

(Luego, apuntar a las víctimas
de esta discriminación: Hay
que apuntar a los que no se rinden,
no rinden tributo al rendimiento y
ni siquiera aceptan su culpa. Se
victimizan:  apuestan al rendimiento
de la victimización)

Hay que rendirse,
la sociedad del rendimiento
se sostiene en este axioma:

Lo que no rinde es desechable,
hay que aumentar el rinde,
optimizar el rendimiento.

El buen emprendedor, el empresario
de sí mismo, nunca se rinde: sabe
que el fracaso y el error, son oportunidades
de crecimiento, y siempre hay potenciales
víctimas que cobrar.

Hay que rendirse a la evidencia:
Si a otros les va bien y a nosotros no,
es que algo estamos haciendo mal.

Hay libros de autoayuda para superarse:
El arte de ganar
El arte de negociar
El arte de vivir de la basura
El arte de vivir del arte.

El arte no va a salvarte
pero puede enriquecerte

( hay distintas formas de enriquecerse,
  pero  todo  enriquecimiento es ilícito )



lunes, 31 de octubre de 2016

decisiones

(Horacio Ruminal)



Las buenas decisiones
incrementan la autoestima.

Incrementar la autoestima
es una buena decisión.

Hoy sabemos -se nos hace saber-
que somos producto de las decisiones
que tomamos: cada uno tiene el presente
que merece; que es el resultado de las
decisiones del pasado.

Somos pasado: una historia viviente
que condiciona y determina nuestra
forma de producir presente.

No se puede desandar, ni borrar, ni
rectificar: el pasado es pura información,
pero no es conocimiento si no puede
procesarse: hay un proceso, un pasado
que superar, hay una pesada herencia,
heredamos una Historia hecha por otros.

Hay un presente, una realidad que deja
que desear, no es lo que esperábamos.

Como sociedad, hay que hacerse cargo
de las malas decisiones del pasado,
aunque ésto signifique una pérdida
para nuestra autoestima común.

Somos el presente del pasado:
No somos lo que hacemos, ni siquiera
lo que hicimos. Estamos sujetos a nuestra
propia condición histórica:

"Los hombres no hacen su historia a su propio
arbitrio.  No la hacen bajo circunstancias que
han elegido, sino que le fueron determinadas,
legadas por el pasado.  La maldición de
todas las generaciones muertas oprime
como una pesadilla el cerebro de los vivos"

Borrar la huella histórica
podría ser una buena decisión,  pero
no es fácil tomar buenas decisiones;
la realidad, marca una tendencia:  la mayoría
de nuestras decisiones son dudosas, cuando no
erradas.

Luego, no hay que subestimar a quienes
carecen de capacidad de decisión:
Algún día nos pedirán cuentas,
basta que se decidan.







jueves, 27 de octubre de 2016

La palabra poética

(Ricardo Mansoler)



La poesía está siempre más allá
de las palabras.
Las palabras van y vienen
-como los poemas- con su carga
de arbitrariedad y sentido:
Como los poemas, circulan y remiten.
Pueden salir de circulación, volver
y caer en el olvido, como los poemas.

Los poemas son palabras agrupadas,
palabras que no serían poema
sin la intervención del poeta.

Hay palabras más y menos poéticas,
palabras neutras y palabras apoéticas.
El poeta elige, y debe ser meticuloso:
sabe que no puede usar ciertos vocablos
ni abusar de otros (si se juntan muchos
términos poéticos se neutralizan entre sí
y el resultado es contrario al esperado)

Pero la decisión es siempre subjetiva:

Vientre no es poética, por el contrario
remite a una zona de nuestra anatomía
asociada a funciones metabólicas.
Hay vientres salientes, prominentes,
planos, trabajados, claudicantes…

Es cierto que el bajo vientre
también alberga órganos genitales.  Pero
cuando se habla de vientre, se piensa
en intestinos, tripas, movimientos internos
de órganos tan poco poéticos
como las funciones que representan;
mover el vientre es una metáfora común
entre las menos poéticas.

Sin embargo, hay poetas que hacen caso
omiso de la condición apoética y recurren
a este significante con mayor o menor fortuna:

Miguel Hernández (Menos tu vientre)
o Spinetta (Muchacha ojos de papel: el punto
poético más alto de toda la historia de
nuestro rock nacional -paradójicamente
no es rock)  son buenos ejemplos.

La poesía está más allá de las categorías
y las divisiones.

La poesía está siempre más allá
de las palabras.

domingo, 16 de octubre de 2016

Superación o muerte

(Carlos Inquilino)



La adaptación es la respuesta
superadora a todo conflicto -es útil
aceptar:  sin aceptación no hay
adaptación-

La capacidad de adaptación es
condición evolutiva: los más aptos
se adaptan.

Hay que adaptarse al ritmo evolutivo,
hay que aceptar las condiciones que
impone la evolución.

Hay que adoptar pensamientos amigables
con el entorno y con el sesgo de la propia
evolución en curso,  pensar en positivo:
todo puede resultar aceptable desde una visión
superadora, un pensamiento bien armonizado
con la realidad que el mundo nos ofrece
(Las dificultades, los contratiempos, son parte
del camino evolutivo)

La aceptación y la adaptación, son signos
de un pensamiento positivo. Adoptar un
pensamiento positivo incrementa la capacidad
de adaptación (algo necesario para mantener
el ritmo evolutivo y acompañar el movimiento
que conduce al crecimiento sostenido)

Crecer es bueno, es positivo. Aceptemos,
aceptémonos como parte de ese crecimiento.
Quien no se adapta no crece: los más aptos
se adaptan; los inadaptados padecen y perecen.

El desierto crece, verificaba el filósofo
en el siglo XIX  (el mismo siglo de nuestra
Campaña del Desierto, que aún no acaba)

Hoy sigue creciendo, en más de un sentido
y  a un ritmo sostenido:
Hay que adaptarse al ritmo,  el ritmo de la
desertificación y confiar en la selección natural:
 
Somos la vanguardia de la evolución.
Somos la especie elegida... 
 
(Y somos mayoría los que deseamos la cortesía)


sábado, 15 de octubre de 2016

Las propiedades de la división

(Tomás Lovano)



Procedemos de la división:
Las primeras formas de vida
eran seres unicelulares que se reproducían
por división:  Es algo natural la división.
Es natural que haya opiniones divididas.
La vida moderna plantea múltiples desafíos
cuya diversidad requiere una permanente
adaptación; la única respuesta es la división:

Sin división no hay adaptación. Todavía nos
estamos adaptando a la división del tiempo,
pero si pudimos dividir el tiempo, nada
nos impedirá poder llegar a dividirlo todo
(No es una observación menor: dividir permite
medir, medir es conocer, y el hombre es la
medida de todas las cosas, divisó un filósofo
hace siglos. Sin medida no hay utilidad)

La división del tiempo es un hecho histórico
y una condición evolutiva: Gracias a ella
ejercemos la posesión: “ahora tengo poco
tiempo”. Esta frase tan común, tan banal,
contiene un sentido tan trascendente como
capital para la experiencia del sujeto emisor:
La posesión y disposición del propio tiempo
es determinante, tanto para establecer criterios
de utilidad como para el ejercicio de la propiedad:

Tenemos tiempo, el resto es secundario; podemos
dividir, organizar, distribuir y destinar según la
necesidad y las valoraciones asignadas.

Y todavía más: Podemos esperar -mientras
gozamos de esta propiedad- a que vengan
tiempos mejores, mientras trabajamos en la
superación personal para desarrollar la propia
capacidad de adaptación:

Adaptarse a todo es trabajoso:

Todos los trabajos requieren un tiempo
de adaptación.

(Todavía nos estamos adaptando a la división
del trabajo)


domingo, 25 de septiembre de 2016

Economía poética

(Ricardo Mansoler)



Por vos mataría un monstruo,
leí en un muro.

Un buen recurso, pensé sin detenerme,
poesía sin adjetivos, metáfora desnuda,
sujeto tácito, economía de guerra:

Se puede prescindir de casi todo, hasta
del sujeto -una buena meta, suprimir
al sujeto que mata-

Se puede prescindir, incluso de la voz:
Hay quienes dicen que es mejor no
conocer la voz del poeta, de modo que
cada lector le de la suya, asumiendo su
propio papel, su parte protagónica.

Algunos van más lejos:
Lo ideal es la ignorancia, que no se sepa
nada del autor ni de su circunstancia, y
que no pueda asociarse lo escrito a un
rostro, un cuerpo, una biografía, un lugar
y una época: Que la relación entre lector
y poema no esté contaminada por la
información.

Hay quienes rechazan sin más la imagen
del poeta leyendo sus poemas en público.
Yo nunca leería para otros, oí decir a un
poeta: me parece lamentable los que graban
su voz, leyéndose a sí mismos; es un acto de
vanidad y de soberbia privar al lector de su
propia lectura (decirle: esto se lee así…
cuando no existe una lectura correcta, una
forma excluyente de interpretar un texto
poético)

La labor del poeta termina cuando acaba
la escritura del poema  (después podrá leerlo
un número de veces  -leer es repetir-  y 
guardarlo, publicarlo u olvidarlo)
Yo nunca leería a nadie poemas de nadie,
y menos aún los propios: No sabría como
leer un poema mio. No los hice para eso;
tendría que improvisar y no hay nada peor
que un repetidor improvisado.



jueves, 22 de septiembre de 2016

Grageas

(Estanislao Del Signo)



Una gragea en medio de las comidas,
reza la receta que escribió mi médico,
el dr. T, muerto hace años
sin que yo me enterara.

Una gragea en medio de las comidas
-una gragea es un anacronismo: hoy
nadie habla de grageas-

No sé de qué murió, no era muy viejo,
no vendía salud -raro en un médico-
¿Cuánto le debo?
-No, nada… Me palmeaba y me despachaba.

Una gragea… Al dorso de la receta,
el esbozo de un poema trunco.
El remedio recetado ya no existe.
Bajo el texto manuscrito, la dirección impresa
del consultorio: una casa antigua y generosa
del Abasto -que pudo haber sido un conventillo
en otra época- donde también funcionaba un
almacén de productos naturales.

La sala de espera era un patio que daba hacia
un fondo con algunos árboles y vegetación
diversa. Era común la circulación de gallinas,
tortugas y otros habitantes naturales.

Hace tiempo, andando por ahí, la busqué
sin encontrarla: Ahora hay un edificio.

La casa, el Dr. T y las grageas, sólo existen
en mi memoria, y acaso en la de algún otro
paciente abandonado  -abandonado como
mis poemas truncos-

La demolición, el olvido, acaso sea el común
destino de casas, hombres y poemas.


La receta goza de buena salud,
y no tiene vencimiento.



 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Las ventajas del amor

(Dudamel Rambler)



Se debe educar en el amor.
Un hijo cualesquiera dado
en el amor debe ser educado,
aunque provenga del pecado.

No todos los hijos son deseados
o esperados: Cuando yo vine a este
mundo nadie me estaba esperando,
escribió un poeta que no puedo
precisar -un poeta olvidado, al menos
para mi-

No todos los hijos son hijos del amor.
Pero no obstante, se debe educar en el
amor.

El amor es ciego, arbitrario, excluyente,
pero es capaz de unir cualquier cosa, y
sirve para justificarlo todo.

Se debe educar en el amor, e incluso
inculcar el amor en todas sus formas,
empezando por el amor propio, el amor
al trabajo, a la propiedad,  y el amor a la
competencia:

Venimos a competir, necesitamos alcanzar
un estado competitivo para poder competir
con éxito  -sólo se compite por amor al éxito-

Padres competentes, educan en el amor
a la sana competencia -competir es sano-

No todos alcanzarán el éxito,
pero el amor vence.

martes, 30 de agosto de 2016

Cultivo dudoso

(Ricardo Mansoler)



Hay dadores y receptores,
deudores y acreedores,
emisores y emisarios.
Hay emisión dudosa
y misiones imposibles.
Hay quienes dudan de su misión
y hay quien no duda en someterse.

Hay más dudas que certezas,
pero los jóvenes no dudan
y la duda no envejece.

Hay dudas: ¿la duda es condición
poética? ¿O sólo condición humana?

Quien duda de su propia capacidad
sólo puede producir objetos dudosos.

Quien duda de su alimento sólo
alimentará la duda metabólica.

Pero quien levante banderas dudosas,
siempre tendrá seguidores. Y quien
cultive valores dudosos, amasará
fortunas.

Hay hombres que dudan un día,
y son buenos. Hay otros que dudan
un año y son mejores. Hay quienes
dudan muchos años y son muy buenos.
Pero hay quienes dudan toda la vida:
esos son irrecuperables para la patria
tanto como para el mercado.


sábado, 27 de agosto de 2016

Mitades

(Ricardo Mansoler)



La mitad del mundo tiene algo que decir,
pero no puede; la otra mitad no tiene nada
que decir, pero no calla.

Esto dijo Robert Frost, un poeta: una parte
del mundo lo conoce, otra no; esto es seguro.
No todo el mundo conoce a todos los poetas,
se podría decir que nadie. No es posible:
Ni siquiera los poetas conocen a todos sus
semejantes, no es necesario.
Es suficiente que uno se reconozca a sí mismo
en algún poeta, para pensar en emularlo: Yo
podría haber escrito esto… Todos los poetas
son deudores, lo reconozcan o no. Nadie sería
poeta sin el conocimiento de otros poetas, sin
saber que existieron y existen poetas. Como
nadie abrazaría la carrera de las armas si no
conociera la existencia de esa vocación  (Hay
vocaciones para todos los gustos)

Somos deudores, heredamos un mundo con
su historia; luego elegimos qué reproducir:
Una parte elige, la otra no puede: algo
arbitrario (nuestras elecciones suelen ser
arbitrarias)

Decir que la mitad del mundo tiene algo que
decir, es algo arbitrario, tanto como decir lo
contrario: que la mitad no tiene nada que decir
(El problema de las fórmulas binarias: lo
contrario, a veces puede ser lo mismo)

Pero el autor es un poeta, y un poeta siempre
es algo arbitrario: No se pregunta si tiene
algo que decir, sólo lo dice, sin importarle
a qué mitad pertenece.



sábado, 13 de agosto de 2016

Función y perversión

(Remigio Remington)



Hacer visible lo invisible,
lo velado por la realidad que fluye
en un sentido.
Merodear otros sentidos subyacentes,
echar un manto de luz tenue
sobre aquello que ocultan las palabras,
o dar a luz otros sentidos:

He aquí una parte de la función poética.
Hay fórmulas al alcance de todo el mundo,
hay otros mundos, adaptables a la diversa
necesidad de pertenencia.

Hacer o asir, son experiencias contempladas
en el orden de lo previsible -cualquier orden
es artificial, incluso el orden natural-

La naturaleza humana
necesita establecer órdenes
para poder subordinarse, dividirse
y pertenecer -hay que pertenecer-

La palabra sirvió para desarrollar
el sentido de pertenencia: somos parte
del mundo sensible y respondemos
al orden simbólico: organismos capaces
de emitir y percibir sentido, con o sin
sonido -la novedad de la lectura silenciosa
es un descubrimiento atribuido a un monje
de la Edad media: durante un tiempo
mantuvo silencio, hasta ser descubierto-

Somos conscientes: una buena parte del mundo
escapa a nuestra capacidad perceptiva
y cognitiva, pero eso no nos impide ejercer
cierto dominio sobre la naturaleza, el dominio
de la fuerza, la razón de la violencia.

Pero tenemos palabras; son de todos
y sirven para justificar todo.

Con palabras construímos teorías, argumentos,
cantos y sentencias.
Con palabras creamos religiones, desde donde
la palabra divina aprueba cada despropósito.
Con palabras, nos vanagloriamos de la posesión
de conciencia y de la producción de conocimiento,
aunque suela estar asociado a fines deleznables.

La aparición de la escritura no nos hizo mejores
como especie, ni como individuos salvo contadas
excepciones: Claude Levi Strauss (Las enseñanzas
de la escritura): “La escritura apareció entre el 3 y 4
milenio antes de nuestra era. Sin embargo, hasta el
nacimiento de la ciencia moderna el mundo occidental
vivió unos cinco mil años durante los cuales sus
conocimientos no se acrecentaron. En términos de
civilización y barbarie lo único que acompañó la escritura
fue la formación de ciudades e imperios, es decir la
integración de un gran número de individuos en un sistema
político y su jerarquización en clases. Tal es la evolución
que se aprecia desde Egipto hasta la China: favorecer la
explotación de los hombres antes que su iluminación.
Esta explotación, que reunía millones de hombres para
someterlos a tareas extenuantes, explica el nacimiento de
la arquitectura (una disciplina que siempre necesitó esclavos)

La función primaria de la escritura, hay que admitirlo,
es la de facilitar la esclavitud.

El empleo de la escritura con fines desinteresados, para
obtener de ella satisfacciones intelectuales o estéticas,
es un resultado secundario, y más aún cuando no se reduce
a un medio para reforzar, justificar o disimular el otro”

Hacer visible lo invisible:  las enseñanzas de Levi Strauss,
la escritura es un instrumento de sometimiento, y la función
poética, y de alguna literatura, se vinculan a la noción de
perversión:  son un desvío del sentido útil.

 

miércoles, 10 de agosto de 2016

Realidad y metáfora

(Ricardo Mansoler)



Se busca gas en el mar,
se busca agua
debajo de la tierra,
se buscan tierras incultas
para cultivar nuevas alteraciones
-todo lo que es, merece ser alterado-

Se buscan otros planetas
donde poder buscar.

Se buscan diversos elementos
para dar continuidad a nuestro
sistema de búsqueda y para
optimizar los resultados.

Todo puede ser útil
para extraer conclusiones, obtener
información que permita superar
nuestra capacidad extractiva:
venimos a extraer, necesitamos obtener
nuevos recursos -cada uno desde su
extracción de clase- para invertir
en futuras extracciones.

La búsqueda contra natura
es una particularidad exclusiva
de la naturaleza humana.

Yo persigo una forma,
otros otras,
todos perseguimos:
soy uno de nosotros.

Hay perseguidores y perseguidos,
dadores y receptores, preceptores
y autoridades: Hay un orden que
mantener, cada uno debe ocupar
su lugar: hay ocupadores y ocupados,
ocupantes y subocupados; todos
respondemos a las fuerzas de ocupación.

Hay tantas formas de percibir como sujetos.
El sujeto emite: ser es emitir, la emisión
de sujetos no puede discontinuarse; la
continuidad es necesaria para la producción
de metáforas -producir es alterar- tanto
como de sujetos.

Hay sujetos que producen sus propias
metáforas, otros se apropian y repiten:
reproducen  -sin repetición no habría producción
ni reproducción-  y otros prescinden, no necesitan:
viven sin metáforas, o bien, viven en un sentido
metafórico.

La realidad no sufre alteraciones
por la emisión y circulación de material
metafórico: pero “hay metáforas más reales
que la gente que pasa por la calle”

Sujetos y metáforas
constituyen la memoria común,
piélago amorfo que contiene todos
los destinos humanos.

Soberanos o no, podemos percibir, citar,
reproducir, perseguir formas -podemos
adoptar distintas formas de perseguir, hay
precedentes-

En la carrera de la vida, hay ganadores y
perdedores: estos son siempre mayoría,
pero todo es cuestión de tiempo.
Por ahora se respeta a las minorías:
Hay metáforas para todos -la carrera de
la vida es sólo una metáfora-

En la carrera contra el tiempo
todavía perdemos: los muertos se imponen
a pesar del crecimiento sostenido, el desarrollo
sustentable, el aumento de la esperanza de vida.

Hay más de cuatro muertos por cada vivo,
-aunque nos queda el consuelo dudoso:
alguna vez seremos mayoría-



domingo, 31 de julio de 2016

Porvenir

(Ricardo Mansoler)



No sé qué es el porvenir
ni de donde proviene
lo que ignoro.

He ignorado mucho,
me he cansado poco y creo
haber olvidado lo necesario.

No he terminado casi nada
de todo lo que hice,
he cultivado bacterias
y criado lombrices
(quizás fueron felices)

Nunca sacralices lo que desconoces,
no agonices en medio del camino
ni protagonices la ilusión ajena
con el cuerpo del poema pitagórico.

Ama tu ritmo
en su justa medida,
u ódialo sin miramientos.

No te vanaglories de tus cicatrices
ni de tus conocimientos.

No envidies el canto del ruiseñor
ni el vuelo de la chotacabra

No envidies el canto del papemor
ni codicies la mujer del prójimo.

No envidies al prójimo:
la propiedad es un sacramento.
No sacralices el deseo del otro
ni sobrevueles su excremento.

No valores ni juzgues, sin contar
con elementos suficientes: para la
naturaleza humana, nunca nada
es suficiente.

No juzgues ni valores, no sacrifiques el
placer por gozar de la virtud, no enarboles
valores adquiridos ni adquieras hábitos
dudosos: no adquieras por necesidad
ni pidas compasión; alguien sabrá que
hacer con tu cadáver.

No idealices, ni sacralices, ni comas
perdices.
Come tu carroña, arma tu ritmo
y completa tu destino,
sin dejar de observar el rastro
que te une a la bacteria.

jueves, 28 de julio de 2016

Atrofia

(Asensio Escalante)



La música se empieza a atrofiar
cuando se aleja demasiado del baile.
La poesía se empieza a atrofiar
cuando se aleja demasiado de la música.

Opinaba Pound, sin duda una opinión autorizada,
un erudito y un maestro que pasó sus últimos
años recluído en un psiquiátrico: una de las
formas en que la sociedad civilizada condena
al que desobedece.
Pound, un poeta que además escribió sobre poesía
es autor del más contundente poema contra el
capitalismo, desnudando su esencia: la usura.

Pero creyó que el fascismo acabaría con los males
del capitalismo, y su error histórico lo condenó:
ganaron los aliados -que eran los enemigos- y
ganaron gracias a un aliado de última hora que el
nazi fascismo les proporcionó: los rusos.

Las alianzas no son para confiarse, pueden responder
a relaciones efímeras, ocasionales, de conveniencia
o intereses estratégicos.

La relación entre baile, música, poesía, no escapa
a esta condición. Aspirar a una poesía bailable, no
parece demasiado interesante: yo preferiría no hacerlo.

Hay ya suficientes ritmos, pautas, normas y condicionamientos
que obedecer en la vida de cualquier contribuyente -con o sin
aspiración poética-

¿Atrofia o hipertrofia? ¿Qué es aquello que el arte debiera
procurar desarrollar? ¿Debería ceñirse, ajustarse o establecer
criterios de normalidad?

La libertad, esencia del arte, nos permite gozar de ciertas músicas
felizmente alejadas del baile -desprovistas de esa utilidad-
Si la música es el lenguaje del alma, bien puede permanecer ajena
a las necesidades de los cuerpos. Todos los cuerpos son materia,
y todas las artes aspiran a la música.

El arte se empieza a atrofiar cuando se ajusta demasiado a cláusulas
establecidas, cuando se subordina a los términos de lo previsible y
observa límites, y acepta.

El arte, se atrofia cuando acepta condiciones para ser aceptado.

jueves, 21 de julio de 2016

Felices suscriptores

(Senecio Loserman)



La felicidad está en las cosas simples.
Una simple frase, una frase simple.
Hay quienes disfrutan de estas cosas,
felices suscriptores.

Lo simple: Simples o no, podemos reducir:
-reducir es simple- La felicidad, está
en las cosas: acceder a esas cosas,
conseguir, obtener, adquirir e incorporar
esas cosas felices -incorporar es simple-

La felicidad está en las cosas simples:
Una frase feliz y simple, simple y feliz.

Ser feliz no es simple.
Se puede ser feliz sin ser simple.
Si no se es simple, es menos simple
ser feliz.

Pero todo se reduce: decidirse a ser simple,
hay que decidir ser decidido, primero,
y luego: decidir ser simple no es
una decisión simple.

Todo se reduce: la felicidad se reduce
a reducir. Pero no se puede vivir reduciendo:
el desarrollo de la reducción tiene un límite:
Lo simple es irreductible, es sabido:
el conocimiento no nos hace libres
ni felices, pero podemos reducir en libertad,
podemos reducir todo a fórmulas simples
y felices:

La felicidad está en las cosas simples.
Felices suscriptores.

martes, 5 de julio de 2016

El reducidor y la metafísica

(Tomás Mercante)



Escribir es pensar,
escribió alguien que pensaba.
Lo mismo es pensar y ser,
pensó Parménides, -aunque no
significa que seamos lo que pensamos-

Pero: Todo lo que somos es el producto
de lo que hemos pensado, afirmaba Buda.

¿Escribir es pensar? ¿Pensar es ser?

Se puede reducir, escribir o hablar no es
reducir a palabras: reducir es sólo una
función de la conciencia, una necesidad.

El lenguaje crea la conciencia, al sujeto y
a la sociedad de sujetos. El ser social
es posible mediante la reducción: -toda
representación es reducción- el sacrificio
de lo individual por lo social: hay límites,
hay otros, y el otro no es sólo un enemigo
o una presa, ni es necesariamente un
competidor: puede también ser un socio,
un eventual aliado, un cómplice, un esclavo,
es decir: un medio para obtener provecho,
utilidades; un recurso humano.
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