miércoles, 14 de junio de 2023

Arboladuras

 

(Aquino Lamas)

 

Los árboles no hablan.

Si lo hicieran, tal vez nos ayudara

a entender el significado de la

vida, y su sentido profundo, si lo

hubiera.


Entre nosotros, muchos no los perciben

como seres vivos, sino como parte del

paisaje: algo estático e indiferente, que

se mantiene erguido bastante tiempo.


Algunos florecen, sin necesidad de moverse:

Viven de la tierra, como nosotros

y mueren en ella, a imagen semejanza.


Dicen que se comunican entre ellos

a través de sus raíces, por debajo de

la tierra.


Los valoramos según su utilidad : (tal como

hacemos con todos los objetos y sujetos)


Apreciamos sus maderas, como insumo

productivo para fabricar casas, muebles

y hasta instrumentos musicales. Gozamos

de su sombra, algunos de sus frutos y otras

prestaciones.



II

El bosque está lleno de misterios,

entrar a él es siempre una aventura.

Y es el lugar donde mejor se sienten

y prosperan, conviviendo en libertad.


Existen bosques encantados, y su magia

es conocida desde antiguo ¿Cuántos

poemas nacieron en un bosque, o en un

abra? ¿Cuántos bosquejos de poemas

se habrán perdido en su espesura?


Quedan pocos bosques: Nos cuesta

entender una libertad sin movimiento.


Dicen que se comunican:


Si los árboles hablaran nuestro idioma,

podrían no desear compartirnos sus

secretos, su sabiduría antigua.


Incluso pudiendo hablar, podrían

preferir no hacerlo con nosotros…

 

(En cualquier caso, es poco probable que

los escucháramos: no se mueven,

y nosotros no podemos detenernos)




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