(Onésimo Evans)
No hay que ahogarse en un vaso,
sea de agua u otro fluido vital y
móvil.
Ni quejarse por la forma del vaso
y su capacidad ociosa.
No hay que ahogarse, aunque sea
ocioso (Del ocio provienen lo más
interesante que conocemos: el arte,
la filosofía, el poema.
Todo poema tiene filosofía, economía,
ideología, aunque parezca lo contrario:
son cosas necesarias para no ahogarse)
Yo nunca me ahogué del todo. No hace
falta saber nadar; es poco lo que hay que
saber para no ahogarse: Casi todo lo que
hay que saber es poco.
II
El agua es lo único que no se hunde, señora,
está probado.
Pero no todo es agua en la viña del Sr.
Hay hendiduras que perduran
y grietas que se profundizan en el plano.
Aunque estamos compuestos de agua,
mayormente.
Seguimos proviniendo del agua, ahí empezó
todo lo que es. Pero ha corrido mucha agua,
sangre y otros fluidos menores que sería
ocioso enumerar:
Ya no somos los mismos,
aunque disponemos de nuevos eufemismos.
Aún disponemos de animales de tierra, agua y
aire. De fuego también, pero son fabulosos;
no es un género verificable.
Hay que reconocer: Nos reconocemos de tierra,
la tierra está plagada de animales; es trabajoso
para propios y extraños compartir la tierra con
tantos animales, sean amigos o enemigos.
Los animales de agua no se disputan el agua,
ni los de aire el éter. Algunos se disputan la
presa, pero no más que eso: es un mandato
natural, o divino; sabemos poco de los
mandatos, aunque sabemos obedecer.
La tierra es otra cosa: nosotros disputamos
todo acá, y vamos ganando cómodos. No
paramos de crecer y el éxito nos motiva a
seguir ganando. No aflojamos.
El presente es de lucha
pero el futuro es nuestro,
como siempre lo fue.
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