miércoles, 28 de septiembre de 2022

Tío caimán

 

(Senecio Loserman)

 

El mundo está hecho de sal

entre otras cosas, algunas más

necesarias que otras para la vida

animal, vegetal, y otras.


Nosotros consumimos una parte

y la empleamos con distintos fines:

como condimento, para matar

caracoles, para conservar la carne

y poder comerciarla a través del

mar (el mar es fuente de sal)

en otros tiempos, para bautizar

y hasta para armar preguntas

como ésta: ¿qué gusto tiene la sal?


Gracias a la evolución alcanzada

nuestra especie es capaz de cuestionarlo

todo, producir conocimiento, modificar

la realidad y formular todo tipo de

preguntas.


Pero hay suficiente sal en el mundo

para abastecer a todos, salpimentar

a gusto y hasta dilapidarla, como la

vida misma.



II

Hay muchas sales, aunque merced a

la metonimia (otro recurso interesante

cuya disposición es de exclusividad

humana) sabemos que, al hablar de sal

lo hacemos sobre el cloruro de sodio

o sal común de mesa, una de las tantas

sales que nos acompañan.


La sal es un mineral que se obtiene de

distintas fuentes. Hay sal de potasio, de

yodo, sal de mar, sal de ajo y sal de ojo:


Las lágrimas son ricas en sal

(es conveniente, después de llorar mucho

reponer sales o bien, evitarlo controlando

esos estados emotivos y limitar sus

emisiones)


Entre las especies más aficionadas a la

práctica del llanto, está el caimán.

Sabemos que no es para fiarse

de lágrimas de cocodrilo, de mujer ni

de renguera de perro. Pero no todo es

lo que parece:


Los humanos solemos creer que la risa

y el llanto son atributos exclusivos de

nuestra especie, y sólo nosotros somos

capaces de reír o llorar, con o sin motivo.


En el mismo sentido, suponemos que todo

otro llanto responde a los mismos estímulos

que el nuestro: la pena, la congoja, el

desconsuelo.


No es el caso del caimán, cuyas lágrimas

cumplen otra función: proteger o reparar

sus ojos de la irritación provocada por el

agua en que nadan. También, para eliminar

el exceso de sal.


(Por eso, no hay que confiarse. Si uno se

conmueve por el llanto del caimán y se

acerca a consolarlo, puede recibir una

sorpresa desagradable: Somos presa, y

ellos son tan carnívoros como nosotros,

o más)



III

Sin embargo, otras criaturas no sólo

no le temen sino que lo frecuentan, y

gustan posarse en su rostro, con otro

interés:


Las mariposas aprecian esas lágrimas

cuya sal necesitan para el desove y

otras funciones.


El caimán acepta la visita sin inquietarse,

como algo natural.


Esta escena natural, desmiente una vez más

la pretendida creencia humana de que en

la Naturaleza todo se dirime en términos

de predadores y presas:


Hay otras formas de relación entre especies,

no signadas por la violencia, aunque nos

siga resultando tan extraño como ajeno.


El mundo está hecho de sal, entre otras

cosas. Y las sales, como los animales,

son parte de los recursos naturales

a nuestra disposición, como los recursos

humanos.


¿Qué gusto tiene la sal?



lunes, 26 de septiembre de 2022

Culpa concurrente

 

(Aquino Lamas)

 

No hay arte sin culpa:

ni pecado.


No hay pecado sin culpa,

ni culpa sin conocimiento:


Conocemos el pecado

junto con la necesidad:

No hay necesidad de pecar,

pero no se puede evitar.


Pecar es un verbo que proviene

del pasado, como todos:

Todos provenimos del pecado

original o de algún otro.


La conciencia es el órgano

encargado de emitir y administrar

las culpas: una culpa nunca está

sola.

 

II

No hay religión sin culpa.

Tiene una función social, la culpa,

como la propiedad: Cada uno

debe hacerse cargo de sus propias

culpas.


Sólo la culpa sobrevive al fracaso:

Junto a la propiedad, la culpa es el

sentimiento más humano.

Nadie está libre.


No hay arte sin culpa.

Escribir es un acto de fe:


La culpa y la vergüenza son parte

de la religión (Nietzsche confiesa

que siente vergüenza por escribir,

aunque sabe que nadie podría

hacerlo como él)

 

III

Los otros animales carecen

de religión. Si la tuvieran, el

hombre sería el demonio.


Pero se trata sólo de una especulación,

no hay ninguna culpa por especular.


No hay arte sin culpa: esta frase

no me pertenece, como tampoco

las anteriores; las tomo sin culpa.


La sublimación es un desvío,

nos hace hacer cosas inútiles:


el arte celebra el pecado

de librarse de la utilidad,


pero no puede librarse de la culpa

por no alcanzar la perfección:


El único alivio, parcial y temporal

está en volver a pecar, y reincidir

ante el fracaso.


domingo, 25 de septiembre de 2022

Espejos

 

(Ricardo Mansoler)

 

El espejo es algo que merece

ser superado.


Una vez superado, ni lo miramos

ni nos mira: no hace falta.


Hasta tanto, conviene renovarlo

periódicamente; sus prestaciones

declinan, no podemos mirarnos

siempre en el mismo espejo:


Aquello que promete demasiada

fidelidad o exactitud, no es para

confiar (menos aún, cuando lo

que ofrece es sólo una inversión)


No soy de confiar mucho, y menos

de ilusionarme con inversiones.

La ilusión es algo que debe ser

superado, aunque no lo merezca.


No confío en espejos.

Éste tiene algunos años, no importa

cuántos; ya casi ni nos miramos.

La última vez que lo observé, al

pasar, se veía fláccido, sin actitud, 

disfuncional, desdibujado.


sábado, 24 de septiembre de 2022

La evolución del ácido fórmico

 

(Horacio Ruminal)

 

La actividad humana no descansa,

la vida bulle, hormiguean sueños

inconclusos que la noche reproduce.


El fluído vital yace en las pantallas.


Es necesario un buen descanso

para retomar la actividad con energías

renovadas (mientras se carga la batería

del móvil)


La continuidad asegura el futuro

de la hormiga hembra y del hombre 

hormiga.


Un hombre pasa con un pan al hombro:

La metafísica de Vallejo hoy luce casi

como una ostentación obscena.


Las hormigas siguen cargando hojas,

como siempre lo hicieron. El hombre

hormiga carga sus contradicciones con

abnegación.


La libre circulación de la contradicción

se mantiene a valores aceptables: Todo

crece con normalidad, al tiempo que

desarrollamos la capacidad de aceptación.


Somos capaces de aceptar mucho más,

aseguran las autoridades de aplicación:

Hay nuevas aplicaciones, el futuro es

de los que aceptamos, sostiene alguien

que dice ser uno de nosotros, a la vez

que un descendiente reconocido.



II

Somos la única especie que produce,

invierte y es capaz de colonizarse a sí

misma.


La única que tiene que pagar para habitar

el planeta y es capaz de reconocer sus

deudas.


La única que cultiva, divide y subdivide

para agregar valor a lo que produce, e

incluso a lo que no produce.


Una especie hacendosa como pocas,

que cree en el trabajo asociado y en

la división del trabajo: Como las hormigas.


Hormiguean sueños inconclusos

y deseos mal terminados que la noche

reproduce, mientras se recargan nuestros

móviles.


La vida bulle en el hormiguero humano,

mientras cambiamos la ropa de cama y

elevamos una oración de reconocimiento

a esta fe, que nos hace hacer, reproducir y

agregar nuevos recursos para el cultivo

de los valores digitales.


No somos un hormiguero, pero podríamos

estar incluídos, ser una parte menor del

mundo de las hormigas, las bacterias o los

hongos.

 

La hormiga puede ser fumigada, pisoteada,

adorada o comida: no somos tan distintos.


¿Sentís un hormigueo? ¿Tenés hormigas?


No busques el hormiguero, no le pongas arroz

ni ácido fórmico: hay dos millones y medio

de ellas por persona.


viernes, 23 de septiembre de 2022

El ser serial y el erial natural

 

(Tomás Lovano) 


Flor que toco se deshoja,

hoja que toco se desflora,

no sé qué tocar: hay que dejar

que toquen los que saben.


Florecen los tendales

a ambos lados del presente.


Hay flores, florilegios, floripondios

y una serie de floraciones

desconocidas.


Es increíble todo lo que somos

capaces de ignorar, no sé.


Flor que toco se deshoja,

hoja que toco se desflora:

mejor no probar ni tocar


He tocado poco,

me he cansado mucho, pero

¿quién me quita lo tocado?



Mi vida era un erial,

ahora cultivo un clavel del aire:

ni lo toco, no necesita ser tocado

ni necesita ningún cuidado:


Puede prescindir a pleno de mi

tanto como yo de él:

un cultivo perfecto.


Con el tiempo que me ahorro

ahora desfloro hojas muertas

en un cuaderno marchito.


Hay especies que florecen

en cualquier condición,

incluso en cautiverio:


La vida es un misterio,

es sabido: es todo cuanto sabemos.


Hay seres que florecen

mientras otros languidecen.

La flora es tan diversa como la

pluralidad de aromas que anuncian

la primavera.


Sólo los ciclos se repiten,

basta aceptar y disfrutar

-en lo posible, sin tocar-


Ama tu erial, es lo que te toca.


Márgenes de error

 

(Carlos Inquilino)

 

Un error sin margen

de imprevisión podría precipitar

en algo peor para el sistema entrópico:


podría enumerar factores concurrentes

pero el nomenclador no detecta

los dígitos sin identificar.


El numerador no reconoce los límites

y los cocientes se disparan sobre

las variables alimentando el crecimiento

del número de bajas.


En el futuro habrá nuevos antecedentes,

abrazar la entropía desde el centro

del alma con vista al mar

o al camposanto, libera parcialmente

del error mal pronosticado.


El futuro puede anticiparse en forma

parcial, se divisa: toda parcialidad es

sospechosa.


La divisa sólo produce amor,

el amor se reproduce por división:

quien lo probó lo sabe.


El avezado lo sabe, aunque no reconozca:

sin conocimiento no hay culpa ni hay

error.


En el futuro habrá más antecedentes

a nivel del mar. El mar, luce ocupado

en su desdén profundo.


Desde los besamares olvidados

a los cuerpos que perimen

sin haber conocido su perímetro

de goce permitido.


Al presente sólo se puede improvisar.


miércoles, 21 de septiembre de 2022

Esperanza de vida

 

(Senecio Loserman)

 

No paré de esperar,

no pararé: espero

no parar. No pares.


La espera es condición superior

del alma viva, que articula todas

las funciones del tiempo conocidas.


Se espera el futuro, desde el presente

que contiene todo el pasado consumado,

y ya es pasado al enunciarlo.


Nunca es tarde para esperar

¿Qué esperás?


El buen peatón no para

de esperar, siempre hay algo que

puede pasar: pasan autos, camiones,

colectivos, motos, bicicletas, algún

monopatín tripulado, transportes de

carga, de reparto, el camión recaudador,

el recolector y el reciclador urbano.


El peatón sabe esperar,

hay que saber esperar, no hay

mucho más que hacer.


Nadie sabe lo que le espera

pero siempre hay algo que esperar:


Cuando no hay otra cosa que esperar

se espera la muerte.


Cada muerte es única, impar,

no pares.


Aplicaciones del amor

 

(Tomás Mercante) 


Las aplicaciones besan y se van

(se van actualizando y optimizando)


El lector aplicado accede

a todos los sentidos

que aplican a la frase, verso, verbo

y condición que fluya y le permita

fluir y navegar en el fluído.


Hay que aplicar a algo

esa energía emergente que nos excede

y el navegador dispone.


El lector conecta y desconecta,

abre ventanas para entrar, salir

agradecido al sistema binario:


Gracias a él conocerá el amor

en sus distintas prestaciones (el amor

va y viene por aplicaciones conectables)


El tejido conectivo contiene

la información necesaria para acceder

al amor ocasional, virtual o presencial:


Hay nuevas aplicaciones disponibles.


El lector va y viene por el cursor

calibrando las opciones, aceptando

o descartando las posibles aventuras

que el amor promete: Esta práctica,

es ya en sí misma una aventura.


Navegar es preciso, somos navegables.


Los algoritmos besan y se van

(se van optimizando)

Hay nuevas aplicaciones:

Las aplicaciones besan y se van.




martes, 20 de septiembre de 2022

Fecófagos

 

(Aquino Lamas)

 

Hay una variedad de seres

que se alimentan

del excremento de otros.


¿No es maravilloso?


Si todos hiciéramos lo propio,

se reduciría en forma drástica

la violencia entre los cuerpos

animados -los otros no suelen

practicarla, no la conocen-

y reinaría la armonía en el mundo

sensible -que es el único que nos

importa a los seres sensibles-


¿El plan divino no es perfecto?


No estamos en condiciones de juzgar:

si a algo venimos, es a ser juzgados,

atravesar dificultades y obstáculos

y superar el estado de abyección

heredado de los animales primitivos.


Tampoco deberíamos juzgar a otros,

ni a las moscas que, emanación divina

o no, es claro que saben lo que hacen.


No: no es una imperfección del diseño

supremo. Si el excremento sirviera de

alimento a todos los mortales, habría

otras dificultades:


Sin predadores naturales, la población

de cada especie se expandiría sin límite

y el crecimiento descontrolado no podría

ser alimentado en forma indefinida. No

podría sostenerse:


La escasez de víveres, llevaría a que una

cantidad creciente de individuos pereciera.

Luego, sólo proliferarían las especies

carroñeras, cuyo excremento tal vez no

fuera a ser aprovechado por nadie.


Un mundo dominado por carroñeros

y sembrado por sus excrementos

sin utilidad residual, languideciendo

y degradándose en vano, no parece

algo deseable -aunque quizá no sea

muy diferente del nuestro-


En verdad, no sabemos qué es peor

ni qué es mejor, pero quien hizo ésto

sabía lo que hacía… O no, no nos es

dado saberlo y no venimos a juzgar.


Mejor no copiar ni imitar ejemplos

engañosos:


Somos una especie joven, dinámica y

emprendedora que sabe como apropiarse

de todo sin necesidad de copiarlo.


Ya lo dijo Eliot, hablando de poetas:


Los jóvenes imitan y copian,

los viejos roban.


domingo, 18 de septiembre de 2022

Botellas de mar

 

(Ricardo Mansoler)

 

Hay quienes atesoran recuerdos

de sus aventuras de juventud:


una hoja seca, una piedra tallada

por el mar, un caracol -sus restos-

o el esbozo de un poema abandonado

dentro de un libro varias veces no

leído.


Cada cual tiene algo que atesorar,

aunque lo olvide: es natural a la

posesión de una memoria superior

que nos diferencia de los otros animales.


La conciencia fluye, es dinámica,

reconoce y se reconoce a sí misma

en función de la memoria histórica.


La historia determina lo que cada uno

emite o incorpora, y lo que es posible

atesorar.



II

Cada sujeto es único, pero no está solo:

contiene otros, más jóvenes o viejos,

con quienes debe convivir.


Este poema contiene otros, como

cualquier otro.



La diferencia entre el individuo caracol

y yo, es mi condición de sujeto

de la que no podría escapar.


El sujeto emite e incorpora

a voluntad: elige entre objetos,

palabras y sujetos.


Puedo escribir como podría no hacerlo,

podría abandonar este poema y probar

con otro. Podría, incluso, desdecirme:


Puedo emitir más de lo que sé;

el caracol sólo emite baba y excremento,

como cualquier poema.



III

Hay quien atesora agua marina

en una botella, como recuerdo.

Poseer un poco de mar no está mal:


El goce de esta propiedad no afecta

a terceros, ni incide en el volumen

oceánico (para esa inmensa masa

líquida todas nuestras propiedades

y goces son insignificantes)


El animal humano, devenido sujeto,

sabe que es poco lo que puede gozar

por fuera del sentimiento de propiedad.


El hombre, es esa botella que atesora

y contiene un mar de experiencias

humanas que supo atesorar.


Es posible, que el hombre

vuelva al mar y lleve su botella,

para que recuerde sus orígenes

y acaso renovar su contenido:


El mar nunca es el mismo.



viernes, 16 de septiembre de 2022

La verba inflamada

 

(Esther Miño)

 

La verba inflamada

yérguese,

erizando el paisaje nativo

de acá a la luna.


La verba inflamada,

erecta como hache pronunciada

desafiando la verticalidad del

humo humano.


La verba inflamada

se muestra irreductible

a los estímulos auténticos.


En llamas, se desentiende

de la noche y su prefijo

y de la boca desdentada

que la emite, enajenándola.


Unimembre, se subleva

ante la simetría divina

pronunciándose en su contra,

indiferente a los desmembramientos

del paisaje en plena combustión.


No respeta a los dioses desencarnados,

descarnados o crecidos a orillas

de las escombreras. Tampoco respeta

sus señales de tránsito, que a semejanza

de ellos, están de paso.


La verba inflamada no vacila

ni se retrotrae a un estado anterior:

no contempla un estado al que

haya que volver.


Es ella, sólo ella,

miembra y única.


miércoles, 14 de septiembre de 2022

Otro fragmento único

 

(Luis Espejo)

 

No alcanza con ser único,

hay que diferenciarse

de los que no lo son:


Para ser diferente

hay que ser distinto.


Una infinidad de unidades

transcurren en el espacio

infinito, o no: su número

nos excede todo el tiempo.


(La búsqueda de la unidad

altamente diferenciada, puede

ser una aventura única en su

género, sólo hasta cierto punto:

-hay infinitos puntos- Luego,

hay un punto de no retorno)


No basta con saberse único,

casi todos lo somos.


No alcanza con ser único:

hay que repetirlo

hasta volverse inigualable.


Los ritmos inaudibles

 

(Ricardo Mansoler)

 

Perdí el decibelímetro en el mar:

en los primeros segundos de un

naufragio se improvisa, sin

otra referencia.


Después ya no, siempre hay

un margen para salir a flote,

pero casi todo se pierde:


No es mucho lo que puede

salvarse en un naufragio,

tal vez la vida sea bastante.


Después perdí el metrónomo:

-o tal vez antes-


Podría haberlo salvado, pesa poco,

más había que resignarse

y mantenerse a flote, era lo

primordial:


Quien flota no está muerto. El resto

puede hundirse en lo que sea

que le espere en el fondo del mar.


No hace falta hilar muy fino

ni afinar con nadie.


Ahora sentía que perdía el ritmo,

pero sin ninguna culpa; mi

compromiso era sólo pragmático.


Si algo sobra en el océano humano

son los ritmos perdidos, pienso,

mientras inauguro en el agua un

compás de espera.


domingo, 11 de septiembre de 2022

Funciones del amor

 

(Aquino Lamas)

 

Ama tus funciones como a ti mismo.

Las conocidas y las otras,

sin discriminar: Todas te necesitan,

es más, se necesitan entre sí y son

todas necesarias según la ocasión


(la ocasión no hace a la función)


Ama tus funciones, no las desconozcas.

Reconócete en ellas y su diversidad.

Reconócete en ellas y su diversidad.

Ellas se repiten por ti, para ti.


Todas tienen algo valioso para darte,

no las invisibilices ni categorices.


Ama tus funciones, sus ciclos y secuencias

repetibles: ama su ritmo y pitagoriza tus

contradicciones, funcionales o no.


No preguntes qué hacen por tí, más bien

pregúntate qué puedes hacer por ellas,

que seguirán haciendo lo suyo aunque

las ignores.


No las evalúes ni las califiques,

el amor no distingue ni separa:

el amor une y es ajeno a guarismos

y valores.


Tus funciones tienen mucho que decirte

de la vida, como de la muerte y el amor:


El amor no es más que una correcta

disposición de las funciones hormonales

gestionadas con eficiencia e idoneidad.

El resto es poesía.


No soslayes la importancia de la función

poética en la producción de tu discurso

metabólico, en la práctica teórica y sus

vínculos profundos y ontológicos.


Sólo se ama lo que no se conoce.

Con el conocimiento todo declina, pero

no podemos privarnos de la aventura

del conocimiento: Conocemos la

declinación hasta sus últimas consecuencias.


Ama tus funciones como a tí mismo.

Amar es dar y recibir, incorporar y emitir,

aprovechar y descartar:


Ningún metabolismo puede permanecer

indiferente a estos movimientos del amor.


Ama tus funciones: Quien no lo hace

termina siendo funcional a otras.


No desprecies este mensaje de amor,

estas palabras cuyo sentido profundo

podría no tener ningún valor:

Tampoco el amor lo tiene.


El arte de amar tiene sus beneficios.

Ama tus funciones como a tí mismo,

desde tu propio borborigmo.


No preguntes cuantas son,

funciona.



El repartidor ambulante

 

(Éxtimo Cernadas)

 

El repartidor volvió a pasar,

dicen que volverá a partir

para volver a ser repatriado

 

a partir de nuevas nociones

de naciones y patrias que

marcarán tendencia.


No creas en todo lo que dicen

ni en los sujetos tácitos.

Todo vuelve, pero nada vuelve

a ser lo que era.


Esta información podría ser falsa,

aunque no alteraría las condiciones

de desarrollo de otras falacias, ni

afectaría la propiedad distributiva.


¿Estamos repartiendo las culpas

en un sentido justo y soberano?


 


sábado, 10 de septiembre de 2022

Un hombre de palabra

 

(Luis Espejo)

 

Dejé de dirigirme la palabra,

consensué

y acepté que era una buena

decisión, quizá la mejor, no sé:


no es fácil producir buenas

decisiones, evitar el error

no forzado y liderar con empatía

la producción de sentido propio.


No tenía mucho que decirme,

me estaba repitiendo,

y las palabras circulan

en cualquier dirección y suelen

adoptar sentidos sospechosos,


son ambiguas, sirven para todo

y nos pueden llevar a cualquier

parte: son emisiones engañosas

con su carga positiva y negativa


¿no?


El lenguaje es una trampa,

me repetí antes de retirarme

la palabra (mirá todo lo que

podés decir sin decir nada…)


La lengua nos divide

en todos los idiomas,

me dijo una amiga bilingüe.


Estamos formateados por

las cláusulas del lenguaje,

pelotudo: me dije apelando

al exabrupto con un sentido

positivo.


El sistema del lenguaje, como

todos, se basa en la repetición

y en el equívoco y en replicar

esta fórmula que nos reproduce,

infeliz.


Y en esos términos precisos

acordé el consenso necesario

para dejar de dirigirme la

palabra.


Toda palabra es ambigua, imprecisa:

yo siempre fui un hombre de palabra,

de una sola palabra.


viernes, 9 de septiembre de 2022

Polvos mágicos

 (Remigio Remington)


Una mata de polvo

no identificado

podría distraer el curso

de la Historia, dar lugar

a falsas interpretaciones

de la realidad, inducir al

equívoco del observador

pasivo o al error no forzado.


El polvo interestelar está

por todos lados, Estela,

hasta en nuestros intersticios

más íntimos y opinables.


El observador imaginario,

por opción u omisión no anda

escrutando polvos propios o

ajenos; no se detiene en una mata

ni en superficies engañosas:


Sabe que hay otras formas

de matar el tiempo, antes de ser

polvo y gozar sus propiedades.


El polvo no se mata.

Estamos hechos del mismo material

que las estrellas: polvo.


Ellas colapsan, nosotros descendemos

de la descomposición y dividimos el

tiempo y el trabajo para producir

sentido.


Más el polvo no muere, no lo mata

la humedad ni los malos hábitos,

como sacudir el polvo (el polvo no

puede enajenarse)


El polvo no se mata ni remata,

si una mota muta en mata, no

hay nada que hacer:  el polvo

es soberano.


La Historia del polvo

merece más respeto que cualquier otra.

Él estaba cuando no había nada, y

seguirá estando cuando no queden

rastros de nuestras cenizas.


Como sujeto, el polvo

es el más insignificante,

pero como significante es casi infinito:


Está en todas partes, y una partícula

de polvo contiene todo el misterio

del universo.

jueves, 8 de septiembre de 2022

etcétera

 

(Ricardo Mansoler)

 

Remontar vuelo, es extraño

para animales terrestres, sean bípedos,

cuadrúpedos, octópodos, etcétera.


(El etcétera incluye a los ápodos, como

el gasterópodo y los anélidos todos)


Etcétera tiene un peso entre las palabras

que circulan, vuelan, nadan o se arrastran.


Es una de las más precisas y pesadas,

pero pesa poco en relación a todo lo que

contiene: casi todo; basta verla u oírla

para que aparezca un mar de posibilidades

infinitas, o casi.


Todo, nada o infinito son más vagas

por ser más pretenciosas. Son palabras

cerradas en sí mismas, con su carga

taxativa de absoluto:


Todo es todo y nada es nada,

opuestos que se atraen para producir

el mismo sentido, sin matices ni

ambigüedades: Son lo mismo, apenas

con un cambio de signo.


Infinito, en cambio, es incierto

por ser excesivo para nuestra condición

efímera. Nunca sabremos si existe algo

infinito, más allá de las abstracciones

matemáticas.

 

II

Por el contrario etcétera tiene otro misterio,

que cada uno entabla según su propia

subjetividad inapropiable e irreproducible,

es decir, su relación particular con el lenguaje.


No sé lo que piensa el otro cuando escribo

etcétera. Eso me excede como emisor, tal

como ocurre con la metáfora:



No sabemos cuál es el juego asociativo

de sentidos y relaciones que cursa el

interlocutor que oye o lee.


Todo es válido, porque no hay un valor

establecido; lo ambiguo ofrece esa libertad

única al inaugurar el reino de lo posible,

que excede la condición del emisor:


(Cuando leo un poema, lo leo como puedo

y como quiero, desde mi propia disposición

subjetiva y objetiva. Nadie puede venir a

decir: yo no dije tal cosa, o dije otra, o ésto

debe leerse así)

 

III

¿Puede haber excesos? ¿Vivimos en exceso?


La pregunta no es válida: Vivimos de excesos,

no habría discurso poético sin ellos, sin eso

que nos excede, Etcétera.


Remontar el vuelo de una metáfora

no es menos extraño que esta palabra:

remontar, montada en la repetición

que expresa el prefijo.


No es volar, ni hacer volar, sino hacer

que algo vuelva a su altura anterior:

anterior a la metáfora, a la palabra

como metáfora, y a todos los discursos

que circulan, vuelan o se arrastran

con o sin metáfora.


Recuperar altura; los animales terrestres

venimos descendiendo desde tiempos

remotos, no sabemos con precisión

de quién o de qué, pero nos sabemos

descendientes y procuramos dejar

alguna desendencia, remontando el

vuelo de la repetición, para que otros

intenten recuperar la altura perdida.


No es mucho lo que podemos remontar

pero repitiendo no se pierde nada,

etcétera.


miércoles, 7 de septiembre de 2022

Justicia poética: nuevas aplicaciones

 

(Carlos Inquilino)

 

Este es un poema nuevo,

todavía no es un poema,

podría no serlo nunca:

No sabemos, nos estamos

conociendo.


En su defecto, podría ser

desclasificado y bajado de

catálogo hasta que pueda

presentar pruebas aceptables.


El presente es todo lo que hay

en el poema, e incluso fuera de él.


Agotados los plazos, podría

pedir un amparo y ampliar su

declaración en busca de mejor

fortuna o de un juicio justo:


Es difícil obtener un juicio justo.


II

En su defecto, podría buscar un

argumento que sirviera de atenuante.

Hay poemas tenues, profundos y

dudosos:


Podría acogerse al beneficio de la

duda, y esperar a que escampe.


Hay poemas que son solo un

pretexto del autor para poder

dudar en tiempo y forma

o en su defecto, prolongar su

condición dudosa.


No hay suficiente prueba

de que algo sea o no poema.

Podría ser otra cosa, con apariencia

engañosa: Hay bastante evidencia

de que pocas cosas son lo que parecen.



III

Este nuevo poema, que ya no lo es

tanto, no es muy distinto de otros

(que tal vez tampoco sean poemas)

Pero viene a sumar.


La confusión suele rondar en torno

a los poemas que vacilan,

en un sentido tenue o profundo.


El poema no debería sumar confusión;

hay suficiente, dentro y fuera de los

poemas.


Los poemas aceptables no vacilan,

siempre llegan a destino. El buen

sentido asegura un destino aceptable.


Cada poema es artífice de su destino,

ninguno escapa, aunque permanezca

indiferente.

 

IV

Todo poema es único, aunque no sea

del todo poema o no reúna los

requisitos necesarios para ser aceptado

como tal: Saberse único puede significar

una ventaja, un desafío, una suerte y una

suerte de alivio para el lector.


Los hijos únicos tienen sus bemoles,

son caprichosos y viven en conflicto

con su condición no elegida.


Este poema seminuevo, ahora vacila:

Podría no ser lo que parece, o algo

peor, sospecha.


Podría incorporar un cuerpo: un animal,

un pájaro, una rata o un bacilo amigable

y cobrar vida por carácter transitivo,

como es común entre nosotros.


¿Hasta qué punto un cuerpo se define

por lo que contiene?


No sabemos, nos estamos conociendo:

El cuerpo del poema vacila

antes de producir otro anticuerpo.






martes, 6 de septiembre de 2022

La palabra irrelevante

 

(Amílcar Ámbanos)

 

La palabra irrelevante

circula sin dificultad.


Hay que aprender a elaborar

un buen discurso irrelevante

para cosechar adhesiones.


Todos necesitamos adherir

a algo, somos solidarios con

la naturaleza adhesiva, y si

además es agresiva, mejor.


El perfil de una personalidad

agresiva y penetrante, siempre

despierta interés y recibe adhesiones:

Somos adherentes y busamos líderes.


Necesitamos adherir a algo

para no asumir la soledad ontológica.


No está solo quien adhiere,

y no estará solo quien adhiera

a esta consigna.



II

La palabra irrelevante es una oportunidad:

somos seres sociales por naturaleza, sólo

necesitamos oportunidades para desarrollar.


Somos sociales, banales, oportunistas y

profundamente irrelevantes.


La palabra irrelevante, tiene mucho por

revelarnos: Si la observamos con empatía

podemos integrarnos, disfrutar el viaje

compartido y acceder a todo tipo de

sensaciones autoadhesivas, más o menos

irrelevantes.


Entablar relaciones irrelevantes

es lo más seguro: Nadie pierde nada

(no hay mucho que perder)


Yo fracasé como aspirante,

pero me uní a un colectivo

de aspirantes fracasados

donde gozamos compartiendo

con éxito nuestros poemas

irrelevantes.


domingo, 4 de septiembre de 2022

Anémonas marinas

 

(Ricardo Mansoler)

 

Inane o no,

el cuerpo de la anémona

sostiene su unánime unidad.


Inmóvil o no,

es preferible evitar su contacto.


La diferencia entre seres

animados o no, es sutil

y a menudo imperceptible.

Pero es mejor ser cauto, no

exponerse.


Invertebrados o no,

animales anómalos abundan

dentro y fuera de su hábitat,

que es parte del nuestro.


Cada uno se defiende como puede,

la Naturaleza expresa una diversidad

de formas, manifiestas o no.


Nosotros conocemos algunas,

y también, que la mejor defensa

es un buen ataque.


La hormona del amor

 

(Tomás Mercante) 


La hormona del amor

puede mejorar la calidad de vida

de cualquier hermana o hermano

(las hormonas nos hermanan a todos 

los mortales)



Yo tengo tantas hormonas

que no las puedo contar…


Amortajado el amor, la vida

puede prolongarse en otros

sentidos (sentido sirve como

sustantivo, participio pasado

o adjetivo apto para casi todo:

 

en el mundo sensible, todos

podemos sentir todo. El sentido

goza de muchas funciones,

hay palabras que tienen más

funciones que sentidos)


Pero el amor, es capaz de dar

sentido a todo destino, hasta al

más insignificante y miserable.


Hay que darse al amor:

 

En rigor, no hay mucho que saber

para acceder a sus beneficios, basta

disponer de sus hormonas y saber

amar sin rigideces, como cualquier

caracol.



II

Hay amores agudos, fugaces, graves,

espontáneos, efímeros y esdrújulos.

Amores imposibles pueden prosperar

bajo el cultivo de glándulas secretas.


Yo tengo tantas hormonas

que no las puedo contar…


La hormona del amor, puede elevar

la calidad de vida de cualquier mortal,

aunque no evita las arrugas naturales

al envejecimiento. Para eso, es mejor

la baba de caracol.


Pero el amor vence, sea agudo, grave,

efímero o esdrújulo: Luego se agusana,

como es natural.


La naturaleza del amor es tan diversa

como desconocida, nadie sabe qué es,

para qué sirve, como la poesía.


No es necesario saber: La hormona del amor

puede hacer maravillas y está al alcance de

cualquier mortal.


Hay disponibilidad suficiente en el mercado.


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