viernes, 9 de septiembre de 2022

Polvos mágicos

 (Remigio Remington)


Una mata de polvo

no identificado

podría distraer el curso

de la Historia, dar lugar

a falsas interpretaciones

de la realidad, inducir al

equívoco del observador

pasivo o al error no forzado.


El polvo interestelar está

por todos lados, Estela,

hasta en nuestros intersticios

más íntimos y opinables.


El observador imaginario,

por opción u omisión no anda

escrutando polvos propios o

ajenos; no se detiene en una mata

ni en superficies engañosas:


Sabe que hay otras formas

de matar el tiempo, antes de ser

polvo y gozar sus propiedades.


El polvo no se mata.

Estamos hechos del mismo material

que las estrellas: polvo.


Ellas colapsan, nosotros descendemos

de la descomposición y dividimos el

tiempo y el trabajo para producir

sentido.


Más el polvo no muere, no lo mata

la humedad ni los malos hábitos,

como sacudir el polvo (el polvo no

puede enajenarse)


El polvo no se mata ni remata,

si una mota muta en mata, no

hay nada que hacer:  el polvo

es soberano.


La Historia del polvo

merece más respeto que cualquier otra.

Él estaba cuando no había nada, y

seguirá estando cuando no queden

rastros de nuestras cenizas.


Como sujeto, el polvo

es el más insignificante,

pero como significante es casi infinito:


Está en todas partes, y una partícula

de polvo contiene todo el misterio

del universo.

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