(Ricardo Mansoler)
Remontar vuelo, es extraño
para animales terrestres, sean bípedos,
cuadrúpedos, octópodos, etcétera.
(El etcétera incluye a los ápodos, como
el gasterópodo y los anélidos todos)
Etcétera tiene un peso entre las palabras
que circulan, vuelan, nadan o se arrastran.
Es una de las más precisas y pesadas,
pero pesa poco en relación a todo lo que
contiene: casi todo; basta verla u oírla
para que aparezca un mar de posibilidades
infinitas, o casi.
Todo, nada o infinito son más vagas
por ser más pretenciosas. Son palabras
cerradas en sí mismas, con su carga
taxativa de absoluto:
Todo es todo y nada es nada,
opuestos que se atraen para producir
el mismo sentido, sin matices ni
ambigüedades: Son lo mismo, apenas
con un cambio de signo.
Infinito, en cambio, es incierto
por ser excesivo para nuestra condición
efímera. Nunca sabremos si existe algo
infinito, más allá de las abstracciones
matemáticas.
II
Por el contrario etcétera tiene otro misterio,
que cada uno entabla según su propia
subjetividad inapropiable e irreproducible,
es decir, su relación particular con el lenguaje.
No sé lo que piensa el otro cuando escribo
etcétera. Eso me excede como emisor, tal
como ocurre con la metáfora:
No sabemos cuál es el juego asociativo
de sentidos y relaciones que cursa el
interlocutor que oye o lee.
Todo es válido, porque no hay un valor
establecido; lo ambiguo ofrece esa libertad
única al inaugurar el reino de lo posible,
que excede la condición del emisor:
(Cuando leo un poema, lo leo como puedo
y como quiero, desde mi propia disposición
subjetiva y objetiva. Nadie puede venir a
decir: yo no dije tal cosa, o dije otra, o ésto
debe leerse así)
III
¿Puede haber excesos? ¿Vivimos en exceso?
La pregunta no es válida: Vivimos de excesos,
no habría discurso poético sin ellos, sin eso
que nos excede, Etcétera.
Remontar el vuelo de una metáfora
no es menos extraño que esta palabra:
remontar, montada en la repetición
que expresa el prefijo.
No es volar, ni hacer volar, sino hacer
que algo vuelva a su altura anterior:
anterior a la metáfora, a la palabra
como metáfora, y a todos los discursos
que circulan, vuelan o se arrastran
con o sin metáfora.
Recuperar altura; los animales terrestres
venimos descendiendo desde tiempos
remotos, no sabemos con precisión
de quién o de qué, pero nos sabemos
descendientes y procuramos dejar
alguna desendencia, remontando el
vuelo de la repetición, para que otros
intenten recuperar la altura perdida.
No es mucho lo que podemos remontar
pero repitiendo no se pierde nada,
etcétera.
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