(Asensio Escalante)
Era un repollo colorado,
me gustaba serlo, no estaba mal;
pero veía como otros crecían,
ramificaban, se elevaban hacia
el cielo.
Fui un limonero y disfruté mis
flores, y la visita de abejas, pájaros.
Me cansé de dar frutos, pero veía
que había otros de mayor altura.
Después fui acacia, palmera, araucaria,
paraíso y llegué a magnolia, árbol
magnífico: mis flores eran la envidia
de todos.
Disfruté como árbol, del sol, la lluvia
y de cobijar tantos nidos de pájaros
amigos que iban y venían.
Quise ser ave y gozar la libertad del
vuelo, elevarme y contemplar el mundo
desde arriba. Lo fui, lo disfruté, aunque
había que tener ciertos cuidados: podía
ser presa de otros, más grandes y fuertes.
Después fui un mísero ratón y aunque el
peligro subsistía, seguí ascendiendo en mi
carrera de mamífero: Una rata imponente,
un gato soberano que cazaba, y otras formas
animadas que siempre tenían a alguien de
quien cuidarse.
Pero me elevaba, mi carrera ascendente
no podía detenerse. Había un mamífero
superior, más poderoso que todos, que
no tenía predadores y era capaz de todo,
hasta de cambiar el mundo.
No sé si lo hicimos, o si fue en el sentido
conveniente. Ahora soy este animal que
no sabe a que aspirar y se arrepolla,
mirando este repollo colorado, comprado
en una verdulería.
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