sábado, 1 de marzo de 2025

El fin de la historia

 

(Amílcar Ámbanos)

 

El olvido es parte de la historia.


El hombre sólo recuerda una

parte de su historia: aquella que

necesita para justificarse.


Hay una historia propia, subjetiva

y otra común.


El sujeto es histórico, no podría

entablar su propia historia por

fuera de la otra, aunque no la

reconozca.


El conocimiento es siempre parcial:

Somos parte de una familia, de un

lugar y una época que responden a

condiciones históricas.


Ese volumen de pasado, propio y

heredado se transforma con el tiempo.

La memoria lo trabaja:


Descarta una parte, la otra la acomoda

para que resulte aceptable.


Ningún sujeto podría cargar con el

peso de todo ese volumen de historia

acumulada.


El olvido es selectivo, y se integra a la

historia en forma aceptable.


El fin de toda la historia y de todas las

historias, es la justificación.


Los que aprendieron algo de historia

saben que el fin siempre justificó los

medios.


Los medios, sólo responden a intereses.

La justicia nunca fue un fin reconocido

por los hombres, salvo aquellos grupos

marginales de inadaptados, que siempre

terminan mal.


Para ser justo, tendría que justificar

este poema antes de editarlo:

Fin.


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