(Horacio Ruminal)
La inversión
es casi tan antigua como
la injusticia.
Hoy, nadie puede permanecer
ajeno a la inversión, ya sea
propia o ajena.
Antes de su conquista y
conocimiento, éramos una
expresión imprecisa.
Nuestra historia comienza con
las primeras inversiones, que
nos permitieron armarnos para
enfrentar al enemigo.
Hubo que invertir mucho tiempo
para acceder a una evolución
redituable y sustentable, y cobrar
conciencia de su valor:
Un valor esencial , la inversión es
el motor que impulsa el crecimiento
material y espiritual de la sociedad
humana, en sus diversas expresiones.
Los estados más desarrollados, son
los que más y mejor supieron invertir:
No se privan de hacerlo en cualquier
parte del mundo, toda vez que les
resulte oportuno.
Gozan de total libertad para decidir
dónde invertir: Una libertad ganada
gracias al desarrollo alcanzado por
sus inversiones.
A medida que crecen, las inversiones
se diversifican y se expanden. De ese
modo, generan oportunidades para otras
inversiones que, a su vez, generan nuevas
oportunidades para todos.
Las mayores inversiones de estos estados
líderes del desarrollo, están centradas
en la industria bélica, un rubro que,
históricamente, siempre rindió.
Ellos nunca se rindieron, ni lo piensan.
¿Por qué conformarse con ésto, si se
puede aspirar a más?
Las aspiraciones humanas, siempre fueron
las más altas, y creemos que merecen ser
superadas.
El futuro que nos espera, como especie
líder está signado por nuestra capacidad
de emitir aspiraciones y producir nuevas
inversiones o, en su defecto, atraerlas.
No hay otra opción: Inversión o dependencia.
El resto depende de nosotros.
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