(Eleuterio York)
¿La culpa es para el que la trabaja?
Sabemos que es algo a trabajar,
estamos trabajando:
La culpa es anterior al trabajo
que nos constituye como cuerpo social.
Desde entonces, trabajamos para aliviar
o alivianar las culpas heredadas.
Hay una culpa concurrente, y un
trabajo común para evadirla:
No nos une, como tampoco otras.
Es trabajoso asumir y reconocer
una culpa como propia, pudiendo
permanecer ajenos:
Algo habrán hecho, yo nunca me
metí en nada y nada me pasó, de
casa al trabajo y del trabajo a casa,
creo en la cultura del trabajo.
Trabajar cansa, pero no suele
generar culpa, ni empatía: Nadie
trabaja por gusto, salvo los que
hacen lo que quieren, una parte
desechable de las fuerzas vivas.
Fuera de esos casos marginales,
el trabajo es concebido y percibido
como una obligación: Por eso, no
produce culpa.
La obligación, si algo bueno tiene,
es que nos preserva de la culpa:
Mi vi obligado, cumplía órdenes,
no me siento responsable, me tocó
a mi como le podría haber tocado
a cualquiera.
Es mi trabajo, dice el verdugo.
La obediencia, fue creada para
disolver la culpa, una carga difícil
de llevar y soportar.
Ya bastante tenemos con el trabajo.
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