martes, 31 de mayo de 2022

Sin palabras

 

(Ricardo Mansoler)

 

Sin el lenguaje, el mundo humano

sería algo completamente ambiguo,

sin certezas, ni orden, ni justicia.


Se impondría la ley del más fuerte

y las únicas relaciones posibles

serían de sometimiento.


En esas condiciones, bajo el imperio

de las relaciones asimétricas y los

poderes concentrados, los débiles

estarían condenados no ya al servicio

y la obediencia, sino a algo peor que

el sacrificio: Sin lenguaje, ni siquiera

podrían escribir poemas.


II

Sin la palabra, el hombre no solo

permanecería ajeno al conocimiento,

sin poder producir nuevas verdades,

sino que no tendría acceso a ninguna

verdad (y lo que es peor, a ninguna

mentira)




domingo, 29 de mayo de 2022

Yuyo en flor

 

(Epifanio Weber)

 

Un yuyo en flor

entreverado en la maleza

urbana.


Asoma indiferente

al tráfico de cuerpos,

bienes y servicios:


sujetos móviles, dudosos y

difusos que agitan el paisaje

natural de la maleza urbana.


Un yuyo en flor,

apenas elevándose del suelo

entreverado entre las formas

superiores de maleza humana.


Plantas

 

(Senecio Loserman)

 

¿Sabemos lo que tenemos?

¿Tenemos más de lo que sabemos?

¿O menos?

No sé, no es posible saber todo

ni tenerlo. Sé que ignoro más

de lo que sé:   Sería necio no reconocer.


Hojas tubulares, azuladas, ricas en

pruina; planta crasa originaria del sur

de África.


Entre las más antiguas de mis plantas,

que sobrevivieron a los años y mudanzas

está ésta.


Regalo de Miriam, que conociendo mi

predilección por estas especies, parientes

de los cactus, me trajo un hijo de esa

planta, que era su única compañía en la

pensión.


Yo le conseguí un trabajo; le duró poco:

Mucho menos que esta planta que todavía

conservo y reproduje muchas veces.


Tengo unas cuantas suculentas, y sabía

los nombres de todas, salvo ésta.


Hace años, vino Rubén, dueño de un

vivero cercano que se especializaba

en cactus y crasas   (Yo solía pasar y

quedarme admirando la variedad de

sus ejemplares exóticos)


No recuerdo el motivo de su visita, pero

después de examinar mi colección, me

pidió un gajo de esta planta, poco común

al parecer, que yo tampoco había visto

antes de tenerla.


Ahora lo supe, por azar, como casi todo

lo que sé: su nombre es Senecio Ficoides.


Tengo un senecio. No sé cuanto mejoró

mi vida por saberlo, ignoro si es mejor

que lo sepa, pero ahora sé que lo tenía

y no sabía, aunque lo nombrara: lo hacía

como algo ajeno  (aunque fuera mi nombre)


¿Sabemos lo que tenemos que saber?

¿Cómo saberlo, si ni siquiera sabemos

lo que tenemos?

Nada sabrá el senecio de estas líneas

que protagoniza sin saberlo.

Sería necio no reconocer.


Moraleja: Si se estima lo suficiente a alguien

para obsequiarle algo, es mejor una planta

que un trabajo.


(El senecio es de fácil cultivo,

no da ningún trabajo)


viernes, 27 de mayo de 2022

La evolución de la transparencia

 

(Ricardo Mansoler)

 

 

                          "La Naturaleza ama ocultarse"          
                                                             Heráclito

 

¿Cómo gestionar la transparencia?


Para ser honestos, habría que sospechar

de aquellos que prometen gestiones

transparentes, en todos los ámbitos de

la gestión humana, sea política, poética,

económica, o metafísica.


Estamos lejos de ser transparentes,

y hay poco para decir de los seres

transparentes: casi no los conocemos.


La transparencia del aire, oculta más

de lo que se ve. Sabemos que puede

haber seres invisibles, como que existe

la invisibilización.


¿Es lo mismo ser transparente que invisibilizarse?

¿Cuál sería la opción más civilizada?



II

Más allá de las respuestas posibles,

lo cierto es que pasan muchas cosas en el aire

y una buena parte permanece fuera del alcance

de nuestra gestión cognitiva.


Incluso, cosas más interesantes que pretender

transparentar gestiones o gestionar los vocablos

para producir discursos atractivos como éste.


Por ejemplo, hay aves que pasan su vida volando.

El 90% de su tiempo transcurre en el éter.


Seres que duermen mientras vuelan y viceversa

como el vencejo, parecido a una golondrina.


Algo envidiable para nosotros, que a duras

penas logramos volar en algún sueño

o aspiramos a ganar altura leyendo poemas

(o en su defecto, escribiéndolos)


III

El problema de la transparencia en la gestión

poética, es que no produce resultados de

mayor interés.


Algunos lo intentaron, sin mayor fortuna:

Sólo consiguen decepcionar al lector, que

espera algo que lo conmueva, lo inquiete,

lo sorprenda o al menos, lo entretenga.


El poema, como toda creación, es un artificio,

un invento: un objeto que contiene diversos

elementos, vinculados con algún criterio estético

y no puede surgir de ninguna transparencia.

No hay ideas, imágenes, sonidos transparentes.

Menos aún, palabras: ni la palabra transparente

lo es.


(Sí, las palabras mienten, es algo constitutivo

y sin esta función, el lenguaje no sería posible,

ni tendría sentido)

 

IV

Este conocimiento, sea tal vez lo que impulsó

a un conocido poeta a llevar la idea hasta sus

últimas consecuencias, para elevarse en busca

del más alto grado de pureza:


El poema transparente, que lograba

la invisibilidad pero era casi ilegible.






jueves, 26 de mayo de 2022

La función del vicio

 

(Tomás Mercante)

 

Cualquier artificio puede servir

a la hora de despuntar el vicio.


El vicio es el más humano

de los ejercicios, se sostiene.


Sólo hay que incorporarlo,

alimentarlo, obedecerlo

y mantener el eje, se repite.


El ejercicio de repetir

se automatiza, dando lugar

a la incorporación de nuevos

hábitos, que sosteniendo la

repetición llegarán a ser vicios.


La vocación de servicio

es exclusiva del animal humano.


A la hora de despuntar un vicio,

lo más seguro es verificar

la disposición de insumos,

conservar el eje y asumir

la aventura de la repetición,

apuntando a lo seguro.


Lo más seguro es apuntar

para abajo:


Las clases superiores lo saben, y

lo practican desde hace siglos

con renovado entusiasmo.


Nunca se envician.


miércoles, 25 de mayo de 2022

El aire tiene la palabra?

 

(Aquino Lamas)

 

Abogaría por el aire

por ejemplo,


el aire que se pierde

en forma de palabra

(sea de aire u otra consistencia)


Hay elementos comunes

a todas las palabras, pero

las elementales son de aire.


El aire, como la palabra aire,

se desliza entre los cuerpos

que contienen aire o aspiran:


Hay aires superiores e inferiores,

que enrarecen el comercio natural

del aire y la palabra.


El tráfico de aire es lícito y legítimo

bajo cualquier legislación sensible,

pero no puro:


La pureza es vana aspiración

entre los cuerpos que vivimos

del aire.


Abogaría en silencio

por el aire perdido, al emitir

preguntas que quedan suspendidas

en el aire.


Por el aire que zozobra

antes de ahogarse en sentidos

pronunciados, sin alcanzar

a armar una palabra.


El aire no se explica ni se expande,

aunque puede degradarse, como

ciertas palabras.


La defensa del aire es una quimera

y una pérdida de tiempo: una causa

perdida de antemano ¿Quién pensaría

en el aire, habiendo tantas causas más

o menos justas para defender?


Es fácil apuntar al aire y acertar

en un lugar perdido.


Abogaría por la pérdida:

 

Perderse en una palabra, es más fácil

que ganar tiempo bogando por el aire

en vano, por ejemplo, y abogar

en silencio por todo lo perdido,

aunque nadie salga airoso.



martes, 24 de mayo de 2022

Una jugada decisiva

 

(Pascual Rambler)

 

Una buena acción individual

puede desequilibrar a la marca,

generando otras opciones para

los que llegan y abriendo el camino

para vulnerar defensas enemigas

y producir oportunidades.


El éxito de la gestión individual,

dependerá de los recursos naturales,

la técnica y la capacidad instalada

del que la emprende. Y la aptitud

para determinar la ocasión, el

momento preciso para engañar al

otro y superarlo, esto es:


La capacidad de decisión.


Una buena acción,

positiva y superadora, es siempre

tributaria de una buena decisión.


La suma de buenas decisiones

configura la relación armónica

de signo positivo, que hace crecer

el rendimiento del equipo y

asegura el éxito de la gestión.


El éxito individual, redunda en el

beneficio colectivo, generando nuevos

estímulos y oportunidades:


El éxito brinda confianza para asumir

desafíos cada vez mayores y fijarse

metas cada vez más altas.


El desarrollo de la propia capacidad

de decisión, es capital para que el

hombre determine: cuando es oportuno

refugiarse en lo colectivo y cuando

debe resolver por sí mismo, priorizando

al individuo y su potencial creativo.


Una decisión correcta, reduce y

minimiza los márgenes de error

no forzado.


Luego está el azar, lo imponderable

e imprevisible: la suerte, el destino

o Dios, según prefiera el suscriptor,

el compañero, el jugador…


Todos jugamos, aunque no sepamos.

Dios también.


Una buena acción individual

no distrae a Dios de su juego

de dados.



lunes, 23 de mayo de 2022

Alambiques

 

(Ricardo Mansoler)

 

Cuánto alambique que no

se comunica, cuánto alambique

sin un que, un aunque o un tal vez.


No es común al arte

la comunión de penas,

alambicado o austero

no es común ni natural

como la pena sana.


El manco estira su muñón

y el pan se cae,

no hubo milagro. Todos los cuerpos

caen, sin pena ni gloria, se malogran.


Descaecen a medida que discurren

sobre las alcantarillas y las horas.

Hoy no está de moda hablar del tiempo,

el tiempo escasea por el desarrollo

de las comunicaciones.


El exceso de intercambio

nos hace más veloces

en la práctica del sexo virtual,

pero hay que acicalarse.


Cuánto alambique languidece

en soledad, por no poder compartir

la envidia.


El arte sana, aunque sea ajeno

al sujeto alambique y al sujeto

alambicable.


El arte sana, más no subsana

la falta al que comete.


Una pena, en su unidad,

no naufraga ni se ahoga

en tal o cual tisana.


domingo, 22 de mayo de 2022

El primer cambio (el cambio original)

 

(Amílcar Ámbanos)

 

¡Hay que castrar al unigénito!

Dijo una voz popular.

No, con degollarlo es suficiente,

contemplaban otros.

Había más propuestas en el mismo

sentido, pero de distinta intensidad.


Algunas más condescendientes o

contemplativas:

¡Que se le desendiose!

Propuso un descendiente.


Otro sugirió: Hay que torturarlo hasta

que confiese y escupa toda la verdad.

¡Hay que acabar con las supercherías!

 

II

En ese clima, era difícil acordar y obtener

consensos.

Hubo otras mociones más extremas, que

es preferible no reproducir por cuestiones

éticas, estéticas y económicas (aunque

la conjunción de estos términos resulte

extraña)


Era previsible que el desenlace no podría

ser feliz para el acusado, sospechoso, o

acusado de sospechoso.


La animosidad, la crispación y la excesiva

carga emotiva, como es sabido, nunca

producen buenas decisiones.

 

III

Sólo Dios conoce el motivo de sus decisiones;

sólo El sabe lo que hace: Nosotros sólo

podemos obedecer, pero a la luz de los hechos

resulta claro que un pueblo que se sabe elegido,

difícilmente admita ni contemple su fracaso…


En tales condiciones, sólo cabía esperar un

milagro, aunque no había tiempo para milagros;

los ánimos estaban caldeados y el destino parecía

estar echado.

 

IV

Pero un dios, nunca está solo, aunque sea único

en su especie en todo el espacio sideral.

Si alguien podía hacer algo por El, ese era

el diablo. Y lo hizo:


Escaneó una réplica del cuerpo divino, para que

asumiera la condena inexorable.

Luego, supo aprovechar la confusión reinante

en el reino del Señor, y la sustitución pasó

casi desapercibida.


El cambio resultó, y salvó al Salvador

mientras todos juntos festejaban

el supuesto triunfo de la justicia.


El cambio funcionó, pero detrás del cambio

estaba el Diablo, su mentor: 

He aquí al verdadero salvador.


Nuestro Salvador, en su humildad infinita, no pudo

menos que reconocer su deuda:


El Diablo, no sólo lo había salvado

de una muerte, tal vez definitiva, sino de algo

peor: el descrédito popular. Ahora, volvería,

resurrecto y completamente empoderado…


“Te debo la vida, no sé como pagarte”


El diablo sonrió con un dejo de sarcasmo

mientras le ofrecía un cigarrillo importado:


“Tranquilo, no me debés nada.

Ya arreglaremos cuentas, hay tiempo

de sobra...”

 

 

 De  Los verdaderos evangelios apócrifos

 


La lucha divina

 

(Teodoro Losper)

 

La lucha por elevar

los niveles de consumo

es tan vana como la vocación

de servicio o la búsqueda de

la unidad:


Toda unidad es un estado transitorio.


Ni el universo es uno, sólo Dios,

de quien se sabe poco (aunque lo

suficiente para dividirnos y creer)

conservaría su unidad en el tiempo.


Medir el consumo, elevar las tasas,

redistribuir los excesos o buscar la

fórmula de la felicidad en unas

glándulas, son acciones débiles e

inútiles, que acaban decepcionando

a propios y extraños.


Dios no haría eso, por lo que sabemos,

que no es mucho.


Escucha: Dios no es lucha,

si tomáramos su ejemplo

el mundo sería otro.


El nos acepta como somos,

con todos nuestros vicios y

pecados.


Dios no es lucha,

y tampoco te escucha.


sábado, 21 de mayo de 2022

Animales banales

 

(Horacio Ruminal)

 

Animales banales

se pueden encontrar en todas partes,

pero no todo el mundo los distingue;

sólo el observador formado y avezado

los detecta a primera vista.


El amor a primera vista, puede

verificarse en animales banales

de otras especies, aunque el observador

calificado advierte que se trata de una

presunción banal, sin demasiado

fundamento:


El amor no puede reducirse a la atracción

o el rechazo a otros animales.


El eje bien plantado

 

(Tomás Lovano) 


Tus ejes no son tus ejes.

Ninguna consistencia desciende

de una ojeada a una hoja.

Lo esencial es invisible a los hijos.


No estás sola, ni solo, ni sole:

tu protoplasma te ama.


Planta tu eje en un lugar seguro.

No es necesario ir al campo

para plantar un ajo o sembrar

un eje.


Revisa tu conexión a tierra

y ejerce las funciones disponibles

según la configuración de tus deseos.


Es probable que sean otros:

No desestimes esta duda,

ni pidas un deseo a la hoja de inhojo:

Elige el ajo.


El ajo purifica al que lo elige,

es de fácil cultivo y tiene

propiedades antisépticas. No le

pidas más de lo que puede dar,

y acaso te de un brote.


Hay tantos ejes como esquejes,

no te quejes ni pidas: sé mi eje

al nuevo brote que promete.


Tus hijos no te esperan,

ni esperan que desciendas

para tomar los brotes que les dejas.


No te dejes estar, no te alejes

de tu eje en ejercicio,

cultiva lo justo para completar

la órbita del vicio.


No es necesario ir al campo santo

para pedir deseos o conectarse

con naturalezas muertas.


Aprovecha tus propìos excesos

para nutrir el suelo: Todos podemos

reciclarnos, compostarnos y apostar

a algo nuevo.


Todos los días podemos sembrar,

sin semillas ni esquejes ni abonos.


Planta tu eje en un lugar seguro:

Lo más seguro es la muerte.


El viento puede cambiar de eje,

y permanecer indivisible.

Pero todos los hijos son del

viento.

jueves, 19 de mayo de 2022

El crecimiento exponencial

 

(Esther Miño)

 

No paramos de crecer.

Parar nunca fue una alternativa

para nosotros, los crecientes:

Cada vez somos más.

(Sumar, es una forma de crecer,

hay otras más que no se descartan)


Todas las opciones son posibles,

si se sabe sumar con fe.

Todas las opciones son válidas

cuando se trata de crecer.


No hay necesidad de agregar contenido

al crecimiento: Crecer es bueno, y

agregar también. Venimos a sumar.


Si sumamos todo lo que crece

con voluntad y sacrificio

somos imparables y no pararemos

de crecer.


Crecer es bueno, más que necesario:

Hay signos, síntomas, productos y efluentes,

una suma a aprovechar con vistas al futuro.


El futuro es de los que crecen, a sabiendas

que cuando ya no crezcan serán reemplazados.

Crecer es una buena meta para cualquier

metabolismo sano, o con aspiraciones sanas.


Todo suma, en tanto crece.

La economía está creciendo, los significantes

crecen. Se registra un crecimiento sostenido

de los discursos que hablan de crecimiento.

¿Miento?


Hay otras metas que brotan

dentro de los parámetros (Los parámetros

crecen a valores ajustables)


Un metabolismo sano no conoce metas,

sólo incorpora y emite (es su negocio)

sosteniendo la continuidad del crecimiento.


Todo crece, estamos atravesando un período

de transición. Vamos por más, el mundo no

para: busca nuevos caminos y oportunidades

para seguir creciendo.


Los tiempos son otros,

la velocidad crece a tasas chinas;

los chinos no dan abasto, pero

no paran de crecer.


Que tu voracidad no te devore:

Optimizá y aprovechá de un modo

inteligente tus recursos, para seguir

sumando y creciendo, y crecer más

que el otro.


Vos también podrías ser un chino.


miércoles, 18 de mayo de 2022

Y tú me lo preguntas..?

 

(Asensio Escalante)

 

El poema siempre deja que desear.

Su parcialidad subjetiva no conoce

límites.


Puede versar sobre todo:

El mar, océanos ignotos, microorganismos

que pacen en el bosque, tritones, duendes

o núbiles doncellas etéreas como el éter.


Puede extenderse sobre el éter, sobre una mesa,

un cuerpo, un miembro, un rumor sin destino

o la proporción áurea.

Todo cabe, todo puede entrar y salir

por el poema con mayor o menor fortuna.


Siempre deja que desear; no impone nada ni

establece otra certeza que la de su propia y

efímera existencia.


A veces parece lograr la consistencia deseada,

pero siempre deja que desear.


Tiene sus etapas: la elaboración puede llevar

un tiempo, o brotar de una idea luminosa

o un eclipse, para elevarse y caer en el olvido.


No es difícil olvidar un poema:

casi todos lo consiguen sin mayor esfuerzo.


Por último, el poema puede olvidar que es

un poema, y volverse sobre sí como un objeto

punzante que penetra e interesa sus propios

órganos vitales, dejando expuesto ese vacío

pronunciado e incompleto.


El poema siempre deja que desear,

aunque contenga todo lo que hacía falta.

Siempre algo deja, afuera: algo que puede

volver bajo otra forma, en otro poema, del

lado de afuera.


El poema no sería deseable

si no dejara que desear.


Pero el poema puede olvidarlo todo,

hasta el propio deseo que lo emite

y preguntar:  qué es un poema.



martes, 17 de mayo de 2022

Probar no cuesta nada

 

(Horacio Ruminal)

 

La riqueza se crea,

el poder se construye, la hegemonía

y la supremacía se ejercen como fruto

del trabajo calificado.


La elaboración es capital para modificar

la realidad y alterar la relación de fuerzas:

La realidad, es una relación de fuerzas.


Todo se construye, hay pruebas:

Las pruebas se producen, es un trabajo

calificado y como tal, costoso, pero

también ventajoso: A menudo, cuesta

menos producir que obtener al cabo de

una búsqueda con resultado incierto.


Hay recursos disponibles.

Hay inversores y auspiciantes que creen

en la producción, en el futuro, y en la

aventura de producirlo.


Hay recursos disponibles, y suficiente

evidencia de ser una práctica sustentable,

es decir, una buena práctica que además

genera puestos de trabajo: Hay pruebas.

Y hay mucho por producir.


Estamos construyendo futuro:

La transformación no para.

La cultura del trabajo y la liberación

de las fuerzas productivas, son la única

opción para seguir creciendo.


(Este discurso es un producto:

un producto de elaboración propia,

controlada por expertos y apto

para consumo humano:

Hasta aquí, no se han registrado efectos

demasiado adversos)


lunes, 16 de mayo de 2022

El rebaño de almas, un colectivo sospechoso

 

(Aquino Lamas)

 

La lujuria intrínseca del alma,

así como otros rasgos virtuales

del vicio y el pecado, puede

sobrevivir a las mutaciones del

cuerpo, sin necesidad de adaptación

evolutiva.


El alma escarnecida

no se ríe de la carne

ni se compadece de su suerte.


Ningún alma es tan fuerte

como para arreglarse sola

y esperar la primavera.


Ningún alma es tan fuerte

como el pez

que sobrevive a la pecera.


II

Bien sabe el alma permanecer ajena

a las evoluciones de los cuerpos

que se cuecen, y sepa, tal vez,

lo que le espera, aunque no lo comparta:


Comparten poco, las almas,

no son para confiar (No conviene confiar

en sujetos intangibles, ni en poetas.

Mucho menos en los que escriben con el

alma: No es un recurso que prometa.


Valèry lo averiguó, y quiso compartirlo:

El alma es siempre un mal poeta)




viernes, 13 de mayo de 2022

El asco

 

(Tomás Mercante)

 

Con asco, conozco.

Supo escribir un poeta no reconocido

antes de abandonar el ejercicio activo

para no compartir su asco.


I

El asco, la aversión, la repugnancia,

o el rechazo liso a esas formas de vida

que nos interpelan: cucarachas, reptiles,

arañas, babosas, o el gusano elemental:

cuerpo liso y blando que se desliza

indiferente ante nuestros ojos, produciendo

sensaciones indeseables.


¿Son, en verdad, criaturas indeseables?

¿O son puro deseo?


Las cucarachas pasan buena parte de su

vida copulando, por no hablar del gusano

sano y la lombriz solitaria

(soledad y pecado: una relación íntima)


II

Esos cuerpos, reflejan un estadío anterior,

no tan remoto, de nuestra historia evolutiva.

La presencia del pasado nos desacomoda,

nos violenta: No queremos saber nada,

nadie quiere volver al pasado.


El asco, no es un sentimiento exclusivo

de humanos, aunque es reconocida su

utilidad como recurso evolutivo, y parte

del instinto de conservación.


Por él, nos privamos de ingerir ciertos

cuerpos, recursos naturales o víveres

que podrían contener sustancias tóxicas,

venenos, virus: Cucarachas, reptiles,

arañas, ratas, etc.


III

La evidencia científica, que no admite

dudas, permite especular que en un futuro

próximo, sólo sobrevivirán los más aptos,

cuya capacidad de adaptación habrá logrado

desarrollar el asco a niveles superiores.


Sólo así podrá sobrevivir el hombre nuevo

a los desafíos que propone el futuro:

Sabemos que el incremento de la contaminación

global es tan inevitable como el desarrollo   (no

podemos estancarnos, ni detener la evolución:

Del agua estancada, espera veneno -William Blake-)

y tanto la fauna como la flora, deberán

adaptarse para sobrevivir.



Para nuestra especie no será más sencillo,

pero contamos con un recurso superior, un

arma salvadora: El Asco.


(asco, sentido y sentimiento no sólo comparten

la raíz etimológica: en su evolución yace  la

clave de la nuestra, y el futuro)


Los individuos más sensibles, esto es, los que

hayan sabido optimizar su propia producción

y desarrollo del asco, podrán discernir sobre

aquello que pueda constituir un alimento, y

elegir sin riesgo de perecer en el intento:


Sólo el asco salvará a la especie.


IV

No se sabe cuál será el destino de otras

criaturas (cucarachas, arañas, babosas,

moscas y gusanos). Es probable que

sobrevivan y se expandan; cuentan con

recursos.


Entre nosotros, se avizora que sólo tendrán

lugar dos clases de individuos: Los hombres

sensibles (en sentido genérico) cargados de

asco, y aquellos políticos que no le hacen asco

a nada pero sobreviven a todo.


jueves, 12 de mayo de 2022

El sueño del neólogo

 

(Amílcar Ámbanos)


El taxidermo merodeaba

el sueño del neólogo,

agitando gerundios y miembros

como anticuerpo en celo.


(Era un neólogo neófito y nativo,

nadie nace sabiendo: pero cualquiera

puede hacerlo)


Un hormigueo recorría el alma

del fantasma, sin abandonarlo,

poseído como adjetivo posesivo

fuera de contexto.


(El taxidermo pertenece al orden

de los neófagos: devoran novedades)


Nada más triste que un fantasma

abandonado, pensó entre sueños

casi idénticos pero impares.


O sí, terció el taxidermo en trance,

leyendo el sueño afantasmado

y enrtorpeciendo el tráfico onírico:

(rico o no, o ni)


Más triste:

Un fantasma disecado y virgen,

reconocido en plena sesión

de sexo tántrico sin resolver.


(No es fácil la vida del neólogo

en estos tiempos, donde sólo se busca

la satisfacción inmediata, pensó el

taxidermo con un gesto triste,

ya obsoleto)


miércoles, 11 de mayo de 2022

Una aventura en la ventana

 

(Senecio Loserman)

 

Una ventaja intensa se aprecia

en la ventana: una buena decisión,

cambiar la ventana, hay que renovarse.


Puse en venta la ventana vieja

y adquirí ésta, más actual, funcional

y de última generación.


Aquella era pesada, vetusta, fatigosa

para maniobrar y daba sensación

de encierro. Los años le pesaban

y ni siquiera sabía ser hermética.


Una ventana anacrónica

puede ser un peligro. Aventé

las dudas y me decidí, estaba

en condiciones de solventar algo nuevo:


Renovarse es vivir, las células que somos

se renuevan todo el tiempo.


Ahora soplan nuevos vientos, que puedo

disfrutar a pleno desde mi ventana, con

cualquier clima.


Una ventana moderna, ágil, dinámica,

liviana y fácil de operar. Casi invisible.

Con todas las prestaciones para afrontar

los tiempos que corren: corrediza y

silenciosa, abierta al mundo,

autolimpiante como participio presente.


No necesito asomarme para observar

el paisaje renovable con todas sus opciones

y el paso de las generaciones

con la intensidad necesaria.


¿Qué más podría necesitar?


Fue una buena decisión el cambio.

A la otra ni la extraño, tal vez la malvendí,

pero ya estaba amortizada.


Renovarse, adaptarse a lo nuevo,

aclimatarse, eso es vivir.



domingo, 8 de mayo de 2022

Como moscas

 

(Ricardo Mansoler)

 

Gozamos de 17 millones de moscas

por cada mortal de los nuestros.


Gozar es un decir, admitiendo que muchos

podríamos no gozar tal compañía

y en ese caso, sería un goce involuntario,

con lo que no se cumpliría en plenitud

la propiedad del goce, según su condición

semántica.


Podríamos reemplazar el verbo:

Disponemos de 17 millones de moscas,

como para que cada cual disponga a gusto.


Las moscas no se alterarían por el cambio,

y seguirían gozando de sus funciones.

Pero no, no es demasiado preciso

el número: Los promedios son siempre

engañosos, y hay una buena parte de la

opinión pública que habita en zonas frías,

hostiles a los hábitos del múscido.


Luego, la cifra disponible para quienes

gozamos de su presencia, sea o no

verificable el goce, es sensiblemente

mayor:


Podrían ser 30 millones, o 40: casi la

población argentina…

Ignoramos cuantas moscas dispone

el argentino medio. Los argentinos

ignoramos muchas cosas, además de esa,

y así nos va…


Alguien que ignoro, creo que extranjero,

descubrió el anagrama de argentinos: ignorantes.

Lo conocí por Borges, que solía citarlo.


(Hay quienes gozan con estos juegos pueriles,

tal vez por la incapacidad de gozar

de sus moscas, o como ellas)



II

Volviendo a las moscas (siempre vuelven,

son una presencia recurrente) el problema

de la superpoblación es bastante antiguo:


Tal vez no sea correcto el término, ya que

no sabemos cuantas necesitamos ni cual

sería la cantidad razonable, libre de excesos.

Sí sabemos que son necesarias, cumplen

funciones útiles para el equilibrio

ecológico y son parte de la cadena

alimentaria.

Sabemos, también, que son mucho más

antiguas que nosotros y muchas más.


Hubo un momento histórico, que todos

conocemos, aunque en forma parcial.


Esto es, el Gran Diluvio Universal

y el Arca salvadora donde Noé,

cumpliendo la orden emanada por

su Creador, dispuso parejas de todas las

especies que merecían ser salvadas.

 


III

Como es natural, no faltaron las moscas.

No sólo no faltaron, sino que en el curso

de la navegación y al ir sumando jornadas

(días, semanas, meses, años: no hay

certeza sobre la duración de la travesía)

comenzaron a arreciar y reproducirse

las quejas de los pasajeros y tripulación

por la presencia excesiva de estas criaturas

divinas: Había muchas moscas,

con la consabida molestia que ocasionan

entre quienes no suelen gozar con esa

presencia.

Con el agravante de que no paraban de

reproducirse.


Había una explicación bastante sensata

y razonable (El Hacedor no suele cometer

errores) aunque no todos se mostraron

dispuestos a entender razones y aceptar:


Hay 160.000 especies de moscas,

no hubiera sido justo discriminar.

Estaban todas.


Como todos sabemos

(aunque es probable que no toda

esa diversidad a bordo lo supiera:

en aquellos tiempos no se contaba

con mucha información)

las moscas practican la poliandria,

es decir que una hembra requiere

la atención de varios machos, para

mantener los niveles de calidad genética

y obtener los recursos para una

reproducción sustentable de la especie.

El Ojo del Supremo y Su Plan Divino

no podían soslayarlo.


Por otra parte, no cuesta mucho imaginar

la dificultad, en aquellas condiciones de

hacinamiento y precariedad, para establecer

un control eficaz de la promiscuidad entre

especies.

 


IV

Sabemos que la mosca es pegajosa,

socialmente amigable, perseverante

y dada al cultivo de la disipasión,

la promiscuidad y los bajos instintos:


No se ocultan para tener sexo,

pueden hacerlo en el aire y

lo practican con sospechosa asiduidad.


No les fue mal:

Acaso ignoren que gozamos de 17 millones

de ellas por cada mortal de los nuestros,

pero si bien mueren como moscas permanecen,

a diferencia de otras especies más desarrolladas,

ajenas al peligro de extinción y se siguen

multiplicando sin contratiempos.


Es posible, incluso, que gocen más que nosotros

(No es para envidiar, nadie en su sano juicio

aspiraría a gozar como un insecto.

Salvo un insecto)


jueves, 5 de mayo de 2022

El sueño colectivo ¿Un anacronismo?

 

(Luis Espejo)

 

Ahora hay menos contratiempos,

para el hombre de la calle

como para el ama de casa. La vida

cotidiana es menos azarosa; es más difícil

perderse entre la gente, entablar diálogos

con desconocidos.

Ya nadie pregunta la hora, todos saben y

tienen la información que necesitan para

no perderse, y mantenerse ubicados en el

tiempo y el espacio.


En los transportes públicos, ya no se cruzan

miradas intrigantes, sugestivas, insinuantes

o deseantes: Eso era antes, ahora nadie se

entera con quien viaja; cada uno atiende su

pantalla.


Antes, las relaciones eran otras; éramos otros,

no sé si era mejor.


El colectivero, además de lidiar con el tránsito

tenía que hacer los cambios, abrir y cerrar

puertas que eran otras y vender el boleto y

dar el vuelto: Todo tan natural, que hasta se

permitía encender un cigarrillo (una buena

señal para algunos pasajeros que viajábamos

al fondo: Si fuma él, podemos fumar todos)


II

Me demoré. No encontraba con qué pagar el

boleto, hurgaba en los bolsillos sin resultado:

ni monedas, ni billetes (ni siquiera las llaves

en su llavero descansando en el bolsillo derecho

trasero -los zurdos manipulamos ciertas cosas

con la diestra-)


Conviene relajarse en estos casos, pensé. De

algún modo iba a pagar mi boleto: yo nunca

dejé de pagar, nunca me reconocí deudor y

nunca me ví en esta situación.

 

El chofer lo entendió con naturalidad, y

mantuvimos una conversación distendida

mientras yo seguía buscando (volvía a buscar

donde ya lo había hecho, en busca de un

resultado distinto: algo común y normal a

la especie)


III

Creo que para tranquilizarme, en un gesto de

comprensión, me mostró un instructivo con

bellas ilustraciones sobre distintos objetos y

valores que la empresa aceptaba como pago, y me

pareció más que interesante : ¿Cuántas cosas hay

que ignoramos, hasta que nos toca atravesar una

situación particular y anómala, como ésta?


Había hasta llaveros como el mío (Ya encontrado:

en el bolsillo izquierdo, como nunca)

llaves, talismanes, recuerdos familiares, medallas

de honor, libros, gemelos, sacapuntas, trofeos

deportivos, condecoraciones de guerra y hasta la

cinta azul de la popularidad y boletos capicúa.


Pensé: uno siempre lleva encima algo inútil, que

puede sacarlo de un apuro y recobrar inesperadamente

la utilidad perdida (la utilidad siempre se pierde con

el tiempo)


No puedo estimar el tiempo que me demoró este

trámite, ni cuantas paradas duró nuestro diálogo,

pero al cabo pude efectivizar mi pago. No podría

precisar cómo lo hice, algo encontré:  Seguro

no era nada que me importara mucho, de lo contrario

lo recordaría)


Agradecí su paciencia al conductor, que me respondió

con un gesto comprensivo de complicidad y deslizó,

en un tono amigable, de franca camaradería, que en lo

posible había que tratar de no distraer demasiado al

colectivero en ejercicio de su función. Lo que no pude

menos que compartir con una mirada solidaria:


Sí, bastante tienen con su trabajo, pensé mientras

avanzaba en unidad a disfrutar el resto de mi viaje, 

atesorando entre los dedos mi boleto, ese pequeño trozo 

de papel impreso que rezaba al dorso:

Devuélvase al descender, algo que nunca hice ni vi hacer.



(Para redondear el desenlace feliz, falta agregar

que al llegar al fondo del Bedford, pude observar

que nuestro conductor encendía su cigarrillo,

es decir el nuestro)


lunes, 2 de mayo de 2022

Lenteja canadiense

 

(Dudamel Rambler)


 En Canadá,

crecen lentejas como locas.


Brotan por doquier lentejas,

lentejones como locos, que

algunos tratan como yuyos

o maleza.


No se quejan, son lentejas

que florecen y crecen como

locas. No conocen sus límites,

ni otros.


¿está mal que crezcan como locas?


Ser lenteja no es malo, ni bueno:

sólo una forma de ser.

Ser no es sólo crecer, hay límites.


Entre el ente y el ser hay un abismo:

hay entelequias y maleza que crecen

sin control, si no se las controla.


Los locos no conocen sus límites,

ni otros. No los piden, no saben

que los necesitan para no ser locos.


No les importa saber si son locos

o solo lo están  (en inglés es lo mismo)


Las lentejas crecen como locas.

Las locas, en Canadá o acá, ni

saben que son locas.


Ellas brotan y bailan como locas,

entre sus propios brotes,

con su ritmo opinable y distinto

de éste, aunque idéntico a sí mismo.


Crecen a un ritmo alocado.

En Canadá, la noche es fría;

no les preocupa:


Bailan como locas, sus lentejuelas

brillan en el relente de la noche

que no para de crecer, como maleza.


Licencia Creative Commons
http/:Demolicionyobranueva.blogspot.com por José Luis Greco se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en Demolicionyobranueva.blogspot.com.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en Demolicionyobranueva.blogspot.com.