sábado, 21 de mayo de 2022

El eje bien plantado

 

(Tomás Lovano) 


Tus ejes no son tus ejes.

Ninguna consistencia desciende

de una ojeada a una hoja.

Lo esencial es invisible a los hijos.


No estás sola, ni solo, ni sole:

tu protoplasma te ama.


Planta tu eje en un lugar seguro.

No es necesario ir al campo

para plantar un ajo o sembrar

un eje.


Revisa tu conexión a tierra

y ejerce las funciones disponibles

según la configuración de tus deseos.


Es probable que sean otros:

No desestimes esta duda,

ni pidas un deseo a la hoja de inhojo:

Elige el ajo.


El ajo purifica al que lo elige,

es de fácil cultivo y tiene

propiedades antisépticas. No le

pidas más de lo que puede dar,

y acaso te de un brote.


Hay tantos ejes como esquejes,

no te quejes ni pidas: sé mi eje

al nuevo brote que promete.


Tus hijos no te esperan,

ni esperan que desciendas

para tomar los brotes que les dejas.


No te dejes estar, no te alejes

de tu eje en ejercicio,

cultiva lo justo para completar

la órbita del vicio.


No es necesario ir al campo santo

para pedir deseos o conectarse

con naturalezas muertas.


Aprovecha tus propìos excesos

para nutrir el suelo: Todos podemos

reciclarnos, compostarnos y apostar

a algo nuevo.


Todos los días podemos sembrar,

sin semillas ni esquejes ni abonos.


Planta tu eje en un lugar seguro:

Lo más seguro es la muerte.


El viento puede cambiar de eje,

y permanecer indivisible.

Pero todos los hijos son del

viento.

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