(Tomás Mercante)
Con asco, conozco.
Supo escribir un
poeta no reconocido
antes de abandonar el ejercicio activo
para no compartir su asco.
I
El asco, la aversión, la repugnancia,
o el rechazo liso a esas formas de vida
que nos interpelan: cucarachas, reptiles,
arañas, babosas, o el gusano elemental:
cuerpo liso y blando que se desliza
indiferente ante nuestros ojos, produciendo
sensaciones indeseables.
¿Son, en verdad, criaturas indeseables?
¿O son puro deseo?
Las cucarachas pasan buena parte de su
vida copulando, por no hablar del gusano
sano y la lombriz solitaria
(soledad y pecado: una relación íntima)
II
Esos cuerpos, reflejan un estadío anterior,
no tan remoto, de nuestra historia evolutiva.
La presencia del pasado nos desacomoda,
nos violenta: No queremos saber nada,
nadie quiere volver al pasado.
El asco, no es un sentimiento exclusivo
de humanos, aunque es reconocida su
utilidad como recurso evolutivo, y parte
del instinto de conservación.
Por él, nos privamos de ingerir ciertos
cuerpos, recursos naturales o víveres
que podrían contener sustancias tóxicas,
venenos, virus: Cucarachas, reptiles,
arañas, ratas, etc.
III
La evidencia científica, que no admite
dudas, permite especular que en un futuro
próximo, sólo sobrevivirán los más aptos,
cuya capacidad de adaptación habrá logrado
desarrollar el asco a niveles superiores.
Sólo así podrá sobrevivir el hombre nuevo
a los desafíos que propone el futuro:
Sabemos que el incremento de la contaminación
global es tan inevitable como el desarrollo (no
podemos estancarnos, ni detener la evolución:
Del agua estancada, espera veneno -William Blake-)
y tanto la fauna como la flora, deberán
adaptarse para sobrevivir.
Para nuestra especie no será más sencillo,
pero contamos con un recurso superior, un
arma salvadora: El Asco.
(asco, sentido y sentimiento no sólo comparten
la raíz etimológica: en su evolución yace la
clave de la nuestra, y el futuro)
Los individuos más sensibles, esto es, los que
hayan sabido optimizar su propia producción
y desarrollo del asco, podrán discernir sobre
aquello que pueda constituir un alimento, y
elegir sin riesgo de perecer en el intento:
Sólo el asco salvará a la especie.
IV
No se sabe cuál será el destino de otras
criaturas (cucarachas, arañas, babosas,
moscas y gusanos). Es probable que
sobrevivan y se expandan; cuentan con
recursos.
Entre nosotros, se avizora que sólo tendrán
lugar dos clases de individuos: Los hombres
sensibles (en sentido genérico) cargados de
asco, y aquellos políticos que no le hacen asco
a nada pero sobreviven a todo.
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