(Aquino Lamas)
Abogaría por el aire
por ejemplo,
el aire que se pierde
en forma de palabra
(sea de aire u otra consistencia)
Hay elementos comunes
a todas las palabras, pero
las elementales son de aire.
El aire, como la palabra aire,
se desliza entre los cuerpos
que contienen aire o aspiran:
Hay aires superiores e inferiores,
que enrarecen el comercio natural
del aire y la palabra.
El tráfico de aire es lícito y legítimo
bajo cualquier
legislación sensible,
pero no puro:
La pureza es vana aspiración
entre los cuerpos que vivimos
del aire.
Abogaría en silencio
por el aire perdido, al emitir
preguntas que quedan suspendidas
en el aire.
Por el aire que zozobra
antes de ahogarse en sentidos
pronunciados, sin alcanzar
a armar una palabra.
El aire no se explica ni se expande,
aunque puede degradarse, como
ciertas palabras.
La defensa del aire es una quimera
y una pérdida de tiempo: una causa
perdida de antemano ¿Quién pensaría
en el aire, habiendo tantas causas más
o menos justas para defender?
Es fácil apuntar al aire y acertar
en un lugar perdido.
Abogaría por la pérdida:
Perderse en una palabra, es más fácil
que ganar tiempo bogando por el aire
en vano, por ejemplo, y abogar
en silencio por todo lo perdido,
aunque nadie salga airoso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario