(Germán Singerman)
La legitimidad de su solicitud
ha caducado. Ya no cumple con
los requisitos ni se ajusta a las
condiciones establecidas y
actualizadas.
Nuestro servicio no contempla
su segmento etario. Las nuevas
tendencias imponen pautas que
debemos adoptar, para mantener
la calidad competitiva del producto.
La dinámica de esta gestión, está
sujeta a las variables que precipitan
las nuevas condiciones del mercado.
Apostamos al futuro:
Los viejos tienen los días contados,
ya hicieron lo suyo, hayan producido
mucho o poco, ya no lo hacen.
Son una carga negativa, un lastre
para las fuerzas vivas. Fuera del
consumo de fármacos, remedios, no
tienen una incidencia sana en la
economía.
Ninguna economía puede resistir
el crecimiento de la población senil:
Cada día, miles de nuevos viejos se
incorporan a ese segmento ocioso y
retardatario. Una pesada carga para
el resto.
Los viejos son un obstáculo para los
que estamos produciendo; cuerpos
lentos y torpes que se vuelven cada vez
más dependientes.
Hay que sincerar la economía:
Nadie disfruta tener un viejo en su casa
(aunque ésta sea de su propiedad, hay
que esperar para heredarlo)
Lo único que se puede hacer
es acompañarlo, a una distancia
prudencial (los viejos huelen mal) y
controlar que cumpla todos los
esquemas vacunatorios.
(Los viejos son como los oniscídeos
o bichos bolita: No pican, no contagian
enfermedades -si se los mantiene bien
aislados- ni dañan la propiedad, pero
pueden ser una presencia desagradable
si entran en tu hogar)
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