(Aquino Lamas)
Dosificar la realidad
en pequeños excesos
hasta obtener la consistencia
deseada, óptima (o en su defecto
la posible para poder vibrar a una
frecuencia aceptable, aunque no
sea la deseada)
Nadie sabe lo suficiente sobre
la realidad, aunque abundan
interpretaciones más y menos
logradas.
Pero es difícil prescindir, no
frecuentarla. Se recomienda
observarla a una distancia prudencial
(las dosis deben repetirse a una
frecuencia adaptable: La realidad
adopta muchas formas, pero no se
adapta)
II
El amor es otra cosa:
En realidad, nadie sabe lo suficiente,
pero es difícil abstraerse, abstenerse
y prescindir:
Conviene observarlo
a una distancia prudencial y saber
que no se dosifica, aunque pueda
domesticarse como a un perro de
la calle (el perro puede extrañar y
volver a la calle, ya domesticado,
hasta encontrar otro amo)
Casi todo lo que parece amor
no es lo que parece, es sabido.
La única verdad es la realidad
(sus dosis)
Lo único real son una huellas
tenues y difusas, que ocupan
un lugar humilde en la memoria
de quienes creyeron conocerlo:
Secuelas de otra realidad.
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