(Asensio Escalante)
El anhelo lineal
distráctil con respecto
a los volúmenes volubles
del cuerpo que compite
con sus glándulas, enseres,
extensiones y deseos.
Antenas y recodos
vislumbres y resquicios.
La hebra hembra
embretada en enhebrarse
al recorrido membranoso
en la promesa que el azar celebra
ante la indiferencia del miembro.
El anhelo del anélido
es más simple, dúctil, lábil
y preciso (aunque tal vez
menos retráctil)
El núcleo de la espuma obtenida
hace la vista gorda como el arte
ante el ojo del amo.
No hablemos de la espuma
en el poema, a no ser que sea
un poema de espuma.
Hay espuma pública y privada.
La hay en el mar, en aguas estancadas,
pozos ciegos y en la boca de los amantes
o aspirantes.
Hay espuma en el mate bien cebado
(hay que saber cebar)
La espuma fluye como el Ser,
aunque es algo más estable.
No la confundas.
Mientras haya espuma, habrá vida
dentro o fuera del sistema:
Conocemos la evanescencia
del mercado de espuma y la
obsolescencia programada del poema.
El poema necesita más espuma
que otros organismos vivos,
aunque no llegue a destino.
El polígrafo echa espuma
(pero no la desecha)
avanza, ganado por sintaxis azarosas
y libra al gusano sano de perderse
y adentrarse en el rastro equivocado
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