domingo, 5 de junio de 2022

¿No era la espuma que anhelaba?

 

(Asensio Escalante)

 

El anhelo lineal

distráctil con respecto

a los volúmenes volubles

del cuerpo que compite

con sus glándulas, enseres,

extensiones y deseos.


Antenas y recodos

vislumbres y resquicios.


La hebra hembra

embretada en enhebrarse

al recorrido membranoso

en la promesa que el azar celebra

ante la indiferencia del miembro.


El anhelo del anélido

es más simple, dúctil, lábil

y preciso (aunque tal vez

menos retráctil)


El núcleo de la espuma obtenida

hace la vista gorda como el arte

ante el ojo del amo.


No hablemos de la espuma

en el poema, a no ser que sea

un poema de espuma.


Hay espuma pública y privada.

La hay en el mar, en aguas estancadas,

pozos ciegos y en la boca de los amantes

o aspirantes.


Hay espuma en el mate bien cebado

(hay que saber cebar)


La espuma fluye como el Ser,

aunque es algo más estable.

No la confundas.


Mientras haya espuma, habrá vida

dentro o fuera del sistema:

Conocemos la evanescencia

del mercado de espuma y la

obsolescencia programada del poema.


El poema necesita más espuma

que otros organismos vivos,

aunque no llegue a destino.


El polígrafo echa espuma

(pero no la desecha)

avanza, ganado por sintaxis azarosas

y libra al gusano sano de perderse

y adentrarse en el rastro equivocado


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