(Germán Singerman)
Nadie quiere volver al pasado,
salvo los viejos, y no todos:
aquellos que no disfrutan
el geriátrico, no saben trabajar
la baraja y extrañan sus antiguos
vicios.
Los argumentos viciados de sentido
no llevan a ninguna parte, como el
pasado, que no puede ser corregido
ni modificado; ya fue.
¿Para qué sirve el pasado?
Para evocar hechos y cuestiones
que son irrevocables, para poder
recordar aquello que lo merezca
y volver a olvidar…
Un pasatiempo inútil, improductivo
e irrelevante, propio de quienes
tienen más pasado que futuro.
No seamos necios: Nadie resistiría
ningún archivo del pasado. Lo único
que hay que agradecerle a ese tiempo
es que hace posible este presente,
pleno de oportunidades para todos,
o casi todos, o una parte, en fin…
¿Para qué querría alguien volver
al pasado?
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