lunes, 11 de julio de 2022

El sermón de la montaña (de excremento)

 

(Walt Waitman)

 

Hablemos de mi, dijo el demiurgo

entre las heces feligresas del rebaño.


Gracias a mi, gozan de un cuerpo superior

provisto de todos los sentidos necesarios:


Pueden disfrutar de la visión de todos los

paisajes que he creado para ustedes.


Pueden olfatear una parte de los aromas y

perfumes naturales, cuyo diseño perfecto

me pertenece, y oír una buena cantidad de

voces y sonidos que responden a mi Voluntad

tan perfecta como infinita.


Todo lo que hice y puedo hacer, es perfecto,

más no me vanaglorio ni espero recompensa:


Mantengo esta humildad impar, que es sólo

un atributo de mi perfección superior,

 y la predico.


No me gusta hablar de mi, pero se debe predicar

con el ejemplo: No estamos aquí para hacer

sólo aquello que nos gusta, hay que aceptar, la

perfección contiene límites. Los límites son obra

mía, y quien no los respete tendrá su merecido.


Que nadie ose vanagloriarse de lo que hace

o deja de hacer: Ninguna hez es perfecta.


Si hubiera heces perfectas, serían las mías,

pero no emito eso (aunque podría hacerlo

si quisiera)


Soy amor, el Amor Verdadero no produce

desechos ni emite materia residual.


El amor puro no necesita reproducirse

ni ser reproducido, ni tributa al intercambio

de fluídos.


El comercio es algo propio de la carne,

y merece ser superado.


Continuar...


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