(Walt Waitman)
Hablemos de mi, dijo el demiurgo
entre las heces feligresas del rebaño.
Gracias a mi, gozan de un cuerpo superior
provisto de todos los sentidos necesarios:
Pueden disfrutar de la visión de todos los
paisajes que he creado para ustedes.
Pueden olfatear una parte de los aromas y
perfumes naturales, cuyo diseño perfecto
me pertenece, y oír una buena cantidad de
voces y sonidos que responden a mi Voluntad
tan perfecta como infinita.
Todo lo que hice y puedo hacer, es perfecto,
más no me vanaglorio ni espero recompensa:
Mantengo esta humildad impar, que es sólo
un atributo de mi perfección superior,
y la predico.
No me gusta hablar de mi, pero se debe predicar
con el ejemplo: No estamos aquí para hacer
sólo aquello que nos gusta, hay que aceptar, la
perfección contiene límites. Los límites son obra
mía, y quien no los respete tendrá su merecido.
Que nadie ose vanagloriarse de lo que hace
o deja de hacer: Ninguna hez es perfecta.
Si hubiera heces perfectas, serían las mías,
pero no emito eso (aunque podría hacerlo
si quisiera)
Soy amor, el Amor Verdadero no produce
desechos ni emite materia residual.
El amor puro no necesita reproducirse
ni ser reproducido, ni tributa al intercambio
de fluídos.
El comercio es algo propio de la carne,
y merece ser superado.
Continuar...
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