(Walt Waitman)
Examina tus heces, sin prejuicios;
no las descuides, no las mires
de soslayo.
No soslayes esta observación,
tus heces tienen mucho que decirte,
y cuanto dicen es mucho más
esencial que este poema, que no es
poco, o sí: no importa mucho lo que es.
Para leerlas debieras conocer
su lenguaje: está hecho de formas,
colores, aromas y texturas, como
todos los lenguajes. El resto es
desarrollo, y no hay desarrollo
sin metabolismo.
Sin él, no habría poemas ni sujetos
emisores o receptores: nadie podría
leer el destino en las heces del poema,
ni metabolizar una coma, un apócope,
una antanáclasis.
Sin él, no habría intercambio de fluídos
ni comercio carnal, epitelial, espiritual,
ni internacional.
Nos relacionamos por el comercio:
Cualquier sujeto, dador o receptor
lo sabe.
El metabolismo, no es sólo una función
vital: es la base de toda economía sana.
II
El metabolismo es pura elaboración
en evolución, como el poema que
busca su forma.
Todo es forma, y las formas se transforman
con el intercambio: toda forma es un
significante.
No soslayes este poema de heces
sin haberlo metabolizado; aprovecha
su parte útil (hay muchas formas de
ser útil a otros metabolismos)
Observa esas formas que vacilan
después de haber cumplido su servicio
para luego incorporarse a un volumen
superior de aguas servidas.
Observa forma, consistencia, texturas,
tonalidades y detalles de terminación:
Ahí yace la historia evolutiva
de ese bolo que te hace ser sujeto,
aunque lo abandones con premura.
Después de su observación minuciosa,
podrás reanudar el ciclo evolutivo de
tu jornada, atesorando este conocimiento:
El estado de tu función metabólica,
función primordial de la que dependen
todas las otras.
Estas formas que ahora observas,
contienen millones de años de evolución:
expresan la filogénesis histórica de la
especie más desarrollada; la vanguardia
evolutiva de todo el Orden Natural, yace
ante tus ojos, en la materia de esos cuerpos
obscuros que te observan observarlos.
Sin ellas, no serías nada.
No las menosprecies, se gestaron en tu
cuerpo y hablan tu mismo idioma.
III
Tus heces no son tus heces,
aunque las hayas emitido
y sientas que es lo único
que te pertenece:
Son el testimonio y producto natural
de la energía que impulsa la vida
del planeta: un bolo en continua evolución.
Esa emisión nos hermana con todos
los sujetos metabólicos, desde los grandes
saurios, nuestros padres predadores, hasta
la última bacteria que progresa en tu hez.
Es lo que ves, éste no es un poema
existencial, ni confesional: es más bien
bucólico, funcional y metabólico (puede
contener materia residual de otras emisiones
anteriores)
Tus heces no son tus heces.
Puede que sean emanación divina, o semi
(se sabe poco de la fisiología divina)
pero todos los seres vivos tributamos
a esta maravilla y compartimos la
cadena trófica, ésto es la vida:
Transformar la vida de otros seres vivos
en energía útil y excremento.
Algunos entienden que algo tan perfecto
sólo pudo ser creado por una Voluntad Divina.
Debemos ser conscientes, y abonar algún
tributo a la Divinidad o al Orden Natural
que nos emite y todo lo recicla para que la
vida se extienda y siga floreciendo.
Aunque nuestras heces no sirvan
como abono.
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