(Germán Singerman)
La sensatez no posee un valor de cambio,
aunque tampoco sabemos bien qué es.
Pero desde una visión desinteresada, en
el sentido sano de este término, y más allá
de la falta de definición, es dable valorar
aquellas reservas morales que todavía
subsisten.
¿Qué significan las reservas morales?
Nos reservamos la respuesta, para no
confesar tanta ignorancia: la ignorancia
no goza de valoración social, aunque su
práctica sea bastante popular.
La valoración social, procede del sentido
común que, como la sensatez, tampoco
sabemos bien qué es, para ser sensatos.
(Sin embargo, podemos aceptar que,
como todas, las reservas morales son
recursos)
La ética y la moral (que no son lo mismo,
pero al sentido común no le interesan las
diferencias) debieran gobernar nuestras
acciones y pensamientos, para resolver las
diferencias y avanzar hacia el tan mentado
bien común (desconocemos su sentido,
sólo sabemos que hasta ahora nunca existió
y que es hostil al desarrollo)
Las reservas morales… ¿Debemos defender
estos valores que nos quedan?
¿Resulta sustentable?
Para ser sensatos, presentan más dudas que
certezas; pero la defensa de los valores
sigue pareciendo una buena causa.
¿Hay buenas causas?
En otros tiempos, la juventud tenía ideales
de libertad y de justicia, e incluso hasta de
soberanía.
Pero estas palabras fueron perdiendo su
valor original, fueron vaciadas de sentido,
adulteradas, y el soberano duda: los ideales
ya no son lo que eran, y el sujeto histórico
tampoco.
Los jóvenes siguen soñando, son jóvenes.
Pero tienen otros sueños, acaso más sensatos,
no sabemos bien cuales son, pero no serían
los ideales.
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