miércoles, 27 de julio de 2022

La evolución de la mancha

 

(Horacio Ruminal)

 

En el principio fue una mancha blanca,

algo tan ambiguo como sospechoso:

las manchas verdaderas son obscuras,

mientras que el blanco, símbolo de pureza,

sólo podría manchar algo ya manchado

(o maculado, para no evolucionar en la

repetición de esa voz que tanto significa)


Cabe agregar (¿qué le hace una mancha más

a la evolución?) que toda mancha es, ante

todo, un significante, como también lo inverso.


Toda mancha es única, aunque se trate de

una mancha genérica.   Posee rasgos y

características propias que la diferencian

de otras, (como los significantes) lo que

explica la existencia de los concursos de

manchas: Si fueran todas iguales, no tendría

sentido la competencia.

 


II

Volviendo al blanco original, de la mancha de

referencia, no sólo era una mancha blanca,

sino que además, crecía: un signo vital bien

valorado en general, pero altamente sospechoso

para una mancha cualesquiera dada.



No era una mancha mas, se iba expandiendo

de un modo casi imperceptible pero minucioso

y continuo, así como este texto.


La dinámica de las manchas es rica y diversa:

Algunas se expanden a una velocidad y luego

merman, hasta alcanzar su forma definitiva o

máxima expresión.


Las hay que crecen y decrecen o se apagan,

hasta que nos olvidamos de ellas y quedan

ahí, con su expresión vacilante, como parte

del paisaje familiar.


Con el tiempo, uno se acostumbra a su presencia

inocua y convive con ella, incorporándola a la

vida cotidiana, hasta olvidar que alguna vez fue

una mancha incipiente, amenazante e invasora.


Es natural adaptarse y naturalizar todo.

Hay manchas que sólo permanecen en la

memoria. 

 


III

Las manchas, no son algo de lo que se pueda

prescindir, están en todas partes aunque no las

podamos ver y registrar a todas, y su vida útil

es variada:  Depende de la procedencia y las

condiciones del entorno en que se desarrolla,

como cualquier sujeto.


Hay vidas que se perciben como una mancha

para la familia.  Pero ninguna es única, cada

unidad  familiar cultiva sus propias manchas y no

las hay inmaculadas, con excepción de la

Sagrada Familia y el Espíritu Santo, que no

sabemos si es parte de la Familia o sólo una

mancha incolora.


La dinámica de las manchas, es también un

significante: Cuando deja de expandirse y

conoce el estado de reposo, significa que llegó

a su techo como mancha.


Si en nuestro techo, vemos que la mancha de

humedad detuvo su crecimiento, significa que

el vecino de arriba arregló el caño, o al menos

dejó de hacer lo que hizo aparecer la mancha

(Son muchas las actividades humanas capaces

de generar manchas, omitiremos enumerarlas)


Por lo común, todos los vecinos suelen hacer

ese tipo de cosas: Conviene no tener ninguno

arriba, ni al costado, o incluso abajo, en fin,

es un problema generado por la propiedad

horizontal (Tampoco sirve elegir el último

piso, donde las filtraciones son recurrentes)


En realidad, el problema no son las manchas

de humedad, que uno termina aceptando como

algo natural e inevitable: Los vecinos, suelen

emitir cosas peores.


Mejor no hablar de los vecinos, que también

tendrán sus problemas y sus manchas, y seguir

con la mancha que nos ocupa.

 


IV

Para ser justo, o al menos sensato, habría que

ser más contemplativo con las manchas.

La historia de la mancha nos remite a la infancia

¿Quién no ha jugado a la mancha venenosa, o a

alguna otra?  Hay venenos que no manchan pero

¿Quién no se ha manchado?

Luego ¿Quién no compró un quitamanchas?


Entre tantas cosas, le debemos el desarrollo de

esa industria necesaria, así como algunas

memorables expresiones de la cultura popular:

“la pelota no se mancha” (Reza la metáfora divina,

que como toda metáfora, es falsa: cualquiera que

haya jugado en un potrero o un baldío, sabe que sí se

mancha, en el barro o al caer en una zanja, etc.)


Gracias a la industria, conocemos a la famosa mancha

rebelde, un enemigo común al que todos combatimos:

La rebeldía, en sí misma, no goza de buena prensa, y

agregada a la condición negativa de la mancha,

componen una presencia desagradable, que hay que

rechazar de plano y erradicar por cualquier medio

para que no cunda el mal ejemplo.


Por fortuna, gracias a la evolución alcanzada,

disponemos de quitamanchas efectivos de última

generación, y todo indica que seguirán evolucionando

a la par de nuestras manchas.


Como ésta, que empezó como una simple mancha

blanca y evolucionó en esta relación amorfa de

manchas que deambulan e interactúan, sin mayor

sentido de unidad, entre tantas palabras que manchan

el papel, que era blanco como la mancha original.



V

Todas las manchas son originales, todas tienen su

origen (aunque lo desconozcamos) y no hay manchas

apócrifas.


No hay dos idénticas, aunque hay manchas que

constituyen un rasgo identitario, como ciertos lunares

y otras.


Las manchas en la piel del rostro y en el dorso de las

manos, también son un significante: revelan el tiempo

acumulado en un cuerpo. Hay quienes recurren al

dermatólogo para suprimirlas, con resultados aceptables;

otros las aceptan con mayor o menor resignación,

entendiendo que el paso del tiempo es inexorable y es

vano ofrecer resistencia.


Algunos no confían demasiado en la ciencia, y optan

por recurrir a la sabiduría ancestral: “Tenía una mancha

indeseable e inocultalble, probé de todo, y nada. Pero

al final pude deshacerme: Ví a un Chamán y chau

mancha”


La dinámica de las manchas, fue lo que originó el

presente desvío, pero esa dinámica es parte de la

historia: Nuestra Historia es un buen ejemplo

de como el tiempo va degradando distintas manchas

para que olvidemos todo, y podamos vivir sin esa

carga negativa. Nadie es culpable de lo que ocurrió

en el pasado, no estábamos ahí y no podemos hacer

nada para cambiarlo.

 


VI

Damos vuelta la página, y nos ocupamos del presente:

esta mancha blanca que destiñe…


Volviendo a mi mancha de inicio,

esta mancha blanca y creciente

apareció como un rasgo incipiente

en el plumaje de un zorzal, que vive

en mi jardín y suele visitarme, junto

a otros.


Al principio, supuse que podía haberse salpicado

con pintura blanca, que habíamos usado hacía poco.


Después, vi que la mancha se iba extendiendo

y descarté que fuera pintura.


Por último, sólo conservaba algún color

en la cabeza, hasta quedar completa y

definitivamente blanco.


Temí que fuera rechazado por sus pares

y reaccionaran con la violencia

que suelen emplear en otros casos

que me tocó observar. Pero no, por suerte

nada cambió   (no sé si es porque aceptan la

diferencia, o sólo que no la perciben)


Ahora sé que se llama leucismo,

un fenómeno raro que afecta a algunos

individuos entre las aves.


Mi amigo alado luce como el

Espíritu Santo, Ave purísima

si las hay.


La duda existencial y metafísica

sobre la imagen de esta

emanación divina:


¿Inmaculado, o pura mancha?


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