(Ricardo Mansoler)
Nunca probé las nueces de los necios.
Mi camino es recto, no vertical.
El alma del auriga sabe resistir
las virtudes aparentes del paisaje
y no se doblega ante las tentaciones
que no lo merezcan.
El sentido soberano permanece
subalterno, no se inclina ante los frutos
incompuestos que circulan por las
órbitas de la pasión dudosa.
Las nueces más duras, sirven
para romper las otras.
Los necios son ajenos al sentido profundo
y verdadero que contiene una nuez.
No todo siempre es lo que es:
Los frutos engañosos,
son los de mayor valor nutritivo
para el mercado.
No todo es siempre lo que es,
se asciende y se desciende con la misma
pasión, por la virtud y el vicio.
Servir a toda causa humana es vano:
No habita verdad alguna en la consciencia.
Nadie sabe de dónde viene nada.
El alma olvida el mundo
sin necesidad de guía.
A la hora de descender
no olvides tu ascendencia.
Justifica el día.
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