(William Arsenio Pereira)
Un objeto legítimo
podría ser tan o menos
atractivo que otros.
¿Cómo reconocer sus cualidades
verdaderas? ¿Cómo discriminar
la calidad del otro?
Rodeados de objetos tan disímiles
¿Hasta dónde será objetivo el
reconocimiento propio?
No hay apego sin sujeto:
Los cuerpos no dudan entre sí,
para eso está la lengua:
una extensión que produce sujetos.
Los objetos van y vienen, sin un
fin que les sea propio (el tránsito
no es excluyente: un piano puede
permanecer inmóvil en su sitio
durante años; podrá perder afinación,
pero el adjetivo intacto no lo altera ni
define)
Es legítimo, el lenguaje no vacila,
el adjetivo legitima.
Elemental o compuesto, el sujeto
responde a estímulos que lo acercan
a ciertos objetos, más que a otros.
Las calificaciones son cambiantes,
su dinámica lo lleva de uno a otro.
En ocasiones, cree ser objetivo:
hay objetos que duran más que otros.
Nunca se reconoce del todo
en un objeto directo:
Es sujeto de un apego que se apaga,
como el propio sujeto, con todo su
predicamento y objetos directos.
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