(Tomás Lovano)
-Hay quienes quieren que salte todo por
el aire. ¿Usted qué piensa?
-No sé, nunca fui un exaltado. A veces tuve
que saltar algún charco, pero no ando por
la vida a los saltos.
-Claro, pero no siempre se puede elegir:
hay gente que vive a los sobresaltos, y con
cada crisis da un salto hacia abajo…
-Sí, reconozco que es complicado saltar
hacia abajo, y más cuando estamos tocando
fondo.
-Algunos piensan que la profundización de
las contradicciones apura el salto hacia una
resolución radical, que lpodría producir un
salto cualitativo…
-No creo en los saltos, ni en los radicales:
ya fracasaron, son parte del pasado. No creo
en eso de cuanto peor, mejor…
-¿Se considera un hombre escéptico por
naturaleza?
-No, no creo.
-¿No cree en las reservas morales y la voluntad
de unidad para alcanzar nuestro destino de
grandeza?
-No, creo en el pensamiento abstracto, no en
abstracciones vacías.
-Hay quien afirma que un nuevo error significaría
dar un salto al vacío…
-Habría que ver, hasta ahora venimos probando
con el ensayo y error, y aquí estamos… No sé
como será el vacío.
-Pero no le gustan los saltos…
-No, nunca fui un exaltado. Y ya no tengo edad
para serlo.
-¿Y cuando todos saltaban? ¿Nunca le pasó?
-Sí, recuerdo haber estado rodeado de gente que
saltaba como idiota, hace mucho, al grito de “el
que no salta es un holandés”
-Y tuvo que saltar…
-No, no salté, debe haber sido la única vez
que me sentí holandés: hay sentimientos
encontrados...
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