(Horacio Ruminal)
Disponemos de nuevos parásitos
de diseño inteligente.
¿Así lo quiso Dios?
Como sea, es para enorgullecerse:
Es claro que somos una cepa superior.
Observamos una dirección precisa y
superamos metas que nos impulsan
a ir por más.
No tenemos techo, la evolución
nos necesita; la expresamos con
una voluntad indeclinable.
La transformación no para: No se
sabe en qué seremos transformados,
pero aspiramos a algo más.
La evolución nos acerca a la condición
divina: Podríamos alcanzar ese nivel,
acceder a Dios, conocerlo en todos los
sentidos y evolucionar en Parásitos
Divinos.
Ahí si que no nos para nadie...
No hay comentarios:
Publicar un comentario